Tiempos extraños
>> 14/6/10
Esta primera década de siglo ha puesto en evidencia que lo que nos hemos venido dando como válido en la sociedad desarrollada, puede tocar a su fin.
Quizás estemos evolucionando hacia un nuevo orden mundial. Quizás.
Estoy convencida de que muchos de nosotros definiríamos a nuestra sociedad como una sociedad altamente competitiva, una sociedad profundamente insolidaria. La crisis financiera primero, la crisis económica después, ha evidenciado esta caracaterística.
Mi pregunta es si ese nuevo orden evolucionará hacia una sociedad aún más canallesca que la actual, o se podría revertir la tendencia hacia una sociedad cooperativa y solidaria. La cuestión esencial es saber ¿cuál puede ser la fuerza motriz que lidere ese cambio?
De momento, sabemos que la crisis a pesar de las medidas de urgencia que los distintos gobiernos están tomando, (y quizás a causa de las mismas) no parece que vaya a disolverse, sino todo lo contrario, dando así la razón a lo que hace ya unos cuantos meses vaticinó el economista Santiago Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica de la Facultad de Economía del Instituto Químico de Sarriá, que predijo un crash en 2010.
También sabemos que el ciudadano cada vez se siente más alejado de los poderes que le representan. Esta desafección se refleja claramente en las encuestas. Y se debe principalmente a que los ciudadanos ven como sus gobiernos toman medidas durísimas que golpean esencialmente a las clases populares, a las clases trabajadoras. Que observan como los dirigentes económicos están destruyendo, sin temblarles la mano, el Estado del bienestar. Que perciben como los grandes lobbies, los Bilderberg y similares, modelan el mundo a su antojo y siempre de espaldas a a los intereses generales. Que contemplan que el sistema actual de partidos políticos hace aguas por todos lados. Que miran con desolación la confusión permanente en que los sindicatos se hallan. De ahí esa desafección.
Por ello, estoy completamente convencida de que en esta nueva andadura, quizás los ciudadanos debieramos tomar mayor protagonismo para incidir en la gestión de los temas que nos afectan. Creo que ya es totalmente insuficiente la intervención de los ciudadanos unicamente a través de las urnas, cada cuatro años.
En este sentido, quiero destacar, entre muchos de las iniciativas existentes, una que me parece de gran interés, nacida ya hace unas decadas y que poco a poco va consolidándose en nuestro país: los bancos de tiempo.
Son instrumentos innovadores de política social, a escala local, basados en un sistema de intercambio de servicios por tiempo. La unidad de cambio es la hora, no el euro.
Herramientas de coparticipación ciudadana, su funcionamiento es sencillo y básico. Al inscribirse el nuevo miembro rellena una ficha con los servicios que ofrece y los que aspira a obtener, sabiendo de antemano que el tiempo de cada participante se valora igual. El mismo peso tiene, pongo por caso, una hora de planchado, que una de consultoría informática.
Se aprovechan al máximo las habilidades de cada uno de los miembros convirtiéndose la cooperación en una fuerza motriz. En una fuerza imprescindible y necesaria para el cambio social. Quizás con este sencillo sistema en donde "todos damos y recibimos", en idéntica y solidaria proporción, podría estar el embrión de un futuro mejor.
Son tiempos extraños para la política, tiempos en los que vemos como las instituciones económicas internacionales van difundiendo un discurso que tiene como único objetivo paralizar a la ciudadanía, convertirlos en individuos pasivos y apocados. Por ello estoy convencida, que es ahora más que nunca, cuando se necesita de una capacidad de iniciativa, por parte de los ciudadanos, mucho mayor. Una participación inteligente encaminada a conseguir una sociedad más justa e igualitaria, a través de una actuación directa y proactiva de nosotros, los ciudadanos.
Termino ya dejándoles información de todos los bancos de tiempo que existen en nuestro país, en torno a 160, distribuidos por toda España. (La página, mapa de Google, tarda un rato en cargarse).
Son instrumentos innovadores de política social, a escala local, basados en un sistema de intercambio de servicios por tiempo. La unidad de cambio es la hora, no el euro.
Herramientas de coparticipación ciudadana, su funcionamiento es sencillo y básico. Al inscribirse el nuevo miembro rellena una ficha con los servicios que ofrece y los que aspira a obtener, sabiendo de antemano que el tiempo de cada participante se valora igual. El mismo peso tiene, pongo por caso, una hora de planchado, que una de consultoría informática.
Se aprovechan al máximo las habilidades de cada uno de los miembros convirtiéndose la cooperación en una fuerza motriz. En una fuerza imprescindible y necesaria para el cambio social. Quizás con este sencillo sistema en donde "todos damos y recibimos", en idéntica y solidaria proporción, podría estar el embrión de un futuro mejor.
Son tiempos extraños para la política, tiempos en los que vemos como las instituciones económicas internacionales van difundiendo un discurso que tiene como único objetivo paralizar a la ciudadanía, convertirlos en individuos pasivos y apocados. Por ello estoy convencida, que es ahora más que nunca, cuando se necesita de una capacidad de iniciativa, por parte de los ciudadanos, mucho mayor. Una participación inteligente encaminada a conseguir una sociedad más justa e igualitaria, a través de una actuación directa y proactiva de nosotros, los ciudadanos.
Termino ya dejándoles información de todos los bancos de tiempo que existen en nuestro país, en torno a 160, distribuidos por toda España. (La página, mapa de Google, tarda un rato en cargarse).
31 comentaris:
Había oído hablar de los bancos de tiempo, tenía alguna información dispersa, aunque desde luego no la minuciosidad y el detalle que tú nos aportas (por cierto, cuántos bancos de tiempo en Galicia, ¿no es cierto?). Coincido plenamente en lo relativo a la posibilidad de que se esté gestando un nuevo tiempo, una nueva época, un nuevo orden. Es más o menos lo que quise dar a entender con mi texto "La venda en los ojos". Y la idea del tiempo humano como una medida que tiene exactamente el mismo valor es enormemente atractiva por un lado. Atractiva por lo igualitario, por lo humano (significaría que nos llega un nuevo humanismo; eso si efectivamente los peores presagios no se cumplen). Pero me pregunto si realmente vale lo mismo el tiempo de todos. O mejor; si realmente el tiempo empleado en dos cosas distintas vale exactamente lo mismo. ¿Es tan importante y por tanto vale tanto el tiempo que yo empleo en planchar varios pantalones y varias camisas, como exactamente el mismo tiempo que emplea un médico en colocar un bypass? Honestamente pienso que no.
No soy clasista, o mejor, trato de no serlo. Pero tampoco creo que todos seamos exactamente iguales: no porque unos seamos mejores, ni porque genéticamente o económicamente una parte de la sociedad sea la importante. No es eso, en absoluto. Pero sí que pienso que el estudio, el esfuerzo y el trabajo nos hacen mejores, o capaces de mayores cosas. Y a esa mejora, que debe estar abierta a todos, sin condicionantes de ningún tipo, creo que no debemos renunciar.
Qué interesante entrada, Ciberculturalia. Está bien que nos vayamos familiarizando con estas cosas. E incluso que nos dejemos convencer si los argumentos son buenos. Yo estoy dispuesto porque es mayor la necesidad de cambio y que las objeciones que puedan hacerse. Un abrazo.
Muy interesante tu artículo. Había visto algún reportaje sobre los bancos de tiempo. Parce ser que en Alemania es una opción bastante extendida. Lo que no sé es hasta qué punto es buena por sí misma. De momento no tengo ninguna conclusión, creo que es algo a seguir.
Tiempos extraños, sí. Dicen algunos especialistas en temas de imaginario, que uno de los elementos clave en cualquier tipo de crisis es precisamente el tiempo, el tiempo devorador para ser exactos. Para escapar a éste existen dos vías: trascender o quedarse estancados. Me interesa particularmente la última, la de quedar estancados porque una de sus formas representativas es el "espejo" y todas sus formas similares. Un tema interesante para reflexionar.
Abrazos
Creo sinceramente que no estamos preparados para intercambiar tiempo. La verdad es que está bien y hay que promocionarlo, el tiempo como intercambio es solidario e igualitario. Lo que ocurre es que en una sociedad donde la competencia y la insolidaridad campan por sus fueros es difícil de que se extiendan los bancos de tiempo. Ojalá, eso demostraría una madurez que hoy no existe.
Salud y República
Yo, en la línea de Ramón, me hago una pregunta: ¿Para darte yo mi tiempo de experto en algo cuánto tiempo tuve que emplear antes en prepararme? En todo caso…¿quien me paga ese tiempo?
Es verdad que estamos en el umbral de una nueva era. Los tiempos pasados ya no sirven y eso implica cambios sustanciales. Este proceso es imparable y unos perderemos y otros ganarán. Esto de la globalización es la instauración de vasos comunicantes entre los pueblos para equilibrar los niveles. China sube de forma espectacular y nosotros, que le compramos los productos baratos a ellos, desplazamos el dinero para allá hasta que se nivelen los costes. El capital juega a ello y se enriquece con el flujo económico que controla y dirige. El asunto está en conseguir controlar ese flujo por parte de los gobiernos que representan al pueblo y distribuir el crecimiento de forma racional y justa y no que se enriquezcan solo los poderosos. Por tanto, bajo mi punto de vista, el problema está en gestionar el flujo de los vasos comunicantes…
Un abrazo
Muy interesante también la visión de Rafa: seguramente sea una cuestión de egoísmo, de competencia y de insolidaridad. Me encantaría que todo el tiempo fuera igual, exactamente igual. Y creo que debemos tratar de encaminarnos hacia esa visión del mundo. Pero, como dice Antonio, ¿quién y cómo paga el tiempo empleado en prepararme? ¿No es necesario, por tanto, prepararme?
Una cosa que odio, crep que como todos los que frecuentamos esta casa, es el snobismo de la superioridad gratuita. No hablo de superioridad, hablo de esfuerzo y de tiempo en prepararse. De la misma forma que pienso que ya que somos todos iguales todos debemos tener las mismas posibilidades para prepararnos, creo también que un poco de competencia no es necesariamente mala si sirve para aprender y estudiar y ganar habilidades. Y luego, a la larga, una sociedad que no valorase eso, sería seguramente una sociedad muy injusta y que acabaría premiando la mediocridad. Yo pienso que no todos somos iguales, pero con la misma intensidad que creo eso creo también que las únicas diferencias deberían ser de formación, y que absolutamente todos deberíamos tener las mismas oportunidades para acceder a esa formación en igualdad de condiciones (cosa que ahora no se da, aunque nos digan que sí).
Pero bueno, creo que si coincidimos en que necesitamos un cambio no podemos negarnos a probar nada. Probablemente, como ocurre en todo en la vida, la respuesta sea híbrida. Y partiendo de algo, de una idea, de una apuesta, pueda luego perfilarse. Nos tienes a todos pensando y debatiendo como acostumbras, Ciberculturalia...
A Ramón:
Los bancos de tiempo funcinonan a escala local. Su filosofía es el "trueque". Se da generalmente entre personas con tiempo disponible y muy asociado al voluntariado. La base esencial de su funcionamiento es quitar valor económico al servicio. La base es el intecambio igualitario. Es un espacio no para que sustituya a la sociedad de mercado en la que nos hallamos sino para aquellos que no disponen de recursos y si de tiempo disponible, de ahí que el mayor porcentaje de miembros pertenezca a jóvenes y mayores. Es justo pues que la hora tenga el mismo valor. Comprendo que estamos tan inmersos en medir nuestro trabajo solo en términos económicos que nos choca este sistema. Tiene un gran futuro en las comunidades vecinales.
De todas formas es un buen debate. Gracias Ramón. Luego más tarde intento contestar a los demás comentaristas. Un abrazo
Hace algún tiempo vinieron a darnos unas charlas para su creación. La complejidad radica en la organización, que no es sencilla, aunque está perfectamente estructurada.
Pero no sirve para personas con poca conciencia, ni para sitios en los que hay poca diversidad en la oferta . Tiene que haber un mínimo de cincuenta mil habitantes y diversidad profesional.
Como idea, me parece magnífica.
Estoy tan decepcionado que ya no creo en casi nada.
Intercambiar tiempo? Creo que no estamos preparados y, lo que es peor, ni queremos estarlo.
saludos
Ataulfa: Sí es cierto que en Alemania están mucho más desarrollados los bancos de tiempo. Es verdad que son tiempos extraños en los que quizás se nos exige una mayor reflexión y también la adopción de medidas diferentes. Si queremos salir en el pozo que estamos haciendo lo mismo que hemos hecho hasta ahora, ahí nos quedaremos de ahí que hay gente que se está planteando nuevas fórmulas. Un abrazo
Rafa:
Es cierto Rafa que no estamos preparados aunque hay gente que sí y ya lo está haciendo. Creo cada uno puede, si quiere sin duda, profundizar en cuales herramientas de cooperación existen y apoyara aquellas que más cercanas nos queden o en las que más confiemos. Creo que es momento de reflexionar sobre lo que esta sociedad de un capitalismo feroz insolidario nos proporciona y si hay algún resquicio para mejorar, aunque sea en un espacio pequeño, nuestra vida. Eso es lo que intentan los colectivos que colaboran en un banco de tiempo. Lo traje aquí pensando que podría interesar y en un contexto sobre "tiempos tan extraños" que me tiene preocupada. Ojalá consigamos cambiar algunas cosas. Un beso
Antonio: Te digo lo mismo que le he dicho a Ramón en cuanto a la práctica de estos bancos de tiempo. Tu reflexión sobre el coste de un servicio o de otro, siguiendo el esquema de la "economía de mercado", me parece muy correcto. Sin embargo, Antonio no tengo garantía, mejor dicho ninguna seguridad en que mi hora valga más que otra. Es cierto que me he preparado, también que pertenezco a un grupo privilegiado en que la formación académica me ha venido dada porque así me fueron preparando desde mi infancia. Puestos a comparar lo que vale un servicio deberíamos también considerar cuánto esfuerzo le cuesta a cada uno lograr su objetivo. Conozco personas que han estudiado FP y que su esfuerzo sinceramente ha sido muy superior al mío. Sin embargo, el mercado valora más mi hora que seguramente la de ese FP. Si la ley de mercado manda siempre, puede que llegue el momento que la hora de un economista valga menos que la de una asistenta. Por eso el que haya colectivos que se plantean fórmulas diferentes, fórmulas de trueque, me parece bien interesante. Al menos a mí me interesa ver la evolución.
Tu comentario me ha hecho también reflexionar. Te lo agradezco de verdad. Un abrazo, Antonio
Querida María Jesús me alegro que conozcas estas iniciativas, no es baladí el que Galicia sea una de las Comunidades en que se ha desarrollado más estos intercambios que tienen un gran futuro en ámbitos locales.
Creo que es una herramienta de cohesión y de solidaridad interesante y así es percibida dado el crecimiento que está teniendo en nuestro país en los últimos tiempos. Aunque comenzó de forma muy lenta en comparación con otros países europeos, ahora está tomando cuerpo.
Un abrazo
Txema:
efectivamente debes estar muy mal y decepciondo porque me costa que si no fuera así no habrías despachado tu comentario con esa dureza.
Por otro lado, es peligroso la generalización. Tu dices que "no estamos preparados ni queremos estarlo"... me sorprende profundamente esa opinión. Tu seguro que no por lo que cuentas. Conozco gente que si lo está y además está dispuesto a poner su granito de arena para intentar un cambio pequeño pero solidario.
Anímate, querido Txema.
Un abrazo solidario y de trueque
Querida Carmen, creo que tienes razón en el caso de los que se prepararon desde el privilegio, a los que sus padres ya les pagaron el tiempo. Tal vez mi caso personal me influya a la hora de hacer ese planteamiento. Yo empecé atrabajar con 16 años y por las tardes me iba al instituto cuando salía a las 18 horas del trabajo y me quedaba hasta las 10 de la noche. Así hice el bachiller, el COU y la primera carrera. Fueron años duros como inmigrante en la Barcelona de los 60 y 70. Después hice mi segunda carrera también trabajando… El esfuerzo que me ha costado a mí mi formación es muy superior a quien tuvo la suerte de tener unos padres que les pagaron todos los estudios, como es el caso de mis propios hijos. Puede que eso me despiste en el análisis y tenga que retomar la reflexión para poder compartir tu planteamiento. Mi vida ha sido, en gran medida, trabajar y estudiar… poco divertimento y bastante sacrificio, aunque si lo hacía era porque estaba motivado, claro. El desarrollo de mis potencialidades se vio mediatizado por el condicionamiento económico y social.
No obstante, como jubilado, me parece que participaría en esa experiencia de una forma muy activa. Tal vez la madurez de los mayores aporte un poco de sentido común a este puñetero mundo.
Un abrazo y gracias por aclarar ese interesante proyecto del que había oído hablar y del que poco conocía.
Carmen,
Comparto tu confianza en ese tipo de iniciativa, como no, pues en ese sentido también me pronuncié al estrenarme en éste blog; http://gritodelobos.blogspot.com/2009/12/que-podemos-ofrecer.html
Quizá no deberíamos dudar tanto a la hora de participar en ideas que, evidentemente, van contra el capitalismo. Es otra manera de funcionar en los valores sociales. Si después de probarlo no nos convence el método, pues, a otra cosa mariposa. La cuestión es tener voluntad para hacerlo.
Creemos estar solos en muchas de las acciones reformistas, por lo innovadoras y su dificultad, pero la realidad es que somos un río que crece y genera más vapor de vida para ir realimentándose.
Qué hacemos si no dedicando nuestro tiempo en éste blog, aportando nuestras reflexiones producto de la experiencia y el aprendizaje de vida, compartiéndolo a cambio del tiempo de los otros.
Finalmente es una cuestión de generosidad, pues unos se habrán esforzado más que otros, no somos iguales, afortunadamente.
Como dice Ataúlfa, el tiempo invita a la reflexión, Einstein lo hizo y le sacó partido, compartió el suyo y lo trasformó en energía.
Un abrazo
Jordi:
He leido tu entrada ya que lamentablemente en su día (debió ser por estar en Navidad) no lo hice.
Partimos de la misma idea: el intercambio, el trueque de servicios. En definitiva, los bancos de tiempo es esencialmente eso, pero ya con una estructura organizada que permite el intecambio incluso con personas que no conoces. Interesantísima experiencia en comunidades locales.
El simil que haces "somos un río que crece y genera más vapor de vida para ir realimentándose" es acertadísimo. Creo como tu que se pueden hacer muchas cosas y sobre todo que es bueno conocer las experiencias que se están desarrollando en nuestro entorno y que buscan unas interrelaciones más igualitarias.
Un abrazo
Pues yo estuve apuntada en uno y puedo hablar muy bien. Lo que pasa es que parece una tontería lo que voy a decir pero es así: se necesita tiempo para estar en un banco de tiempo. Si tienes poco se hace muy difícil. Nos pasamos media vida dando tiempo por dinero y al final no tenemos ni una cosa ni otra. Yo soy una total defensora de estas nuevas formas pero replanteándolo todo, si no es imposible llegar a todas partes. Y una cosa que he leído y que no es exacta es que el tiempo que has de dar debe ser tiempo especializado; puedes dar sencillamente tiempo para compañía. La idea no es tanto la especialización sino llenar todas las necesidades humanas, también las espirituales.
Hola Ciber, esta crisis que estamos viviendo no es sólo económica también es de valores. Y deberia servirnos para poder encontrar un nuevo modelo de sociedad.
Es cierto que la desafección política está creciendo a pasos agigantados y que la desconfianza en los partidos políticos está generalizada. Sin embargo, creo también que estos son la base de la democracia y que no deberíamos poner a todos en el mismo saco. Por fortuna aún quedan personas honestas que trabajan en el marco de los partidos para construir una sociedad más justa y más igualitaria.
Es cierto que muchos políticos se olvidan de los ciudadanos en cuanto han pasado las elecciones pero también viceversa: los ciudadanos sólo se acuerdan de ellos cuando hay problemas, como en la actualidad o cuando hay elecciones.
Yo me he propuesto conocer a los políticos de mi demarcación, saber cómo localizarles y poder comentar con ellos las medidas que me parezcan injustas o cuestionables. De hecho ya he empezado aprovechando las redes sociales y algún que otro contacto. Digo lo que pienso y en más de una ocasión he obtenido respuestas.
De momento, creo que si nos cuestionamos, como parecen querer los grandes lobbies, este sistema de partidos nos veremos abocados a otros sistemas de gobierno que me dan mucho miedo.
El lobby más numeroso, más poderoso, es el nuestro, el ciudadano sólo que nos falta organización.
Ahora estoy esperando las cartas de los líderes políticos, estamos ya en pre-campaña. Esta vez pienso responder, educadamente pero con contundencia. Posiblemente si es sólo una carta la que reciben la echen a la basura, si fueran medio millón se preocuparían y darían respuestas.
En cuanto a los bancos de tiempo, hace tiempo que conocía la iniciativa: cuando el dinero escasea las personas aguzamos el ingenio. Como las cadenas de favores: yo te ayudo y tu ayudas a otro y así sucesivamente. Me parece una gran iniciativa y además muy interesante.
Ya sobre si mi tiempo es más o menos valioso que el ajeno no me voy a pronunciar porque el tiempo es un concepto relativo. Una hora de plancha puede significar para mi, que soy lenta, 3 pantalones y cuatro camisas y para mi vecina, la colada entera. Cada uno da de si lo que da.
Os mando un abrazo a todos.
¡Te amo Ciber! Estas ideas son las que merecen la pena, las que sí pueden cambiar una sociedad.
Es difícil dar a los demás. Muy difícil. Hay gente, sin embargo, que lo hace, que se da a los demás sin esperar nada a cambio (suena a cristiano, lo sé, perdón, pero es así).
Para mí la verdadera inteligencia es la del que piensa que lo mejor está en dar a los demás sin esperar nada a cambio.
El sufrimiento de todos los que tuvieron que pasarlas canutas para conseguir ser un profesional especializado es recompensado no con dinero, ni con nada. Es la alegría de haber ayudado a otreo que necesitaba de nuestra ayuda. ¿Cuánto vale esa alegría? Ya está. Es suficiente. No quiero más.
Lo repito: Ciber, has despertado en mí en verdad amor. Tener esa forma de pensar realmente te hace una mujer bellísima.
Antonio:
Por supuesto que el esfuerzo que se necesita para lograr unos objetivos no es el mismo para unos que para otros. Te felicito por lo que según nos cuentas has conseguido, querido Antonio. Al final lo que se pone en evidencia es que son dos cosas muy distintas el concepto "valor" y el concepto "precio". Quizás deberíamos siempre apostar por el primero.
Un beso
Sonia:
Cada uno participa en la medida de sus posibilidades, en un banco de tiempo o en cualquier otra inicitiva de cooperación. Lo importante es la participación voluntaria en proyectos donde el servicio prima sobre el precio.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo
Antònia:
Muy buena idea conocer a los políticos de tu demarcación. Me parece una iniciativa interesante y a imitar. Es una manera de que conozcan de cerca el "sentir" de su electorado y también de ejercer presión para que cumplan el programa político por el que les votamos. Tienes toda la razón al decir que el lobby más numeroso, y por tanto el más poderoso, es el de la ciudadanía. Creo que ahora más que nunca debemos estar activos y organizarnos.
Veo que ya conocías los bancos de tiempo y efectivamente son una iniciativa muy interesante. Como dices, cuando no hay dinero debemos aguzar el ingenio.
Un abrazo
Pedro:
Sinceramente me ha hecho sonreír tu declaración "amorosa" lo que pone en evidencia no una virtud mía, sino tu "generoso" corazón.
Me alegro que te gusten e interesen estas iniciativas de los bancos del tiempo, que buscan una empatía y colaboración entre los colectivos. Como verás por el enlace en el que vienen todos los mapas de España, hay ya un montón de ellos por muchas provincias.
Gracias por tu comentario y un abrazo
¡Estupendo el artículo! Cuando vemos desmoronarse el sistema sienta muy bien ver como ya estamos planteando alternativas para hacer uno mejor, ¿para qué vamos a perder mas tiempo?.
La idea de los bancos de tiempo me parece muy buena. La escasez de dinero y financiación nos llevará por simple necesidad a buscar otras formas de intercambio. En el ser humano, conviven el altruismo, el deseo de un intercambio justo o el egoísmo. Es lógico que también se desarrollen y propongan una gran diversidad de modelos y a diferentes escalas, (global, nacional, regional, local...)
A nivel global hay opciones como la economía ecológica (http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_ecol%C3%B3gica).
Por otro lado esta crisis está descapitalizando a los estados, y es necesario asimismo evitar la privatización de los recursos públicos, en ese sentido, la premio novel de economía de 2009 basa sus trabajos en la gestión de bienes comunales (http://es.wikipedia.org/wiki/Elinor_Ostrom) y llama la atención que parte de sus estudios se han basado en experiencias realizadas en España.
¿Todo esto son utopías bien intencionadas?
Veamos, utilizo habitualmente un sistema operativo basado en linux y la practica totalidad de las aplicaciones que uso son de software libre. En la película Avatar, se usó este mismo sistema operativo para manejarse con los tropecientos ordenadores usados para poder llevar a cabo su realización. Y sin embargo este sistema operativo, además de ser gratuito y libre, ha sido creado bajo los principios del altruismo y de forma colaborativa. Son realidades y están ahí. No son utopías.
Camino a Gaia:
También creo como tu que las crisis exigen fórmulas diferentes. Es cierto que ya hay muchas como lo es la economía ecológica que señalas, el comercio justo... y muchas otras. Me interesa mucho ver su evolución y las sigo de cerca. No sabía sin embargo que algunas de las investigaciones de Ostrom se basaban en experiencias realizadas en España.
Está muy bien traido el ejemplo que pones de linux.
No, no son utopías y tenemos que luchar por ellas.
Un beso
Carmen no estoy especialmente mal. Lo que pasa es que me he vuelto muy escéptico. Pero tienes razón las generalizaciones son peligrosas y yo he hecho una inadmisible.
Retiro por tanto lo dicho y lo aplico a mí mismo en exclusiva.
En cuanto a la dureza, creo que no lo he sido tanto, pero también en ese caso puede ser producto del enfado que tengo con la situación que vivimos. Evidentemente no es nada personal y menos contigo.
un beso disculpatorio
Txema,
no hacía falta la disculpa y lo sabes.
Cierto es que son tiempos en que estamos todos alterados y quizás por ello ahora más que nunca se necesita de fórmulas diferentes...
Un abrazo
María
no se si se pueden mejorar muchos las cosas, pero tenemos que intentarlo.
En el fondo sí creo, a pesar de los pesares, que algo o mucho se puede cambiar con el esfuerzo de los ciudadanos.
Un beso
Me encantó el artículo, querida Carmen, el desasosiego que recoge y refleja en estos tiempos de crisis, cuando todos los sistemas capitalistas nos han decepcionado, pues ya han mostrado su cara oculta, su siempre patente egoísmo y su falta de escrúpulos en cebarse con quienes no tienen defensa y sólo vienen a este mundo a pagar impuestos y a que se les recorten los ingresos (con otro nombre y otra imagen, como en la Edad Media, pues unos cardan la lana y otros se llevan la fama). El ciudadano está harto de los señores feudales actuales, de la clase política que practica el derecho de incidencia económico en tu sudor para que ellos leviten en lenguajes pretendidamente amparadores y se perpetúen en cargos de funciones evanescentes, por supuesto altamente remunerados por no se sabe qué derecho de pernada.
No cabe más ilusión frente a sistemas que siempre empobrecen a los más esforzados y lucran a los más sagaces y escasos de compromiso ético.
La desafección ciudadana de la que hablas me encantaría que fuera el trampolín para idear un sistema más justo, solidario y equitativo. Frente al profundo descontento, el hombre se hunde primero, tantea acto seguido y prueba nuevas formas de intentar la felicidad. Las grandes transformaciones surgen de las grandes crisis. Ojalá la actual nos sirva para desembocar en un mundo mejor.
En cuanto a los bancos de tiempo, ya apuntó la idea Jordi hace meses. Es una opción muy interesante, hoy por hoy difícil con nuestra estructura social, pero los tiempos cambian y esa idea creo que puede prosperar en un futuro.
Eso sí, coincido con Antonio en que existen "tiempos" diferentes, pues unos son "in situ" y fácilmente medibles, y otros requieren unos tiempos previos de preparación y formación.
Un beso.
Isabel:
Expresas muy bien el proceso: desafección, descontento, hundimiento y por último un nuevo renacimiento intentando nuevas fórmulas para la felicidad.
Creo como tu que en este momento el pesimismo es muy dañino y hace falta toda la energía para oponerse y también para crear nuevos caminos.
Un abrazo fuerte, querida Isabel
Isabel, curiosamente le otro día, hablando con unos amigos, utilicé yo el mismo símil: el de las estructuras medievales que creíamos superadas y que retornan (o mejor, observamos claramente que perviven, que llevan perviviendo desde entonces). Supongo que es una percepción bastante común. Los estamentos inhumanos de la época medieval no están tan superados como creíamos. Un abrazo.
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