Al final… Crisis cultural
>> 4/5/11
Todos los seres humanos estamos sometidos a un proceso oscilatorio en nuestro estado de ánimo en mayor o menor medida. Tenemos cierta dosis de ciclotimia. Posiblemente tenga una relación bastante directa con el ejercicio de análisis de nuestros hechos, que unas veces nos lleva a sentirnos bien por el resultado y otras no tanto. Podemos decir que andamos de crisis en crisis como forma de elaborar el pensamiento y la acción. En todo caso la crisis es un signo de evolución y, por ende, de cambio y necesidad de ajuste, lo que conlleva el concepto de oportunidad.
Las crisis personales, que cada cual vaya presentando y resolviendo, forman parte de la individualidad y la personalidad del sujeto. Su ajuste se hará, también, en función de su microcultura familiar y de la cultura de su grupo social.
Pero la cultura de los pueblos se fragua a lo largo de la historia y es un elemento de valor singular que ha de tener un contenido dinámico para adecuarse al espíritu de cada tiempo (Zeitgeist). La componen las formas, actitudes, creencias, convicciones, principios y valores, entre otros elementos, que da como resultado una determinada conducta y forma de interacción social. A modo ejemplar se determinan los mitos, los héroes, leyendas, tabúes, ritos y rituales, etc. que van definiendo cómo se ha de generar el proceso de socialización mediante el cual se integra el sujeto en esa cultura social y qué conducta se espera de él. Ello incluye un sistema de gestión de la comunidad, una normativa y estructura relacional que delimite un modelo de convivencia. En nuestro caso estamos inmersos en una cultura judeo-cristiana donde los valores sustentan una serie de privilegio y sistemática funcional donde prima, en gran medida, la propiedad privada y la individualidad sobre la colectividad, la denodada lucha y la confrontación como forma de escalar, la ley del más fuerte, aunque creamos que está mitigada por no se cuantos otros correctores.
No es mi intención entrar en un análisis pormenorizado de todas y cada una de las variables que concurren hasta generar esta sociedad, a mi juicio injusta, que nos hace soportar crisis periódicas que se gestionan desde los intereses de unos grupos de poder que nos andan administrando, desde tiempo inmemorial, con total arbitrariedad en beneficio propio. Es un grupo de poder que tiene una impresionante capacidad de absorción, pues cae en sus redes todo elemento que vaya, incluso, contra él, como se ha visto a lo largo de la reciente historia. Es evidente que se sustenta en la codicia y la avaricia del propio sujeto. Bajo mi punto de vista, el mal llamado progreso y el avance del sistema tiene como motor esa codicia, que acaba siendo la trampa mortal en la que caemos la inmensa mayoría, cuando llegamos al poder o lo estamos tocando con la punta de los dedos.
Quiero decir con ello que la ética y la moral, de esta cultura social, tiene elementos aberrantes, por lo que necesita de mecanismos de limpieza mental. Es aberrante el nivel de injusticia distributiva, pero tiene la caridad como detergente mental. Un sujeto puede ser un puro ladrón y sinvergüenza desde un punto de vista estrictamente humano, pero como está avalado por unas normas y leyes sociales emanadas de esta cultura, queda exonerado y para equilibrar su disonancia cognitiva recurre a la reparación que le da el sistema… “explota a los demás, pero da limosna en caridad…”. Esto sin contar con la confesión para los creyentes, que es otro instrumento perfecto de lavado automático de conciencias. La religión, pues, vuelve a ser un elemento de primera magnitud para soportar el sistema y la conciencia de quienes lo dirigen y aprovechan.
Pero volvamos al tema concreto de las crisis. Hasta ahora se habló mucho de crisis coyunturales, que son aquellas provocadas por determinadas circunstancias que se resuelven con pequeños ajustes en el sistema; suelen ser periódicas y van asociadas al desajuste de la economía de mercado, entre demanda y oferta.
Luego hay otras más serias, que son las estructurales. Estas ponen más en evidencia al sistema y demandan cambios en la estructura funcional del mismo. Si las anteriores era temporales, circunstanciales y no requerían grandes cambios en el sistema, en este caso la persistencia de la crisis hace que deban tomarse medidas y cambiar la sistemática para salir de ellas y evitar que se repitan; afecta, pues, a las normas y principios. Pero no olvidemos que todo ello se dan el marco cultura de ese pueblo.
No obstante, llegados a este punto, habrá que pensar que esta crisis se escapa de los cauces anteriores, que ya solo no es coyuntural, sino que sobrepasa a la idea estructural, aunque pretendan modificar o reajustar el sistema para seguir en la misma dinámica. La cobardía de nuestros políticos y de nuestra propia sociedad está en no saber o querer ver la realidad, en tener miedo a colapsar el sistema, cuando es evidente que vamos directos a ello. Esta especie de huída hacia delante no hará más que aplazar el colapso y mientras más se tarde más grande será el batacazo. Ya deberían valorar y estudiar la forma de ir reconduciendo el sistema para aminorar el impacto final.
Por tanto, la crisis, ahora, es cultural. Hay que modificar los principios y valores de nuestra cultura para reorientar la filosofía popular a una nueva era donde primen otros nuevos. No podemos seguir en esta dinámica depredadora, exculpatoria y agresiva, donde las culpas siempre son de otros, léase políticos, países, emigrantes, o vaya usted a saber… En todo caso habría, bajo mi modesta opinión, que redefinir esa cultura, no solo cambios de normas y leyes, sino con un proceso educacional, de responsabilidad social, individual y colectiva, que hiciera al individuo más permeable y racional, que abocara en un nuevo contrato social. Eso es complicado, pues hay grupos de influencia y poderes fácticos que siguen apoyando y apostando por el sistema tradicional, que sustenta ese poder propio que no quieren sacrificar.
La cuestión, para mí, está en como fraguar una sociedad madura que no se plegue a los liderazgos paternalistas, que no se deje alienar con falsas orientaciones, que no se atrape en la delegación de su soberanía a sujetos irresponsables, que tome partido y defienda y exija que los gobernantes gobiernen para ellos y no para las clases pudientes, el capital, la banca y los intereses imperialistas de las multinacionales. En suma, introducir esa dosis de librepensamiento que cada cual debe reivindicar desde la responsabilidad de ese nuevo contrato social.
Ahora tenemos, como nunca, la mejor juventud en formación, con mayor conocimiento y capacidad intelectual. La sociedad se gastó buenos cuartos para ello y el sistema responde dejándolos en el paro… Son los “Mejor pre-parados”. Un problema es que la globalización rompió fronteras al mercado, pero no homogenizó las culturas organizacionales; es más, mientras más divididos andemos y mientras más se potencien los localismos, más energía se distraerá de la lucha verdadera, de la que lleve a esa homogenización global, no solo de valores y principios, que definen las culturas, sino del propio desarrollo humanista y social.
Sigo diciendo, desde hace ya bastante tiempo, que hay dos tendencias en lucha, la que busca una clase dominante, dueña del mundo y sus recursos y usa, si le interesa, a las ciudadanía en general, la aliena, pero si no la necesita la enfrenta y provoca el conflicto sin importarle la vida ajena; esa sociedad falta de ética, amoral y asimétrica se está fraguando en este tiempo desde grupos de poder ocultos, o entre bastidores; son los de siempre, los mismos perros con distinto collar, apoyados invariablemente, también, por los de siempre. Por otro lado está otra tendencia que busca la simetría, la justicia social y el valor humano por encima del valor material; aquellos que cada vez tienen más conciencia del entorno y de la imposibilidad de seguir en esta loca marcha que acabará con todo en poco tiempo. Este último colectivo tiene cada vez más fuerza, como podemos ver con el protagonismo que va adquiriendo en los medios de comunicación libres, como es esta red, donde se van aglutinando y sedimentando ideas de otra concepción de democracia más justa.
Los cambios hay que sembrarlos cultivarlos y abonarlos. Solo se da un cambio definitivo si tiene suficiente apoyo social, si es asumido y empujado por la colectividad. Pero para ello se ha de establecer el llamado Zeitgeist, el espíritu de los tiempos, que muestra un clima intelectual y cultural capaz de reorientar nuestra cultura hacia otra estructura funcional y social más justa, más simétrica.
¿Empezamos… o dejamos que ganen los otros? Habrá que no caer en sus señuelos, reconocer la importancia de cada cosa, en no entrar en debates disociativos, sino en convergentes, en buscar lo que nos une y no lo que nos separa. El partido del siglo se juega entre los simétricos y los asimétricos, entre el humanismo y el clasismo, entre los simbiontes y los saprofitos; no entre el Barça y el Madrid… El resultado final será la supremacía de una cultura u otra.
Las crisis personales, que cada cual vaya presentando y resolviendo, forman parte de la individualidad y la personalidad del sujeto. Su ajuste se hará, también, en función de su microcultura familiar y de la cultura de su grupo social.
Pero la cultura de los pueblos se fragua a lo largo de la historia y es un elemento de valor singular que ha de tener un contenido dinámico para adecuarse al espíritu de cada tiempo (Zeitgeist). La componen las formas, actitudes, creencias, convicciones, principios y valores, entre otros elementos, que da como resultado una determinada conducta y forma de interacción social. A modo ejemplar se determinan los mitos, los héroes, leyendas, tabúes, ritos y rituales, etc. que van definiendo cómo se ha de generar el proceso de socialización mediante el cual se integra el sujeto en esa cultura social y qué conducta se espera de él. Ello incluye un sistema de gestión de la comunidad, una normativa y estructura relacional que delimite un modelo de convivencia. En nuestro caso estamos inmersos en una cultura judeo-cristiana donde los valores sustentan una serie de privilegio y sistemática funcional donde prima, en gran medida, la propiedad privada y la individualidad sobre la colectividad, la denodada lucha y la confrontación como forma de escalar, la ley del más fuerte, aunque creamos que está mitigada por no se cuantos otros correctores.
No es mi intención entrar en un análisis pormenorizado de todas y cada una de las variables que concurren hasta generar esta sociedad, a mi juicio injusta, que nos hace soportar crisis periódicas que se gestionan desde los intereses de unos grupos de poder que nos andan administrando, desde tiempo inmemorial, con total arbitrariedad en beneficio propio. Es un grupo de poder que tiene una impresionante capacidad de absorción, pues cae en sus redes todo elemento que vaya, incluso, contra él, como se ha visto a lo largo de la reciente historia. Es evidente que se sustenta en la codicia y la avaricia del propio sujeto. Bajo mi punto de vista, el mal llamado progreso y el avance del sistema tiene como motor esa codicia, que acaba siendo la trampa mortal en la que caemos la inmensa mayoría, cuando llegamos al poder o lo estamos tocando con la punta de los dedos.
Quiero decir con ello que la ética y la moral, de esta cultura social, tiene elementos aberrantes, por lo que necesita de mecanismos de limpieza mental. Es aberrante el nivel de injusticia distributiva, pero tiene la caridad como detergente mental. Un sujeto puede ser un puro ladrón y sinvergüenza desde un punto de vista estrictamente humano, pero como está avalado por unas normas y leyes sociales emanadas de esta cultura, queda exonerado y para equilibrar su disonancia cognitiva recurre a la reparación que le da el sistema… “explota a los demás, pero da limosna en caridad…”. Esto sin contar con la confesión para los creyentes, que es otro instrumento perfecto de lavado automático de conciencias. La religión, pues, vuelve a ser un elemento de primera magnitud para soportar el sistema y la conciencia de quienes lo dirigen y aprovechan.
Pero volvamos al tema concreto de las crisis. Hasta ahora se habló mucho de crisis coyunturales, que son aquellas provocadas por determinadas circunstancias que se resuelven con pequeños ajustes en el sistema; suelen ser periódicas y van asociadas al desajuste de la economía de mercado, entre demanda y oferta.
Luego hay otras más serias, que son las estructurales. Estas ponen más en evidencia al sistema y demandan cambios en la estructura funcional del mismo. Si las anteriores era temporales, circunstanciales y no requerían grandes cambios en el sistema, en este caso la persistencia de la crisis hace que deban tomarse medidas y cambiar la sistemática para salir de ellas y evitar que se repitan; afecta, pues, a las normas y principios. Pero no olvidemos que todo ello se dan el marco cultura de ese pueblo.
No obstante, llegados a este punto, habrá que pensar que esta crisis se escapa de los cauces anteriores, que ya solo no es coyuntural, sino que sobrepasa a la idea estructural, aunque pretendan modificar o reajustar el sistema para seguir en la misma dinámica. La cobardía de nuestros políticos y de nuestra propia sociedad está en no saber o querer ver la realidad, en tener miedo a colapsar el sistema, cuando es evidente que vamos directos a ello. Esta especie de huída hacia delante no hará más que aplazar el colapso y mientras más se tarde más grande será el batacazo. Ya deberían valorar y estudiar la forma de ir reconduciendo el sistema para aminorar el impacto final.
Por tanto, la crisis, ahora, es cultural. Hay que modificar los principios y valores de nuestra cultura para reorientar la filosofía popular a una nueva era donde primen otros nuevos. No podemos seguir en esta dinámica depredadora, exculpatoria y agresiva, donde las culpas siempre son de otros, léase políticos, países, emigrantes, o vaya usted a saber… En todo caso habría, bajo mi modesta opinión, que redefinir esa cultura, no solo cambios de normas y leyes, sino con un proceso educacional, de responsabilidad social, individual y colectiva, que hiciera al individuo más permeable y racional, que abocara en un nuevo contrato social. Eso es complicado, pues hay grupos de influencia y poderes fácticos que siguen apoyando y apostando por el sistema tradicional, que sustenta ese poder propio que no quieren sacrificar.
La cuestión, para mí, está en como fraguar una sociedad madura que no se plegue a los liderazgos paternalistas, que no se deje alienar con falsas orientaciones, que no se atrape en la delegación de su soberanía a sujetos irresponsables, que tome partido y defienda y exija que los gobernantes gobiernen para ellos y no para las clases pudientes, el capital, la banca y los intereses imperialistas de las multinacionales. En suma, introducir esa dosis de librepensamiento que cada cual debe reivindicar desde la responsabilidad de ese nuevo contrato social.
Ahora tenemos, como nunca, la mejor juventud en formación, con mayor conocimiento y capacidad intelectual. La sociedad se gastó buenos cuartos para ello y el sistema responde dejándolos en el paro… Son los “Mejor pre-parados”. Un problema es que la globalización rompió fronteras al mercado, pero no homogenizó las culturas organizacionales; es más, mientras más divididos andemos y mientras más se potencien los localismos, más energía se distraerá de la lucha verdadera, de la que lleve a esa homogenización global, no solo de valores y principios, que definen las culturas, sino del propio desarrollo humanista y social.
Sigo diciendo, desde hace ya bastante tiempo, que hay dos tendencias en lucha, la que busca una clase dominante, dueña del mundo y sus recursos y usa, si le interesa, a las ciudadanía en general, la aliena, pero si no la necesita la enfrenta y provoca el conflicto sin importarle la vida ajena; esa sociedad falta de ética, amoral y asimétrica se está fraguando en este tiempo desde grupos de poder ocultos, o entre bastidores; son los de siempre, los mismos perros con distinto collar, apoyados invariablemente, también, por los de siempre. Por otro lado está otra tendencia que busca la simetría, la justicia social y el valor humano por encima del valor material; aquellos que cada vez tienen más conciencia del entorno y de la imposibilidad de seguir en esta loca marcha que acabará con todo en poco tiempo. Este último colectivo tiene cada vez más fuerza, como podemos ver con el protagonismo que va adquiriendo en los medios de comunicación libres, como es esta red, donde se van aglutinando y sedimentando ideas de otra concepción de democracia más justa.
Los cambios hay que sembrarlos cultivarlos y abonarlos. Solo se da un cambio definitivo si tiene suficiente apoyo social, si es asumido y empujado por la colectividad. Pero para ello se ha de establecer el llamado Zeitgeist, el espíritu de los tiempos, que muestra un clima intelectual y cultural capaz de reorientar nuestra cultura hacia otra estructura funcional y social más justa, más simétrica.
¿Empezamos… o dejamos que ganen los otros? Habrá que no caer en sus señuelos, reconocer la importancia de cada cosa, en no entrar en debates disociativos, sino en convergentes, en buscar lo que nos une y no lo que nos separa. El partido del siglo se juega entre los simétricos y los asimétricos, entre el humanismo y el clasismo, entre los simbiontes y los saprofitos; no entre el Barça y el Madrid… El resultado final será la supremacía de una cultura u otra.
¡Por un hombre nuevo!
30 comentaris:
Estoy contigo Antonio en que esta crisis es estructural y definitiva, al menos en nuestro modelo económico y energético, estamos todavía en la fase de negación, aunque se cuente con datos lo suficientemente abrumadores y sólidos como para que baste un somero análisis lógico para percibir la evidencia. Quedan aún sin embargo, varias fases hasta una aceptación de lo que ocurre. Creo por tanto Antonio, que tus conocimientos de sicología son por tanto necesarios y fundamentales para ayudar en ese proceso de adaptación, porque en buena medida lo que nos mantiene petrificados es la incertidumbre y la negación emocional de lo que hace tiempo que sabemos: nuestro modelo es insostenible.
Estamos perdiendo un tiempo precioso para desarrollar una transición que minimice los efectos de un colapso brutal. Los criterios de justicia social son imprescindibles, de lo contrario al colapso económico seguirá la destrucción de nuestra civilización.
Camino, parece apocalíptico, pero así es... O nos espabilamos o nos vamos a la M.
Añadiría sin embargo algunos matices, las crisis económica, de recursos, cultural y medioambiental, son inseparables y se realimentan unas a otras, de ahí la necesidad de una visión sistémica y global. Pero será muy difícil que quede algo de nuestra civilización si de forma brutal nos vemos abocados al escalón mas bajo de la pirámide de Maslow. De ahí la necesidad de una transición lo menos brusca posible.
En ese sentido diría que es muy importante tener claro aquello que debemos conservar del actual modelo ajustándonos de tal forma que queden garantizados la alimentación, la sanidad, la educación y la comunicación(internet). No solo es una cuestión de justicia, que también debería ser un pilar básico del nuevo sistema, es cuestión de eficiencia energética. La automoción privada será una de las primeras cosas que se verá drásticamente restringida, la comunicación y la interacción telemática, puede suplir muchas funciones. Por eso precisamente la economía alimentaria deberá ser lo mas autosuficiente posible a escala local, puesto que el transporte es totalmente dependiente del petróleo.
No quiero alargarme, solamente quería hacer notar la importancia de delimitar los parámetros físicos a los que el nuevo modelo deberá adaptarse.
¿Tu crees que tenemos la juventud mejor preparada?
No sé yo, creo que objetivo principal de nuestro sistema educativo es el de fomentar las medocridades. Los niveles cada vez son más bajos, además los hay que abandonan la primaria y son analfabetos funcionales.
La universidad está masificada y la investigación en España deja mucho que desear. Los planes de estudios se renuevan atendiendo a las ideas de cuatro iluminados que no han pisado un aula ni por casualidad, los psicopedagogos que parten de la base de que cuanto más masticado se les dés todo mejos y han olvidado que el aprendizaje depende de las capacidades individuales de cada uno y de que aprender es un acto voluntario. Creo que a los poderes fácticos les interesa formar a las masas con escaso sentido crítico para que no se les cuestione.
Se ha abandonado la cultura del esfuerzo y en escuelas e institutos se trabaja más de cara a la galería que otra cosa mientras los profesores se esfuerzan y se desaniman ante un alumnado que no aprende ni tiene ganas de aprender.
El colectivo de los docentes es el que padece más depresiones con diferencia.
Hay una crisis de valores, como dices, esperemos que de ella salga un nuevo modelo de sociedad pensante y crítica que deje de creer en "dogmas" de fe sean religiosos políticos o sociales.
Un abrazo.
Camino, como bien sabes, yo me identifico con los sistémico y global, por lo que no quitaré una coma a lo que dices y lo entiendo como una excelente aportación a mi escrito, Gracias por ello.
Antonia, entramos en un campo interesante. Te diré: El nivel de conocimiento de esta juventud es muy superior a las anteriores a nivel general, lo que no quiere decir que existieran antes fenómenos más capacitados que la mayoría de ahora. Pero, generalizando, ha habido mayor acceso a la educación y comunicación por parte del pueblo. La juventud tiene más capacidad de razonamiento, domina más los medios tecnológicos y puede ser un excelente aliado o un terrible enemigo. Si a esta juventud le das trabajo y los metes en el sistema se alienarán y serán unos aliados del sistema, pero si les dejas marginados, pre-parados, y frustrados, serán una baza importantísima para la revolución o cambio, para hacer caer al sistema. Eso es lo que define las grandes crisis; cada generación debe tener su propio proyecto de vida, continuista o no, pero no puedes apartarla de su destino y responsabilidad, otra cosa es cómo la gestionas. El poder lo ostenta una generación, pero tiene que dar el relevo invariablemente a la siguiente y ahí están ellos. Si los reconducen, sin los alienan y someten, habrán ganado los de siempre, pero no parece que las cosas puedan ir por ahí, si seguimos los movimientos en el ciberespacio. Algo se está moviendo, y mucho, en muy diversos países, lo estamos viendo. Curiosamente una masa joven está reivindicando su papel y si no se lo otorgan, lo tomarán. Otra cosa es quien dirige la maniobra y cuales son los objetivos. Puede acabar en un integrismo o en una verdadera libertad de pensamiento y de justicia social.
En toda crisis hay debilidades y fortalezas, ventajas y riesgos, lo importante sería evitar volver a caer en manos de los de siempre, de los líderes que se ofrecen a sacarte del atolladero y luego te esclavizan ellos desde su liderato.
Hay mucho que cortar y que contar, pero yo creo que estamos en ello. Veremos si somos capaces de ser racionales y aprovechar lo bueno que tengamos y eliminar lo malo, de elegir algo mejor y sostenerlo, de ser dinámicos y adaptarnos al momento evolutivo y crear una cultura dinámica y sostenible y humanista, de romper con el pasado, con la visión miope y tener más amplitud de miras, pasando del localismo a lo universal.
No sé Antonio, no sé si el pre-paro tendrá como consecuencia la conquista del Poder.
Yo estoy en FB, la red social por excelencia con un gran poder de convocatoria según hemos visto en las revoluciones en el Norte de África y que han servido para echar a un par de sátrapas pero, de momento no parece que los nuevos mandatarios vayan a explorar nuevas sendas... Estoy en FB veo lo hay y es increíble la cantidad de tonterías con las que los jóvenes y los no tan jóvenes entretenemos nuestros ocios y me incluyo: hadas mágicas, horóscopos, chistes fáciles etc. etc.
Petons.
Tal vez tengas razón en eso, amiga Antonia. Yo también estoy en FB y, aunque no suelo andar mucho por allí, cuando voy me sorprende la cantidad de tonterías que se encuentra uno…
Pero, aunque yo confunda el deseo con la realidad, como a veces me parece, creo que ante la necesidad, la incapacidad de cubrir sus necesidades desde los padres y tener que asumir responsabilidades que no están acostumbrados a asumir, por haberles hiperprotegido desde nuestra generación, acabarán reconduciendo sus capacidades intelectuales hacia otra orientación.
Me preocupa, no obstante, que no sean capaces de evitar caer en manos de otros sátrapas, que les den lo que necesitan para seguir en la indiferencia alienante y el consumismo y la sumisión. No, no hemos hecho librepensadores críticos y responsables. Eso me recuerda un artículo que publiqué en mi blog llamado: “Qué mundo le dejamos a nuestros hijos y qué hijos le dejamos a nuestro mundo”.
Un abrazo y el tiempo nos dirá…
Ay, Antonio, qué bonito lo que dices y qué bien lo dices. Y cuánta razón tienes además. Sólo en algún punto podría discutirte, como hace Antònia, pero acaban siendo meras cuestiones de matiz.
Respecto al tema de la crisis ha acabado sucediendo que no sé exactamente cómo analizarla. Hay momentos en que mi no-natural espíritu romántico me lleva a verla como una oportunidad que se está fraguando. Pero mi natural desengañado me dice, al poco, que en cuanto se recupere la cosa económicamente, todo seguirá igual con la diferencia de que los ricos serán un poco más ricos y los pobres un poco más puteados.
Hoy salen las encuestas electorales. Si se confirman tendrán una lectura muy clara: se confirmará que a la gente lo ético le da exactamente igual. ¿Corrupción? ¿Corruptelas? ¡Ya! ¿Y qué? Bueno, pues ese no es exactamente un caldo de cultivo para mirar el tema de forma demasiado romántica. Este es, de momento, el imperio de los egoístas y los impostores.
Más bien percibo un retroceso a una manera de organizarse muy medieval. Una minoría afortunada y una minoría que se entretiene con el FB o con el Barça Madrid, que sustituye a los toros (afortunadamente, dejadme que lo diga). Esa minoría que pasa de todo porque está lo suficientemente adormecida/entumecida, y a la que palabras como progreso, ética, moral, compromiso, suenan demasiado elevadas. Lo siento, se mezcla el desengaño eterno mío y una cierta misantropía que cada vez me resulta más inevitable. Ahora bien, completamente de acuerdo en que la crisis es cultural. Naturalmente. Y de ahí pueden surgir cosas, avances. Espero estar equivocado y que se den, sin dilación (porque el crash oil del que habla Camino también me parece un elemento bastante relacionado con nuestro propio espíritu de época... quiero decir, como decían en la tele, con la que se avecina). Me quedo con cosas que señalar pero es suficiente. Como siempre, Antonio, generando preguntas y análisis. Saludos y gracias.
Interesante artículo cuya visión comparto. Muy de acuerdo en que debemos redefinir los valores en los que queremos cimentar nuestra sociedad de hoy y mañana.
Un abrazo
Sólo desde una postura responsable y ética conseguiremos cambiar. Aunemos esfuerzos, que muchas individualidades juntas forman legiones.
Creo que las personas de a pie están de acuerdo. Las miro y escucho a diario y sé que esto no puede continuar así. Veremos qué ocurre el día 15.
Una estupenda entrada, querido Antonio. Te felicito y me uno a tu exigencia: ¿Por un hombre nuevo!
Un abrazo.
Ay Antonio, que he escrito un texto larguisimo y no "ha colado". Tengo fatal la cobertura hoy.
Resumiendo: Me ha encantado tu entrada para variar, así como los posteriores comentarios. Emocionalmente siento como Eastriver. Siempre existirán dos bandos, inevitablemente, intentemos que sean lo más educados y cultos posible, al menos. Me tengo que refugiar en el nihilismo para no sufrir ante lo que prometen los tiempos venideros, porque evidentemente, somos humanos y compartimos las emociones de alegría y dolor aún conscientes de la presencia del bálsamo nihilista. Un fuerte abrazo.
El anterior comentario me salió mucho mejor.
Gracias, Ramón. Bueno, lo de oportunidad sí creo en ella. Lo que pasa es que esa oportunidad es para todos, incluidos los otros, y ellos pueden andar mejor preparados para llevarse el gato al agua. No obstante, la huída hacia adelante solo retrasará el colapso, pues ya se está viendo que este sistema no es sostenible, aunque podría funcionar desde la injusticia total y la asimetría. Unos mucho y otros nada.
Si digo crisis cultural, me refiero a eso de la ética también. Han creado una sociedad corrupta que genera políticos y gente socialmente corruptos. Eso les beneficia. El Sr. Capms es votado siendo corrupto, al igual que otros muchos, por gente que tolera la corrupción de los suyos, tal vez pensando que son, eso, los suyos y se les excusa, lo que también les hace corruptos. Estamos en una sociedad corrupta, de pillería, en la descendencia de Rinconete y Cortadillo, del Lazarillo de Tormes, etc. esos mitos se siguen estudiando en nuestras escuelas y crean, como todo mito, conductas y tolerancia.
Por otro lado, el circo romano sigue rulando. Sea el futbol, los toros o los miserables espectáculos de Tele5, el pueblo mediocre sigue pidiendo pan y circo. Por eso se adoctrina en la mediocridad, en la inmadurez, para poder controlar e influirlo. Pero puede que a un inmadure se le tenga que canalizar su instinto y sus emociones irracionales por esta vía, antes que enfrentarlo a un debate de política social y acabar a tiros..
Ramón, crisis cultural, al fin y al cabo. Necesitamos, bajo mi punto de vista, otra cultura, otros valores enfocados al debate y no al combate.
Un abrazo
Gracias, Myriam, por tu comentario. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que estamos ante una crisis de valores. El problema es que algunos dicen que se han perdido y que hay que retomarlos, los antiguos, cuando lo que hay que hacer es ver por qué se perdieron y cuales deben retomarse y cuales evitarlos por obsoletos.
Un abrazo
Gracias, Isabel. Comparto esa idea de que se ha de cambiar desde la responsabilidad y la madurez social. Ya no estamos totalmente apartados de las fuentes de información, tenemos más información que nunca y no sabemos gestionarla. Lo primero debería ser una cultura donde primara el valor del desarrollo personal para hacer al ser humano más libre, más responsable, más modesto y receptivo, pues la libertad sin responsabilidad no es objetiva. Desde esa responsabilidad, su capacidad de análisis sería sumatoria, provocaría sinergias que mejorarían la propia sociedad, pero con estos valores, donde la avaricia y la codicia, la propiedad privada y el materialismo se imponen al propio ser humano, no se puede llegar muy lejos. O cambiamos esos principios o nos vamos al carajo…
Un abrazo
Lo siento emejota. Seguro que tu texto era interesante, aunque este no deja de serlo también.
Yo ampliaría los bandos. Creo que hay en este mundo, unos 6.000 millones de bandos. Esos bandos se asocian en otros bandos mayores según sus intereses y estos a su vez en otros y así sucesivamente hasta llegar a un solo bando, el del ser humano y la propia naturaleza. Tal vez ese debería ser el final y anteponer todos los intereses al beneficio de la colectividad, no humana, sino global, en conjunción con el resto de vida que puebla la tierra, que es el verdadero bando. Pero el ser humano es dual, dicotómico, entre lo individual y lo social. Hasta ahora, torpemente, se centró en lo individual, pues esta cultura potenció esa competitividad, esa confrontación y no la aproximación social que llevara a la conjunción de fuerzas para el crecimiento en ligar de para el robo y la destrucción.
Es cierto, llevamos dos lobos en nuestro interior; el bueno y el malo, depende de a quien alimentemos asó será el futuro.
Un abrazo
Me satisface leerle Antonio, y a los demás. Asi vamos construyendonos de nuevo. Deseo que en justicia sobre todo.
Saludos.
Hola, Antonio. Llevo siguiendo el interesantísimo tema desde el comienzo y no osaba comentar, acomplejado ante el alto nivel cultural de los participantes.
Sólo decir que me gusta tu planteamiento, que lo explicas de manera clara y excelente y que deberíamos hacer tal como dices; pero que creo que tal como nos han educado y estamos acostumbrados a vivir, es una utopía. Quizá se deba a que, al igual que Camino, soy algo escéptico a lo que añado eso de “A perro escaldado...”
Me veo viajando a gran velocidad por la autopista en un coche de segunda mano en compañía de unos amigos, comentando sobre la subida de impuestos, los recortes, las elecciones, la superpoblación, Mouriño y el fútbol... sin saber que el vehículo va perdiendo líquido de los frenos. De nada servirá llevar puesto el cinturón y el móvil apagado.
Un abrazo, amigo
Gracias, Beli. Para mí es un placer compartir ideas y pensamientos, así, como tú dices, vamos construyendo.
Un abrazo
Juan, tú sabes cuna importantes son todas las visiones, cada cual desde su atalaya. Eso permite ver que hay otras formas de ver y entender las cosas, pero si siempre vamos con la mente abierta al final concluiremos en lo mejor para todos, aunque de momento sea una utopía. Por eso hablo de cambio cultural, porque lleva aparejado el cambio de actitudes y conductas.
Me encanta el símil que estableces de la autopista, autopista de la vida. Antes era un camino lento y pesado para casi todos, y facilón para los ricos, pero ahora nos permitimos, muchos, poder hacerlo en vehículos confortables. Ahí puede estar el problema, que mientras unos lo hacemos en buenos vehículos otros lo tienen que hacer andando, nosotros gastamos la gasolina (los recursos) y ellos ni la ven. El que no tiene buen vehículo o va andando puede ser atropellado, averiado el coche o ir a ritmo lento… La vida no es igual para todos, hay papás que nos compran el coche mientras otros tienen que ganarlo con demasiado trabajo.
Eso, amigo mío, da que pensar en cual sería la mejor solución y que durara la cosa…
Un abrazo y gracias por comentario
El problema esencial consiste en cómo lograr despertar una nueva conciencia entre la juventud adormecida. No es difícil demostrar que vivimos en una dictadura del mercado y no en una democracia, que se nos han ido robando derechos y libertades, que cuando se vota, a la perdona que se vota nunca te va a representar a ti, sino que defenderá los intereses de la Banca y el gran Capital, como amos que son del mercado. Pero la gente sigue votando a unos políticos corruptos e ineptos, y que no les representan ni les defienden. Sartre dijo: "sois responsables en tanto que individuos". No podemos trasladar nuestra responsabilidad a ningún ente y después quejarnos, o echarles la culpa de todos nuestros males. Este es el tipo de pedagogía nueva, basada en la responsabilidad, en la necesidad de un cambio social de cariz casi revolucionario hacia una democracia participativa usando las nuevas tecnologías de que disponemos, y hacer ese cambio pacíficamente, a través de movilizaciones de jóvenes estudiantes y parados, por medio de la desobediencia civil, obligando a los sindicatos a volver por sus fueros, y otras ideas.
En fin, creo que para ser el primer día, me he dejado llevar por la ilusión.
Saludos, y un abrazo.
Llevo unos dias enganchada a este blog, aunque a priori no soy yo mucho de blogs aunque quizas ahora que ya no estan de moda yo me convierta en bloger (será mi espiritu de contradiccion). Esta entrada, en especial, conecta con algo muy personal que llevo algunos dias pensando. Nos quedamos, porque asi nos lo muestran todos, en la parte economica, sin buscar en las motivaciones profundas, y en los resultado posibles y profundos. Toda crisis implica una crisis de valores. Como veo que vuestro grupo pareceis compartir esta idea y quereis darla a conocer debo deciros que en cierta medida, vosotros y otros grupos parecidos, podeis conseguir que pequeños grupusculos se acerquen al problema desde una nueva optica. Buen blog y buenas intenciones, aunque siempre es mas comodo esconder la cabeza bajo el ala.
Muchísimas gracias, Carlos, por tu aportación. Creo que compartimos una idea, y un análisis, bastante parecido de la situación. Por lo que me uno la estructura argumental de tu comentario.
Respecto a la pregunta de cómo lograr esa conciencia entre la juventud adormecida, solo se me ocurre, desde la concepción teórica de la formación de grupos y del proceso de socialización, decirte que eso es precisamente lo que planteo, la necesidad de cambiar de cultura organizacional. Sabedores de que hay dos formas básicas, como son la traumática revolucionaria con arrebatamiento del poder, por la fuerza, la influencia o la amenaza, al que lo ostenta y, por otra, el cambio cultural por convicción, por asimilación de otros principios que se orienten a una nueva dimensión humana. Los principios ya tienen nombre y existen, lo que pasa es que los han adormecido y hay que despertarlos. El primer caso, para mí, siempre, o casi siempre, terminó con los sujetos sometidos a los nuevos líderes en mayor o menor medida. Las revoluciones recientes parecía que iban a liberar al ciudadano y acabó sometiéndolos a dictaduras de ideas encapsulas y poder omnipresente. El resultado de mejora de la sociedad se ha ido dando por el ejercicio de la propia libertad del sujeto y por su capacidad para criticar y participar en la toma de decisiones. Pero ahora, el poder económico, andan jugando con algo muy feo: Han revertido el juego de la política representativa y lo han enfocado a su propio beneficio, entendiendo que el progreso es el consumo y que la economía se ha de calentar para que crezca un país y aquí hay mucha tela que cortar en cuanto le estemos haciendo el juego a esos grupos de poder ocultos y manipuladores, que nos presenta la perversión del mundo político pero se amparan en la sombra para ocultar sus aberraciones y maldades propias, ya tienen pues, el chivo expiatorio. En todo caso, creo que nadie suelta nada sin oposición, o amenaza de pérdida mayor, por lo que ambas opciones se conjugan automáticamente.
Se habla de PIB, pero se obvia el bienestar integral, la felicidad de la gente y su desarrollo personal, todo será diferente cuando se hable de PFB (Producto de Felicidad Bruto) y FPC (Felicidad per cápita)
El asunto, bajo mi modesto punto de vista, está en conseguir convertir el proceso de adoctrinamiento y socialización en algo más crítico y racional, más dinámico, que sea capaz de adaptarse a la evolución del ser humano, desde principios y valores más humanistas, hacia unos objetivos distintos, que se imbriquen en su propia esencia de libertad, de libre albedrío y de desarrollo personal compartido y solidario, o lo que es lo mismo, esa cambio cultural que reclamo. Se resisten las religiones, los poderes fácticos y los alienados, los que no son capaces de ver más allí, pero sí más atrás., pues allí se fundamentó su poder y por él luchan-
En fin, no me quiero enrollar más que va a parecer otra entrada completa.
Un abrazo y bienvenido a esta casa, en lo que a mí respecta.
Bienvenida, Monic. Es un placer que te enganches a este blog, eso nos muestra que funciona la intencionalidad primigenia de compartir opinión.
Cuando hablo de “un hombre nuevo”, (desvístase el comentario de su contenido de género) me refiero a aquel que encaje en ese nuevo mundo que ya se empieza a adivinar en el horizonte, pero el problema es que ese mundo será de una u otra forma según se vaya construyendo el presente, ya que el mañana es una transición desde el hoy. No obstante, hay avanzadillas que vislumbran mejor, que otean el horizonte con más claridad. Esas minorías solo deben alumbrar para que todos vean ese futuro distinto y lo construyan, dar la mano y caminar juntos hasta el mismo. No caigamos en lo que ya nos pasó, el ir siguiendo al líder que nos exhortaba a avanzar, como en las guerras detrás del capitán, que era el mando, con lo que ello implicaba, y cuando llegó al poder nos traicionó y sometió a sus caprichos, pues se sentía superior, el padre de la revolución… Tal vez por eso yo sea poco gregario, porque a mí los líderes me la traen floja (perdona la expresión popular), salvo aquellos que son producto de la soberanía popular y sometidos a control periódico, cuando no inmediato, de sus actos.
Para mí, amiga Monic, hay un hecho trascendente en esa filosofía perversa de vida que se nos ha sembrado. Se nos hizo corruptos y codiciosos, o se despertó ese deseo dormido, aletargando otros valores contrapuestos, para hacer de la sociedad una cómplice encubierta de las injusticias del sistema económico y social. Nosotros, en general, no somos mejores que nuestro políticos. Eso se demuestra cuando votamos a gente procesada y sospechosa de corrupción. Tal vez pretendamos tener también un chivo expiatorio para nuestras maldades y proyectemos en el político esas actitudes propias de defraudar al fisco, del engaño a Hacienda que tanto han calado en nuestra sociedad… Somos pícaros tradicionalmente, y muy amigos del: Y tú más... Por tanto, habrá que incluir en esos valores nuevos la implicación, la responsabilidad compartida y el sentido de grupo o colectivo universal.
Un abrazo
Se me ocurre un nuevo apunte y es que desde hace tiempo tiempo la que se llamó clase obrera cambió la lucha por unos valores por la lucha por unos intereses. Este matiz no es nimio, sino que supone que a día de hoy empresarios, banqueros y trabajadores comparten en buena medida los mismos valores aunque sus intereses sean contrapuestos y "regulados" por el mercado de trabajo.
Eso me hace pensar, amigo Camino, que el ser humano, en esta cultura, se mueve por el egoísmo y la codicia. Por eso planteo lo que digo al final del cuarto párrafo, donde la catalogo cono el móvil para caer en la trampa mortal que nos tienden desde el poder.
Hay que revertir los valores. Lo malo es que ante la crisis de valores, muchos, como ya he dicho antes, donde incluyo a la iglesia y la derecha clásica, sin exculpar a la izquierda reconvertida, pretenden volver a los valores pasados como el orden y demás. La regresión no es la solución, pero hemos de constatar e identificar claramente cuales son los valores que ha de sustituir a los antiguos y obsoletos y cuales los que debemos de conservar, para estructurar una nueva sociedad, una nueva cultura.
Siempre he pensado eso, que no somos mejores que nuestros politicos. Quiero decir que si les votamos es porque no nos parece tan mal lo que hacen. La corrupcion, portanto, la tenemos en casa. Estoy hablando a nivel general como hacees tu, no individualizando. Entonces si el problema es humano, eso querra decir que no existe solucion. O sí existe. ¿Tú crees de verdad que sí existe? Muy interesantes tus respuestas y el debate.
Amiga Monic, siguiendo un poco en la línea de mi respuesta anterior, he de decir que el ser humano es complejo, conjuga en su interior todo lo bueno y lo malo, entendiendo, incluso, lo relativo del término, pues la bondad y la maldad está muy arraigada a los preceptos culturales. En ese sentido creo que está la clave. Si tenemos una cultura como la nuestra, que se fragua en las guerras bíblicas, en la confrontación del pueblo de Israel con sus vecinos, entendiéndose este como el pueblo de dios, de un dios guerrero y vengativo con el enemigo al que destruye para salvar a su pueblo, y sigue esa dinámica en los periodos cristianos del medievo, las guerras con botines y rapiña, las colonizaciones y la propia evolución de la iglesia anatemizando a las otras ideas como herejías, colegiremos que esto no va a funcionar hasta que se despierten otros valores menos agresivos e impositivos, más libres y que busquen la capacidad del ser humano para evolucionar, en lugar de enmarcarlo y encorsetarlo por creencias donde se alaba y practica la violencia cuando es en beneficio del grupo, incluyendo la injusticia de la rapiña y la explotación del hombre por el hombre.
Mi miedo es que se están retomando esos viejos valores, que nos harán retroceder mucho en la evolución de la humanidad como ente global. Tenemos, pues, tema de debate para rato, ya que no se desmonta o reconduce una cultura tan fácilmente cuando hay tantos intereses de por medio, con organizaciones tan poderosas como las que forman el entramado de nuestra sociedad. Ellos seguirán adoctrinando para seguir imponiendo su cultura social, nosotros intentando abrir los ojos y mostrar nuestra mirada a los demás.
Un abrazo
Copio el texto para republicarlo en mi blog, en un mes, y, además, lo compartiré en facebook y twiter, ahora.
En cuanto a "Juventud mejor preparada" Caso particular:
La promoción de mi hijo, 76ª de la Escuela de Ing. Aeronáut. Sup., ha sido calificada, en función de sus resultados, por el propio rector de la UPM, como la mejor de la historia de la escuela.
Estos licenciados lo han sido en octubre pasado y son los peor recibidos por el tejido empresarial español.
Dicho esto, estoy de acuerdo en que, desde hace años, se tiende a mediocrizar el nivel de estudios, igualando por lo bajo, sin aspiraciones superiores de esfuerzo de la mayoría.
Me dspido, besicos: PAQUITA
Gracias, Paquita. Creo que la universidad también tiene mucho que decir en esta crisis cultural. Yo, como implicado en la docencia, siempre mantuve que la universidad ha de ser un faro para la intelectualidad y no un acompañamiento y apoyo a las empresas productoras.
En estos tiempos se está presionando a la docencia para formar sujetos objeto capaces de producir altas tecnologías y usarlas, pero se olvida la esencia del ser humano desde el desarrollo de su intelectualidad humanista, eso no es rentable para el sistema mercantilista.
Un abrazo
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