Prego, Varela y la Santísima Inquisición.
>> 10/8/10
La vida no vale nada
si ignoro que el asesino
tomó por otro camino
y preparó otra celada.
si ignoro que el asesino
tomó por otro camino
y preparó otra celada.
Como tantos otros, yo también fui adoctrinado en el nacional-catolicismo. Recuerdo incluso las asignaturas: FEN, formación del espíritu nacional (cuyo autor era el conocido señor Fraga Iribarne) y religión, católica, por supuesto. También recuerdo mi expulsión, solo por instigar dudas razonables, lo demás eran diplomas de buena conducta. Pero en esas murió Franco y pude terminar mis estudios.
Para obtener el perdón eran necesarias cuatro cosas: examen de conciencia, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Eso nos enseñaron. Y al menos las dos primeras tenían cierta lógica. Porque perdonar a quién ni tan siquiera reconoce su crimen es consentimiento. Perdonar a quién se mantiene en el ejercicio del delito es complicidad. La justicia no ha sobrevivido en los tribunales, sino en la indignación y la resistencia. Lo que impide la reconciliación no es la ideología sino la impunidad.
Mas de 115.000 desapariciones forzosas, el acoso y derribo del Juez Garzón que quiso investigarlas, Falange y el sindicato ultraderechista "Manos Limpias", los carniceros del franquismo, enseñoreándose sin pudor en los tribunales, han hecho que las vendas caigan de muchos ojos. La cacareada ejemplar Transición Española, ya no parece un acto de reconciliación y perdón, sino un acto de consentimiento y complicidad.
El poder judicial siempre formó parte del aparato represor del franquismo. Jueces, fuerzas de seguridad y grupos paramilitares, formaban un todo en los crímenes de lesa humanidad. Si el juez Garzón no hubiese sido eliminado, la justicia española quizás se hubiese encontrado en el dilema de investigarse a sí misma. Buena parte de los jueces que lo juzgaron mantienen su juramento de lealtad al franquismo. Con ese estatus de imparcialidad ejercen los tribunales superiores de justicia del estado español.
¿Que ocurre cuando los jueces arrebatan a las víctimas sus atribuciones en materia de perdón? Aunque, realmente, ¿para que necesitan el perdón aquellos que disfrutan de impunidad? Quizá la justicia solo sea un credo que es obligado profesar. Un derivado de la religión. Algo cuya existencia estamos obligados a admitir aunque no podamos ver. Un entramado para iniciados y de cuyo ejercicio las víctimas son en absoluto ignorantes, pues nunca la conocieron.
La impunidad es el abismo que no podemos atravesar sin caer en el consentimiento y la complicidad. Con la eliminación de jueces molestos y su exposición como escarmiento a través de todo el aparato mediático de la derecha española y ante la perplejidad de los medios internacionales, el alto tribunal inicia nueva singladura. La apuesta del juez Prego por el nacionalismo franquista, devuelven a mi memoria las doctrinas que fueron asignaturas obligadas. Perdida ya toda ingenuidad sobre lo que es España, no cabe menos que reconocer y proclamar la aportación de los nacionalismos en la lucha contra el fascismo en este país. Aunque después de cuarenta años de purga y exterminio es inevitable que el franquismo siga enquistado en toda la geografía española, hoy no tengo duda de que el fascismo no está instalado en Cataluña, ni en el país Vasco, ni en Andalucía, ni en Galicia, ni en ninguna otra comunidad. El franquismo está enquistado en España, en la idea de España. Por eso, tras la dictadura todos los pueblos buscaron su autonomía, su alejamiento de España y de sus símbolos, conscientes que lo que nos unió durante cuarenta años residió en esa pesadilla.
Puede que sea la apuesta por la diversidad, la huida de los uniformes y de los grandes centros de mando, la única garantía que evite que el fascismo vuelva a resurgir. Hay jueces que piensan que se encuentran por encima de la voluntad popular y nos lo están haciendo saber.
No elegimos nuestro pasado. Somos herederos de una distorsión histórica, tan grabada a fuego que no acabamos de desembarazarnos de ella. Una historia que solo en la letra pequeña, nos dice que los vencidos en la guerra fueron los vencedores de unas elecciones democráticas.
Solo la recuperación de esa memoria histórica puede reconciliarnos con nosotros mismos. En las grandes crisis, los pueblos buscan en su pasado nuevas referencias. Que sean esta vez las de quienes lucharon por la democracia.
23 comentaris:
La recuperación de la Memoria Histórica y la Reparación de los crímenes del pasado franquista, es indispensable para que se produzca el cierre definitivo de la enorme brecha que se produjo entre dos conceptos de entender, no sólo ya la política, sino la vida misma.
Pero, hoy por hoy, las cosas no parece que evolucionen en ese sentido.
Y no sólo en los grandes temas, como señalas, sino en los pequeños detalles que demuestran que, en realidad, las fuerzas de la gran derechona (heredera del régimen anterior) sigue sin ser democrática. La usan pero no creen en ella.
Y, todo ello, sin necesidad de invocar la figura del caudillo, es más, a veces haciendo declaraciones contrarias a él, pero con actuaciones que desmienten eaas protestas de democracia.
saludos
Una de las patas que falta a esta democracia y la hace coja, es el reconocimiento y la recuperación de la dignidad de tantos que cayeron y no fueron enterrados o que quedaron enterrados en vida: los defensores del orden democrático establecido en la segunda república.
No es posible hablar de reconciliación sin recuperar, de verdad, la Memoria Histórica, sin actitudes timoratas y dando los medios para que esto pueda realizarse. Mientras tanto, esta democracia seguirá coja. Y ésta será una de las causas principales.
Salud y República
La idea de España, eso es lo peligroso. La idea mayoritaria de España. Lo suscribo. Si la idea imperante de España fuera otra, muchos nos sentiriamos comodos o mas comodos. Suscribo tu texto, Camino, que me parece excelente y da en la diana, al menos segun mi forma de verlo. La España que tiene la sarten por el mango es franquista, es cierto, yo lo percibo asi. O nos vamos o entre todos limpiamos la casa, que no significa que todos pensemos igual sino que se tome otro camino... Y los genoveses, que jaqueca en tres minutos, creo que no podre perdonarte nunca semejante atentado veraniego. Un gran y admirado abrazo.
Ademas, lo de los genoveses ya lo habias dejado en mi entrada de la ira, ¿no es cierto? Un abrazo, ahora iracundo...
Txema, es imprescindible la recuperación de la memoria histórica. Para poder mirar el pasado y poder decir que ya es historia. No entiendo por qué la justicia persigue la apología del terrorismo y no la apología del franquismo y del genocidio.
Lamento decir que no creo en absoluto en la imparcialidad de los jueces del Tribunal Supremo. Se me ha acabado la ingenuidad. Las luchas por los nombramientos no son sino el clamor de una parcialidad manifiesta.
Por otro lado, ya no puedo aceptar el mito de las dos españas. Si hay algo variopinto y diverso es la izquierda de este país. Se estaba con el franquismo, o se estaba contra él, no había término intermedio. Esa es la fuente de la escisión y lo que la ha caracterizado el mito de las dos españas.
En todos los países democráticos hay derechas e izquierdas. Lo que diferencia a la derecha española es que todavía no tiene claro su posicionamiento democrático. La responsabilidad histórica de la derecha es su identificación al lado de la dictadura.
RGAlmazan, ninguna democracia puede asentarse sobre una mentira y una distorsión histórica.
Solo una condena sin paliativos y sin hipocresías del franquismo y la consecuente reparación y rehabilitación pública de las víctimas, nos puede dar estabilidad política.
No se trata solo de cerrar una herida, se trata de cerrar la puerta a todo amago de totalitarismo. De hecho, la condena de los culpables es prácticamente imposible. Hay una doble impunidad para las víctimas: en el crimen y en la memoria.
Repito, creo que no solo se trata de cerrar una herida, hay que cerrar la puerta para siempre.
Hola Ramón, esa era la base del franquismo, el nacional-catolicismo. Un nacionalismo exacerbado que pretendía librarnos de enemigos interiores, proteger a España(dónde he oído eso antes) de los españoles, lo que llevó consigo el genocidio de toda disidencia.
La idea era muy sencilla: igualarnos a todos en nacionalidad, todos éramos iguales, el rico y el pobre(¿¿??), pues todos éramos españoles. Con este truco de trilero podían esconderse todas las injusticias y todas las desigualdades sociales. Solo quedaba igualarnos en una misma religión. Para eso hizo falta matar a los maestros, y entregar a la iglesia a los niños de la dictadura, como botín de guerra.
Creo que el fascismo sigue vivo hoy en la idea de España uniformada y obediente, que desde luego no tiene nada que ver con la idea plural de la república.
El link de los genoveses también lo dejé en tu entrada de la ira.
Creo que hay que igualar la apología del terrorismo con la apología del franquismo y tratar a ambos con la misma contundencia, en caso contrario estamos abriendo las puertas de la tolerancia al fascismo y a los totalitarismos. Creo que hay que cerrar las puertas. Tolerancia cero al franquismo o seremos víctimas de nuestra propia inacción.
Totalmente de acuerdo. Por eso mi apuesta por la ira, que no se si todo el mundo entendio. No equivale a salir a dar hostias a todo el mundo, aborrezco la violencia. Equivalia a pedir tolerancia cero, lo mismo que haces tu... Camino, que bien lo dices y como coincido contigo.
Para entender tu ira no hay mas que ir al diccionario:
"Pasión del alma que causa indignación o enojo"
Si no nos indignamos, si no nos enojamos, cómo vamos a responder a los agravios y a las injusticias. La violencia que se rechaza por miedo es simple cobardía y en el fondo, violencia contra nosotros mismos. Si rechazamos la violencia debemos hacerlo por principios y debemos estar dispuestos a afrontar la que dirijan contra nosotros.
Creo en la lucha no violenta, pero desde luego nada que tenga que ver con la inacción. Es preferible la violencia antes que el consentimiento y la complicidad.
Qe nuestra democracia es de baja calidad, es ya el sentir de muchos. Quizás al principio de nuestra andadura democrática no eramos tan conscientes o simplemente el hecho de haber recuperado las libertades nos tenía drogrados de alegría e ilusión.
Ahora tenemos ya muchos indicios de dan buena cuenta del "grado de bondad" de nuestro sistema democrático.
Sin duda, cada vez nos es más claro que la herencia franquista goza de buena salud. Hay una parte importante del sistema que vigila por ello. El franquismo es firma aún, solido y ya no tan soterrado como al principio de nuestra democracia. Está saliendo del armario porque se siente protegido.
Por eso, se dan casos como el del Juez Garzón, para vergüenza de muchos, para vergüenza de nosotros, de nosotros los demócratas.
Tendremos que seguir luchando y gritando para recuperar nuestra Memoria y de paso, y por eso mismo, nuestra dignidad.
Me ha gustado mucho tu entrada.
Un beso
ciberculturalia: La lucha por mantener los valores democráticos no termina nunca, detenerse es dar marcha atrás, como estamos comprobando.
La recuperación de la memoria histórica no solo es necesaria para para cerrar heridas, sino para cerrar las puertas al fascismo, a nuestro fascismo, al nacional-catolicismo. La libertad debe ser usada para elegir nuestros destinos, no para relegarla a cambiar de canal.
En cuanto al acoso y derribo del juez Garzón, no soy yo el único que opina que la extrema derecha ha sometido al Tribunal Supremo, léase
http://www.elpais.com/articulo/espana/extrema/derecha/ha/sometido/Tribunal/Supremo/elpepuesp/20100309elpepinac_5/Tes
La fuerza del franquismo está en que nunca se fue, y que ha perfeccionado su estructura. Ha aprendido que la censura no es imprescindible si se cuenta con un poderoso lobby mediático y no hay leyes que prohíban la mentira. Cuenta además con la ventaja de que 40 años de dictadura marcan a un país por generaciones, en sus símbolos y en sus valores. He incluido la entrevista al juez Prego porque permite entender lo que ha pasado y también ponernos en guardia sobre lo que pasará con las futuras resoluciones del tribunal. Lo que ha sucedido con el estatut es prueba de ello.
Soy andaluz, nunca he sido nacionalista, pero si un pueblo lucha y consigue cuotas de dignidad e independencia suficientes para cerrar la puerta al fascismo, no seré yo el que pida que sean sometidos al mismo yugo. La diversidad es una vacuna. Porque hay muchas ideas de España y no creo en la España que somete a los españoles, prefiero la idea de una España que respeta a los españoles y acata sus decisiones. Hay otra idea de la justicia que no tiene en proyecto sojuzgar a un pueblo. Puede que también haya una nueva forma de entender el nacionalismo, quizá una forma de identidad de los que cierran la puerta a semejantes tribunales. Puede que ese día muchos nos sintamos catalanes o vascos.
La justicia es el ejercicio de interpretar la ley, y como estamos viendo da juego para mucho. Creo que el Tribunal Supremo está interpretando un requiem por la democracia. Que jueces de dicho tribunal estén haciendo apología del franquismo mas o menos velada es algo que va mas allá de lo que los ciudadanos deberíamos tolerar. Pero esta vez la lucha ha de venir de movimientos populares, de gente en la calle. Cualquier iniciativa de tipo político será acusada de atentar contra la "independencia" del poder judicial.
No me cabe ninguna duda que aún seguimos bajo el yugo del franquismo, la atmósfera que respiran vuestros gritos me retrotraen a aquellos tiempos que deberíamos superar.
Francamente (y no utilizo el adverbio irónicamente), creía que vivíamos en una sociedad avanzada, donde la mayoría de los españoles disfrutan de todas las comodidades de una sociedad del bienestar, con sus electrodomésticos, con tecnología digital que permite expresarnos libremente, la climatización de nuestros hogares (no es mi caso), nuestros vehículos (tampoco), los viajes vacacionales a tierras exóticas donde el euro se multiplica por 10... Sólo hay una imagen que se está diluyendo, pisar las calles, llenarlas de desobediencia civil, manifestarse levantándose de la silla y apagando el ordenador, aunque luego sigan ignorando nuestra rebeldía, como en la última concentración de masas en Cataluña,no importa, la próxima huelga general debería ser absoluta, pero me temo que es mucho más cómodo ver a esas masas diluidas desde el sillón de nuestros hogares-refugio. Sí, eso con Franco no pasaba.
Siempre he creído, desde el principio que la Transición fue una chapuza. Sí yo también di clases de la Formación del Espiritu Nazional, con zeta, y de religión y moral católicas y cuanto más se esforzaban en adoctrinarme más izquierdosa me volvía. Eran tan patéticos los curas y las señoritas de la SF, sección femenina que daban un poco de risa. Además como eran unos machistas de mierda, perdón, las chicas dábamos Cocina y labores del Hogar, corte y confección y todo. No aprendí ni a coser un botón por llevarles la contraria. Claro que en casa tenía un ejemplo vivo y con un humor así como Jordi, irónico, de izquierdismo y solidaridad. Una palabra de mi padre conseguían más que un año de FEN.
Hoy la cosa está descafeínada. bastante diluida. Las izquierdas y las derechas hacen políticas similares, ya me perdonaréis la discrepancia porque los ideales se quedan para los mítines.
No creo que los nacionalismos constituyan una barrera al franquismo subyacente en nuestra sociedad. No quiero ofender a nadie pero todos los nacionalistas catalanes que conozco son ex-franquistas reciclados.
Claro que lo del PPC es de juzgado de guardia y da vergüenza ajena verles balar como corderitos al ritmo de la batuta españolista profunda y casposa. Digo PPC y no me refiero a la Peste Porcina Clásica, sino a los de las gaviotas.
Creo que se debe acabar el voto útil, confieso, mea culpa, mea culpa. Los socialistas han perdido la O hace mucho tiempo. Hay que drenar el pus de la herida cerrada en falso y eso pasa por limpiar a fondo la suciedad que la Transición dejó debajo de la alfombra, reformar la Constiución y avanzar hacia el federalismo.
No, Jordi, eso con Franco no pasaba.
Un abrazo a todos.
Saludos y hoy más que nunca, República.
Hola Jordi, el problema del franquismo como cualquier otro totalitarismo, es que no necesita de un gran movimiento de masas para implantarse, basta un golpe de mano sobre alguno de los poderes del estado, por eso creo que toda descentralización contribuye a dificultar su implantación. Siempre se puede argumentar que el franquismo cayó por sí solo, Franco murió y era un sistema político obsoleto que tampoco servía a los poderes económicos del país.
Por eso prefiero hablar de fascismo o de nazional-catolicismo (me ha encantado la idea de Antonia). Los argumentos del fascismo no son precisamente un ejemplo de intelectualidad, sino una mezcla confusa entre pseudoreligión, spseudociencia y spseudopolítica. Pero en definitiva suelen confluir en el mismo planteamiento, la simplificación.
Una sola nación, un solo jefe, un solo credo y el exterminio de toda diversidad y disidencia.
De todas formas para mí lo que resulta mas grave es que contemplamos como la extrema derecha hace y deshace en los tribunales y lo miramos casi como una curiosidad. Tolerar la apología del franquismo, es dar muchos pasos atrás en la justicia.
Antonia, si algún consuelo me queda es saber que el adoctrinamiento es la mejor y mayor fuente de rebeldía. Yo no tuve una cultura política en casa, así que el rechazo a las doctrinas, surgía de su propia incongruencia. Porque tanto el ejercicio de la religión como de la política en tiempos de la dictadura, era la hipocresía.
Creo que las izquierdas y las derechas hacen políticas similares, porque ganar unas elecciones es solo eso, el poder está en otras manos.
He encontrado un artículo muy interesante sobre la evolución de las democracias en todo el mundo:
http://www.azetarevista.com/2._Pol%C3%ADtica.html
Por la visto estamos en fase de descenso y con perspectivas muy negativas.
Camino, qué estupenda entrada, cómo me ha gustado. Me he acordado al compás de la misma de las soporíferas clases de Formación del Espíritu Nacional (FEN), de los requisitos de la confesión, del miedo inoculado con saña en la cabecitas infantiles.
Como tú, he perdido la ingenuidad y la fe en la justicia, en una justicia atascada, burocrática y mangoneada por intereses turbios.
Admiro a nuestros hermanos canarios y catalanes, con la abolición de las corridas de toros. Admiro a quienes dan paso civilizados. Soy murciana y, por tanto, no puedo adscribirme a ningún nacionalismo. Pero jamás les he tenido alergia, que su fundamento entronca con costumbres muy arraigadas en sus sociedades, costumbres civiles que se reflejan en un Derecho propio. Ahí está el cimiento del nacionalismo, porque, por ejemplo, no le puedes predicar a un catalán la sociedad de gananaciales como régimen económico matrimonial legal supletorio cuando el de ellos ha sido siempre el de la separación de bienes. Sin embargo, creo que la historia nos ha unido a todos por encima de las diferencias y cabe una unión diversa. La diversidad siempre es enriquecedora. Me encantaría que llegara un día donde nuestro querido Ramon, por poner un ejemplo cercano, pudiera pronunciar la palabra España sin sentir ira. Eso supondría el respeto a su idiosincracia catalana, a sus costumbres, usos y lengua. Creo que España es rica porque es diversa. Lástima que no lo crean muchos. Y lástima que dentro de los nacionalistas existan personas que piensen que no cabe una unidad en la diversidad.
Mi criterio no es técnico, sino emocional. Un criterio que siempre busca más lo que une que lo que desune. Por desgracia, sé que esta postura es mal interpretada.
Actualmente, creo que estamos en una situación crítica, que se impone un cambio con urgencia, que todos los españoles lo demandan.
Me quedo con esas últimas palabras tuyas:
"Solo la recuperación de esa memoria histórica puede reconciliarnos con nosotros mismos. En las grandes crisis, los pueblos buscan en su pasado nuevas referencias. Que sean esta vez las de quienes lucharon por la democracia".
Querida Isabel, la palabra España y la actual bandera, como bien sabemos, han sido los símbolos del nacional-catolicismo y se han impuesto a sangre y fuego, arrasando la diversidad ideológica y cultural de este país.
Creo que es hora de hacer saber, como bien dices, a nuestros hermanos catalanes, que no están solos. Que hay otra España, la España del respeto y la diversidad, una España de andaluces, murcianos, gallegos, vascos... que los respeta y admira. Porque si no es posible cambiar el nombre de España, debemos cambiar el significado. Cambiar la España de la dictadura por la de la tolerancia, donde conviven las diferencias sin crispaciones ni uniformes obligados. Tu lo expresas muy bien "la historia nos ha unido a todos por encima de las diferencias y cabe una unión diversa". Quizá puntualizaría, para evitar los malentendidos que nos llevan al enfrentamiento, que no tiene nada que ver "estar unidos por encima de las diferencias" que pretender "unirnos eliminando las diferencias" y mucho menos uniformados en el nacional-catolicismo. Porque ahí radica el mito de las dos españas. La que está con el fascismo y la que no lo está. Sin embargo, la España que no está con el franquismo es una España diversa, multicultural y multinacional, pero diversidad no es ruptura, no es enfrentamiento. El enfrentamiento surge del sentir totalitario, del intento de amputar la diferencia y la consecuente actitud defensiva.
Dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su Artículo 15:
* 1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
* 2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.
Dice el diccionario de la RAE:
NACIÓN:
3. f. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.
Dice el juez ultraderechista Prego:
"Ninguna generación de españoles, ninguna, puede tomar decisiones sobre la destrucción de España o sobre su unidad. España no pertenece al patrimonio de los españoles; los españoles pertenecemos a España."
No es de extrañar la oposición de la derecha a la enseñanza de los derechos humanos en las escuelas. Sé que tu eres mucho mejor conocedora del ámbito jurídico. Pero no es hora de volver a unos tribunales "expertos en leyes" y un pueblo experto en injusticias.
La uniformidad no sirve para unir, sino para controlar, los uniformes son el primer indicio de los totalitarismos. Como tu bien dices, los pasos civilizados han de poder darse con decisión y libertad.
Un fuerte abrazo
Interesante entrada, que nos hace saltar del sillón vacacional para remover en la conciencia, en los principios y valores del ser humano y afrontar e iniciar una reflexión en profundidad sobre esa España que nos ha tocado vivir.
España es un mosaico mal concebido y mal gestionado. Su propia historia está cargada de aberraciones sociales, de injusticias y de intolerancias, de conflictos religiosos como guardián del catolicismo, y de aislamiento paranoide. El imperio se fraguó sobre el expolio, la destrucción de otras culturas y la imposición por las armas.
Los Reyes Católicos unieron España con engañifa, propia de soberanos dominantes de pueblos serviles y súbditos sometidos por las armas. Tomaron Granada y no cumplieron sus promesas, repartieron las tierras conquistadas entre sus nobles, que hacían la guerra como un negocio. La guerra les dio el poder y el dominio sobre las tierras, por eso dicen que España es la tierra y no la gente.
Hay varios momentos claves de nuestra historia que nos sitúan en esta España doble de Machado que ha de helarte el corazón, como por ejemplo: La llegada al poder y en la forma que lo hizo, del nieto del rey Sol… Felipe V. El decreto de nueva planta… El dos de mayo de 1808 perdido y no ganado por España, el nefasto Fernando VII y su década ominosa (Siempre me acuerdo de la dicotomía: “Vivan las caenas” Vs. “Viva la Pepa”) negando la soberanía popular y volviéndolos al concepto de súbdito servil. El fracaso de la primera y la segunda república por el bloqueo, boicoteo y obstrucción de los poderes fácticos sobre los que se fraguó y se arruinó el “imperio”.
Caso aparte merece el fascismo vencedor de la guerra civil, que contó con 40 años para cultivarse en las mentes de la derecha y de quienes concebía esa idea imperial territorial de España, para sembrar la semilla de ese espíritu nacional-catolicista que todavía enarbolan clérigos y elementos importantes de los poderes del Estado. No quieren cerrar heridas, pues para ello habría que zanjarlas, abrirlas y limpiarlas y eso pondría al descubierto toda la mierda que ellos produjeron. Ellos, pues, son los hijos ideológicos de aquel régimen, quienes quieren y optan al poder de forma insidiosa, los que se oponen para defender a sus padres ideológicos y políticos, para seguir manteniendo la idea de España territorial, de súbditos, sobre la España ciudadana, para seguir ostentando el poder y la gloria… por el imperio hacia Dios!!!!
La prueba del algodón democrático en España debe pasar por la condena sin paliativos del régimen franquista y la alabanza de quienes lucharon por la democracia, por colocar las cosas en su sitio y eso solo se hace con una buena memoria histórica. Si se consideran demócratas que vayan cambiando de bando. Se puede ser de derechas y demócrata, pero demócrata y fascista. Para demostrar que uno no es fascista, lo mejor que se hace es condenar públicamente esa ideología y sus obras pasadas. Mientras esto no se haga estaremos en una democracia falsa y tutelada desde la idea de España como territorio y no como unión voluntaria de su gente, de sus pueblos soberanos. La soberanía popular tiene como condición el respeto a las decisiones de los ciudadanos libres. La democracia se basa en la soberanía popular.
Personalmente, no apoyo segregaciones. Estoy contra las fronteras y considero al ser humano universal. Soy andaluz por accidente de nacimiento, pues podría haber nacido en cuanquier otro sitio, pero mi concepción del ser humano es universal, cósmica diría. La tierra no es nuestra, nosotros somos de la tierra. En ese campo nos movemos y nadie debe condicionar el movimiento de los demás. Lo que falla es el sistema codicioso en el que andamos. Pero este es otro tema que merece trato aparte…
Siento la extensión de mi comentario, pero la ausencia de las vacaciones puede que me haya producido mono de expresión y ando largando demasiado…
Mi felicitación, Camino a Gaia por tu excelente entrada
Antonio: Una de las cosas que mas me gusta de los comentarios en Grito de Lobos es que se alejan del simple "he pasado por aquí" y se convierten en un espacio de debate. El problema no es si los comentarios son largos, sino si son inteligentes, constructivos y críticos.
Al igual que tú, soy andaluz y tengo un concepción universalista. Por esta tierra han pasado tantos pueblos, religiones y culturas que la han declarado propia, que al cabo de superponer tantas naciones y modos de entender la vida a lo largo del tiempo sobre un mismo lugar, Andalucía se ha convertido en una nación universal.
Siempre me resultaron extraños los nacionalismos, aunque una cierta escasez de cultura política y de abundar en el concepto puede que nos haya dado buena parte de miopía a la hora de entenderlos. Soportar durante mas de 40 años el discurso nacional-católico, nos ha dotado de una cierta alergia hacia lo nacional. La guerra la ganaron los nacionales. En nombre de la España nacional, se han cometido muchas atrocidades y se ha sometido a un pueblo a una dictadura vergonzosa.
Puede que haya sin embargo, una manera de entender los nacionalismos desde el respeto y la reivindicación de la diversidad cultural, desde el reconocimiento de la soberanía de los pueblos y como el enriquecimiento que ello supone a la universalidad. Debemos aprender que la diversidad se gestiona desde el respeto y no desde la confrontación. Creo que ese es el concepto desde el que se proclama como derecho fundamental en la Declaración universal de los Derechos Humanos y desde el que se reivindica en esta entrada.
Un cordial saludo
Creo, amigo Camino a Gaia, que estaremos de acuerdo en la idea de que el nacionalismo, como respuesta, tiene su sentido cuando se agrede a la cultura de un pueblo, a su historia, a sus intereses y su idiosincrasia, queriendo someterlo a otra cultura distinta. El encuentro y la fusión cultural siempre son enriquecedores e implican crecimiento, desarrollo y evolución, lo contrario es ostracismo y cerrazón. Por tanto, para mí, el hombre será universal cuando asuma la cultura universal como la macrocultura humana en su sentido más profundo y entienda que las culturas locales son respuestas a una forma de vivir la vida en función de la historia de los pueblos y de sus avatares. A mí, las fronteras me suenan a límite del cortijo, a lindes del señorito que manda o que quiere mandar. La lucha del ser humano ha de ser universal, desprendida del egoísmo cerrado del grupo de referencia. La ideología de izquierdas no puede crear fronteras, esa ideología es global y pierde su sentido cuando se encorseta en los localismos. Su lucha ha de ser centrífuga, no centrípeta. Por eso no soy nacionalista de ninguna índole.
En estos tiempos, sin fronteras comunicacionales, salvo excepciones, la obligación de cada cultura está en ponerse sobre la mesa, como fuente nutriente, para aportar su esencia al mundo con la intención de evolucionar el ser humano hacia la universalidad.
Los nacionalismos tienen, para mí, la sana obligación de velar para que esa cultura y forma de vida sea conocida, respetada y asimilada en los lugares dónde está implantada, pero también andar con mente abierta para enriquecerse con las aportaciones de los demás y proporcionar a los seres humanos su propia visión de la vida y sus formas de interrelacionarse.
Interesante tema… No sé, ando pensando qué colgar para el 25 próximo. De todas formas, siempre es un placer leerte, pues te considero muy cerca de la verdad. Creo que tienes una excelente capacidad de razonamiento, de discernimiento, que te permite ver las cosas desde una perspectiva holística y eso abarca todas las verdades en un proceso integrador. Esto no es un halago, es una opinión fundada en lo que te he leído y con la que me identifico.
Un saludo afectuoso
Antonio, creo que antes de considerar si estamos en desacuerdo hay que verificar si estamos usando la misma terminología, porque con demasiada frecuencia llamamos desacuerdo a la confusión. He intentado encontrar una definición única o inequívoca de nación o nacionalidad pero no la he encontrado, aunque parece que una distinción básica se establece entre nación política y nación cultural. Así llegamos a ejemplos como el pueblo palestino o saharaui que se pueden considerar naciones, no solo sin fronteras, sino también sin territorio.
Sin embargo he encontrado una referencia que podría definir a la nación española en términos de memoria:
El filósofo Avishai Margalit en La Ética de la Memoria (2002) discute el papel principal de la memoria en formar naciones: "Una nación", dice acérbicamente, "se ha definido como una sociedad que alimenta un embuste sobre los ancestros y comparte un odio común por los vecinos. Por lo tanto, la necesidad de mantener una nación se basa en memorias falsas y el odio a todo aquél que no lo comparte."
Así pues, cuando empezamos a oír la vieja cantinela de una España milenaria, donde en los reyes católicos se encuentra un referente histórico a la religión única y por supuesto católica, encuentro mayor autenticidad en los nacionalismos históricos y regionales que en el nacionalismo del imperio hacia Dios.
Por eso hablo de la idea de España, esa idea de nacionalismo sagrado y que no puede ser modificado por la voluntad popular como postula el juez Prego en la entrevista a la que lleva el link.
Hay pues demasiados tipos y formas de nacionalismo como para atreverme a hacer generalizaciones. En realidad me parece que coincidimos en nuestra percepción de la cuestión nacionalista, pero me parecería injusto poner a la misma altura ética el nacionalismo "español" y los nacionalismos históricos, para eso necesitamos una memoria sin fosas comunes y con la rehabilitación de aquellos que lucharon por la democracia.
Amigo Camino, como siempre ahondas en tu reflexión. La palabra "creo", con la que inicio mi comentario anterior, debe ser "supongo", y suponer es hacer una hipótesis que se ha de confirmar.
Me parece muy interesante el pensamiento de Avishai Margalit en La Ética de la Memoria (2002), al que aludes.
Saludos
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