Globalizando… ¿Hacía dónde?
>> 26/6/10
A lo largo de la historia se ha intentado globalizar el mundo desde el poder, conquistar y someter el orbe bajo un solo mando, con la intencionalidad de rentabilidad para el ganador, el globalizador. Desde Alejandro Magno, pasando por los grandes imperios, hasta el intento actual, se ha procurado dominar, lo más posible, el mundo conocido. Siempre fue quien ejercía el poder el que buscó la globalización, desde el sometimiento, para obtener más poderío aún y riqueza.
Por tanto, el objetivo fue la sumisión de los otros para explotar sus recursos y no la simbiosis que favoreciera a ambas partes por igual. No se trataba de sinergias voluntarias convergentes, sino de esfuerzos impuestos por el ganador desde sus propios intereses.
En toda globalización hay un contenido cultural que puede, o no, consolidar las uniones o fusiones. La cultura entendida como la argamasa que consolida la relación de los pueblos, sería la base donde se dan y sostienen las ideas prevalentes compartidas, que aglutinan el compromiso social. A lo largo de la historia toda conquista fue acompañada de la expansión y adaptación de las creencias religiosas, por lo que las religiones jugaron un papel importante desde la perspectiva del conquistador, bien como excusa para el expolio, bien como soporte ideológico de la conquista, marcando y reconduciendo la cultura de los pueblos.
Es, pues, de especial relevancia el hecho de contar con una ideología que sostenga y estructure la sociedad. El espíritu de los tiempos, o Zeitgeist hegeliano, se está convirtiendo en Espíritu Mundial (Weltgeist). La globalización, con todos sus medios de comunicación, está generando una sociedad tendente a la unificación de criterios y principios de confluencia cultural. Eso sí, esta generando conflictos interculturales, regresiones religiosas al fundamentalismo, resistencias al cambio, etc. ya que nadie quiere perder la cuota de poder que ostenta. Es difícil controlar el viento. Antes se podía censurar el flujo de las ideas, pero ahora es más complejo controlar las hondas, por lo que la guerra de las ideas se ha de dar en los medios y nadie puede esquivar esa situación sin hundirse en el ostracismo.
La llamada edad moderna fue la etapa de los descubrimientos, de la expansión del conocimiento, que abrió el camino a la base ideológico que hizo de motor en la edad contemporánea, iniciada con la Revolución Francesa, donde afloró un importante contenido humanista.
En la edad contemporánea, la burguesía se impone como la hacedora del futuro y se va consolidando con la revolución industrial, hasta instaurarse un sistema productor basado en el capitalismo. Pero a la vez hay otro intento de oposición y globalización de primera magnitud con la ideología marxista. La internacional socialista es un claro intento de globalizar unos principios y valores sociales en contraposición al capitalismo, que bajo el pensamiento liberal, deja en manos del mercado la regulación del sistema productivo y comercial.
La globalización se ha basado en el mercadeo, pero ha dejado fuera el desarrollo humanista de la sociedad. Sus objetivos han sido materialistas, de beneficio empresarial y de explotación del tercer mundo por los países ricos. No obstante, bajo mi opinión, se ha producido un fenómeno importante y trascendente. Se trata del establecimiento de vasos comunicantes entre las economías mundiales mediante el libre comercio de bienes y capitales. Esto hace que crezcan más los países en vías de desarrollo y menos, o recesen, los industrializados. El problema, bajo mi criterio, está en que el flujo por los conductos comunicantes está más controlado por el sistema financiero y empresarial que por los gobiernos.
En resumen, se ha creado una normativa internacional que beneficia el mercadeo, pero no el desarrollo de la colectividad social ni el crecimiento sostenido, sino los intereses del capital y del mundo de las finanzas, hasta tal punto de ser ellos los verdaderos orquestadores de la creación de empleo y del crecimiento material, lo que les lleva a tener el poder real en la sombra.
Mi propuesta pasa por crear un nuevo espíritu de los tiempos, por concienciar a la gente de la necesidad de cambiar los principios y valores que rigieron esta sociedad, por reivindicar la verdadera actuación política y el prestigio de la cosa pública, por someter los intereses de las minorías dominantes a los intereses de la colectividad. En suma, por una verdadera catarsis colectiva de la que surja una alternativa cultural que estructure otro tipo de interacción social, donde prime la sinergia sobre la confrontación, la simbiosis sobre el parasitismo.
Los gobiernos, justificados en la actitud estadista, han sucumbido al envite de las multinacionales y del mundo de las finanzas, antes que dejar arruinar la economía de los países. Han jugado a favor del mundo del dinero y han traicionado al colectivo social. Han caído de rodillas ante el gran capital, que es quien domina el mundo entre bastidores, pues tiene los medios de comunicación a su servicio, ya que es su dueño, para crear opinión; controla el flujo crediticio para estrangular las economías; domina las agencias calificadoras o de reting; tiene normas y leyes que priman lo privado sobre lo público en el llamado mercado libre y un largo etcétera que habría que revertir.
Los partidos políticos llamados de izquierda, o los que se identifiquen con la defensa del ciudadano por encima de los intereses corporativos, los defensores del espíritu democrático y de la soberanía popular, del control de los gobiernos elegidos por el pueblo sobre el mundo de las finanzas, la empresa y la economía, los que busquen la alianza de la gente para progresar en conjunto y no en clases, deberían refundarse y aliarse a nivel europeo y mundial para globalizar las ideas que defienden, en contraposición a los intereses del mundo neoliberal que predica el capitalismo salvaje. Es imprescindible un rearme ideológico que pueda oponerse de forma global al desafío inmoral de los especuladores y facinerosos del mundo financiero. La regeneración política pasa por el uso de la asertividad y el razonamiento crítico, por el compromiso social y la honradez, por el establecimiento de programas que puedan cambiar el sistema, dejando el poder en manos de los representantes legítimos del ciudadano, que son quienes deben gestionar los bienes de la sociedad y el justo reparto del crecimiento. En suma, por hacer un ejercicio de imaginación que permita soltar lastre histórico y crear ilusión ideológica de futuro, como una alternativa social válida, solidaria y de confluencia humanista, creando leyes y sistemas de control para evitar que un grupo o colectivo social, por mucho dinero que posea, tenga posibilidades de influir en la gobernabilidad de la ciudadanía.
El trabajo del mundo sindical se presenta ahora en varios frentes. Por un lado recuperar su prestigio perdido en su acomodación al sistema y sus prebendas. Por otro en hacer una catarsis seria para ver cual es su papel en este nuevo estadio. La globalización del mercado también lleva a la globalización de la lucha. A la par debería buscar alianzas políticas, con los partidos que comulguen con las ideas que defienden, para plantar cara al sistema desde una perspectiva totalizadora. Esto lleva a la también refundación sindical. Mientras tanto, en la sombra, los neoliberales se estarán riendo y disfrutando de la confrontación entre la izquierda en el gobierno y los sindicatos. Así se permiten autoproclamarse defensores de los trabajadores, como dice la señora Cospedal sin que la cara se le caiga de vergüenza. Para ellos, los neoliberales, lo ideal sería partido único, en plan fascistoide, en clara connivencia con el capital.
Como conclusión, solo se me ocurre decir que este sistema necesita un cambio para reenfocar la economía hacia un espíritu humanista, donde el centro o eje del sistema sea el bienestar y el desarrollo del ser humano por encima de otros intereses. El ser humano es un ente inteligente, con potencialidades, cuya obligación es desarrollarlas y ponerlas al servicio de la evolución de la especie y el sistema en el que se integra. La cuestión, al menos para mí, está en saber cómo se come esto… cómo se globaliza humanísticamente el mundo. Habrá que usar mucha pedagogía...
Por tanto, el objetivo fue la sumisión de los otros para explotar sus recursos y no la simbiosis que favoreciera a ambas partes por igual. No se trataba de sinergias voluntarias convergentes, sino de esfuerzos impuestos por el ganador desde sus propios intereses.
En toda globalización hay un contenido cultural que puede, o no, consolidar las uniones o fusiones. La cultura entendida como la argamasa que consolida la relación de los pueblos, sería la base donde se dan y sostienen las ideas prevalentes compartidas, que aglutinan el compromiso social. A lo largo de la historia toda conquista fue acompañada de la expansión y adaptación de las creencias religiosas, por lo que las religiones jugaron un papel importante desde la perspectiva del conquistador, bien como excusa para el expolio, bien como soporte ideológico de la conquista, marcando y reconduciendo la cultura de los pueblos.
Es, pues, de especial relevancia el hecho de contar con una ideología que sostenga y estructure la sociedad. El espíritu de los tiempos, o Zeitgeist hegeliano, se está convirtiendo en Espíritu Mundial (Weltgeist). La globalización, con todos sus medios de comunicación, está generando una sociedad tendente a la unificación de criterios y principios de confluencia cultural. Eso sí, esta generando conflictos interculturales, regresiones religiosas al fundamentalismo, resistencias al cambio, etc. ya que nadie quiere perder la cuota de poder que ostenta. Es difícil controlar el viento. Antes se podía censurar el flujo de las ideas, pero ahora es más complejo controlar las hondas, por lo que la guerra de las ideas se ha de dar en los medios y nadie puede esquivar esa situación sin hundirse en el ostracismo.
La llamada edad moderna fue la etapa de los descubrimientos, de la expansión del conocimiento, que abrió el camino a la base ideológico que hizo de motor en la edad contemporánea, iniciada con la Revolución Francesa, donde afloró un importante contenido humanista.
En la edad contemporánea, la burguesía se impone como la hacedora del futuro y se va consolidando con la revolución industrial, hasta instaurarse un sistema productor basado en el capitalismo. Pero a la vez hay otro intento de oposición y globalización de primera magnitud con la ideología marxista. La internacional socialista es un claro intento de globalizar unos principios y valores sociales en contraposición al capitalismo, que bajo el pensamiento liberal, deja en manos del mercado la regulación del sistema productivo y comercial.
La globalización se ha basado en el mercadeo, pero ha dejado fuera el desarrollo humanista de la sociedad. Sus objetivos han sido materialistas, de beneficio empresarial y de explotación del tercer mundo por los países ricos. No obstante, bajo mi opinión, se ha producido un fenómeno importante y trascendente. Se trata del establecimiento de vasos comunicantes entre las economías mundiales mediante el libre comercio de bienes y capitales. Esto hace que crezcan más los países en vías de desarrollo y menos, o recesen, los industrializados. El problema, bajo mi criterio, está en que el flujo por los conductos comunicantes está más controlado por el sistema financiero y empresarial que por los gobiernos.
En resumen, se ha creado una normativa internacional que beneficia el mercadeo, pero no el desarrollo de la colectividad social ni el crecimiento sostenido, sino los intereses del capital y del mundo de las finanzas, hasta tal punto de ser ellos los verdaderos orquestadores de la creación de empleo y del crecimiento material, lo que les lleva a tener el poder real en la sombra.
Mi propuesta pasa por crear un nuevo espíritu de los tiempos, por concienciar a la gente de la necesidad de cambiar los principios y valores que rigieron esta sociedad, por reivindicar la verdadera actuación política y el prestigio de la cosa pública, por someter los intereses de las minorías dominantes a los intereses de la colectividad. En suma, por una verdadera catarsis colectiva de la que surja una alternativa cultural que estructure otro tipo de interacción social, donde prime la sinergia sobre la confrontación, la simbiosis sobre el parasitismo.
Los gobiernos, justificados en la actitud estadista, han sucumbido al envite de las multinacionales y del mundo de las finanzas, antes que dejar arruinar la economía de los países. Han jugado a favor del mundo del dinero y han traicionado al colectivo social. Han caído de rodillas ante el gran capital, que es quien domina el mundo entre bastidores, pues tiene los medios de comunicación a su servicio, ya que es su dueño, para crear opinión; controla el flujo crediticio para estrangular las economías; domina las agencias calificadoras o de reting; tiene normas y leyes que priman lo privado sobre lo público en el llamado mercado libre y un largo etcétera que habría que revertir.
Los partidos políticos llamados de izquierda, o los que se identifiquen con la defensa del ciudadano por encima de los intereses corporativos, los defensores del espíritu democrático y de la soberanía popular, del control de los gobiernos elegidos por el pueblo sobre el mundo de las finanzas, la empresa y la economía, los que busquen la alianza de la gente para progresar en conjunto y no en clases, deberían refundarse y aliarse a nivel europeo y mundial para globalizar las ideas que defienden, en contraposición a los intereses del mundo neoliberal que predica el capitalismo salvaje. Es imprescindible un rearme ideológico que pueda oponerse de forma global al desafío inmoral de los especuladores y facinerosos del mundo financiero. La regeneración política pasa por el uso de la asertividad y el razonamiento crítico, por el compromiso social y la honradez, por el establecimiento de programas que puedan cambiar el sistema, dejando el poder en manos de los representantes legítimos del ciudadano, que son quienes deben gestionar los bienes de la sociedad y el justo reparto del crecimiento. En suma, por hacer un ejercicio de imaginación que permita soltar lastre histórico y crear ilusión ideológica de futuro, como una alternativa social válida, solidaria y de confluencia humanista, creando leyes y sistemas de control para evitar que un grupo o colectivo social, por mucho dinero que posea, tenga posibilidades de influir en la gobernabilidad de la ciudadanía.
El trabajo del mundo sindical se presenta ahora en varios frentes. Por un lado recuperar su prestigio perdido en su acomodación al sistema y sus prebendas. Por otro en hacer una catarsis seria para ver cual es su papel en este nuevo estadio. La globalización del mercado también lleva a la globalización de la lucha. A la par debería buscar alianzas políticas, con los partidos que comulguen con las ideas que defienden, para plantar cara al sistema desde una perspectiva totalizadora. Esto lleva a la también refundación sindical. Mientras tanto, en la sombra, los neoliberales se estarán riendo y disfrutando de la confrontación entre la izquierda en el gobierno y los sindicatos. Así se permiten autoproclamarse defensores de los trabajadores, como dice la señora Cospedal sin que la cara se le caiga de vergüenza. Para ellos, los neoliberales, lo ideal sería partido único, en plan fascistoide, en clara connivencia con el capital.
Como conclusión, solo se me ocurre decir que este sistema necesita un cambio para reenfocar la economía hacia un espíritu humanista, donde el centro o eje del sistema sea el bienestar y el desarrollo del ser humano por encima de otros intereses. El ser humano es un ente inteligente, con potencialidades, cuya obligación es desarrollarlas y ponerlas al servicio de la evolución de la especie y el sistema en el que se integra. La cuestión, al menos para mí, está en saber cómo se come esto… cómo se globaliza humanísticamente el mundo. Habrá que usar mucha pedagogía...
30 comentaris:
Antonio, me gusta ir siguiendo las líneas de tu pensamiento en tu blog y aquí, complementándose, enriqueciéndose, globalizándose (si me permites el término). Estamos muy de acuerdo contigo, por eso dejamos de lado posibles matices, que es lo que tú también propones, en pos de una unión efectiva necesaria ahora más que nunca. Indicas que se está abriendo un camino, que vamos a tener que abrirlo. Y estoy de acuerdo. Me gustaría pensar que la revolución tranquila ya ha comenzado.
¿Y qué papel crees que juegan los exaltados movimientos antiglobalización en todo lo que se avecina? ¿Los consideras algo así como un virulento inicio de un cambio que acabará siendo tranquilo y profundo? Sería bonito pensar eso... Pienso que o el cambio es tranquilo y profundo, o sencillamente no se dará (como se debería dar, es decir, de verdad).
La crisis inmediata, la económica, que es la que estamos viviendo (inmersos como estamos en la crisis global que ya hace años que dura) probablemente sirva para despertar conciencias y poner en marcha proyectos. En Italia, En Grecia, en Gran Bretaña, en España... el malestar es enorme y no me extraña. Mi duda es si ese malestar va a servir para algo o va a ser sencillamente un malestar temporal, como fue en Argentina. De todas formas es importante que se salga a gritar, pero el error está en enfocarlo todo en acciones contra el gobierno de turno, da igual cuál sea. Sabemos que la crisis es estructural; las quejas focalizadas contra un partido en beneficio de otro no hace otra cosa que perpetuar el estado de cosas. Creo más que nunca que deberíamos cambiar el sistema, sin que ello signifique volver a sistemas superados. O al menos, no exactamente igual...
Otro tema es el de la refundación sindical. Naturalmente. Como todo, por otra parte. Deberemos refundar muchísimas cosas. Ese, el sindical, sería otro densísimo tema.
La conclusión no puede ser otra, tienes razón: necesitamos un nuevo humanismo. No otra cosa: un humanismo. Dejar de lado la edad contemporánea, y que la poscontemporánea (globalización, posmodernidad) signifique una vuelta a lo más genuino de la edad moderna (sin el papel preponderante que tuvo entonces la religión) y no otra cosa como pretenden ellos. Un abrazo.
¿Cómo se globaliza humanísticamente el mundo?
Creo que lo que necesitamos una refundación ideológica global. ¿Cuando llegará el cambio realmente? Creo que cuando se perciba una amenaza a escala mundial. A lo largo de la historia, los pueblos se han unido cuando han percibido un peligro común. No creo que ocurra antes.
De todas formas existen revoluciones que han cambiado el mundo. Estoy pensando en la equiparación de derechos entre los sexos. Creo que deberíamos prepararnos para el colapso del sistema, pero a la vez incluir la revolución dentro de las tareas cotidianas.
Asustan y avergüenzan, las estrategias de los poderosos para parasitar al resto de la población mundial. Os recomiendo la lectura de
http://www.globalizacion.org/desarrollo/PerkinsConfesionSicaroEconomico.htm
Las vendas van cayendo de los ojos y descubrimos que las democracias no son tales, porque en realidad las reglas de juego son un engaño cuando permiten que unos pocos jueguen con las cartas marcadas. Comprobamos que cada vez es mas irrelevante a quién se vote, porque los poderes representativos apenas tienen margen de maniobra.
El libre mercado se ha convertido en la herramienta para llevarnos a una nueva esclavitud, donde no seremos ciudadanos sino consumidores. Los narcoestados son ya una realidad. Matar o hundir en la pobreza, ya no es exclusivo de la burguesía, los tiempos cambian. Ahora mismo estoy pensando el la ciudad de Juarez y el efecto que el libre mercado ha tenido sobre ella.
Un saludo
Sí, hay que refundarse sin duda, y no caer en los mismo errores. El error del ciudadano ha sido caer en el dios consumo. Consumir para tener, olvidándose del ser. Ha ganado el tener y eso nos ha hecho insolidarios, ambiciosos, envidiosos y nos hace destrozarnos en competencias inútiles que no hacen sino engordar a los de siempre, a los poderosos.
Si no somos capaces de buscar una nueva sociedad donde se sustituya el tener por valores que nos ayuden a ser más felices estamos perdidos. Si basamos todo en que tener más significa ser más felices nos estamos engañando y nos están llevando a un camino de competencia que sólo beneficia a los que quieren más.
Sólo una pequeña puntualización, es verdad que hay países emergentes, en vías de desarrollo, que hoy están mejor económicamente, lease China, India o Brasil, pero con dos matizaciones, la riqueza está peor distribuida entre su población que antes, por lo tanto ha beneficiado a los poderosos pues la distancia entre ricos y pobres es mayor, y además hay un dato contundente, a pesar de la globalización del comercio: mil millones de seres humanos pasan hambre en el mundo. No es posible mantener esta situación, si tenemos un mínimo de vergüenza humana, como tú bien dices, hay que cambiar este mundo y para ello, deben primar otros valores. Es algo así, tan fácil de decir pero tan difícil de hacer, como empezar de nuevo. Refundarnos.
Pero, qué podemos hacer simples ciudadanos sin poder para cambiar eso. Al menos dos cosas, predicar con el ejemplo y unirnos contra este sistema insolidario e injusto. Y no cesar de gritar como lobos para que nos escuchen.
Ojalá que se pueda.
Salud y República
Como siempre tan certero. Basicamente de acuerdo con Camino. Aunque también pienso parecido a Eastriver no coincido que la revolución será tranquila, nunca hay nada tranquilo en las evoluciones, será naturaleza humana o falta de fé por mi parte. Un abrazo.
Amigo Ramón, gracias por tus palabras y me congratulo de las coincidencias que podemos tener.
Yo creo que la revolución tranquila ha existido siempre, lo que pasa es que también fue siempre minoritaria. Es el proceso de formación y concienciación del sujeto hacia un mundo mejor para todos y no para unos cuantos. Pero los procesos educativos y las fuerzas del poder hicieron que esa educación y socialización se enfocara en otro sentido. No obstante el progreso humanista es imparable en tanto siempre habrá grupos que lo sostengan aunque sea testimonialmente.
Los grupos minoritarios, aunque testimoniales en la mayoría de los casos, abren nuevas puertas para que la sociedad tenga alternativas al sistema imperante, como pueden ser los “movimientos exaltados antiglobalización”. Otra cosa es cómo gestionan los contrarios esta situación y cómo se pueden infiltrar o manipular la actuación de los exaltados para descalificar el movimiento.
Creo sinceramente, Ramón, que es imprescindible una verdadera catarsis social para salir de esta crisis desde los intereses de la comunidad y no del capital y el materialismo.
Un abrazo
Camino estoy totalmente de acuerdo en que la motivación que genere un cambio ideológico global solo se dará cuando exista un peligro que incline la balanza hacia ese cambio.
El problema de las revoluciones de impacto es que suelen responder al quítate tú que me ponga yo en el ordeno y mando. El verdadero cambio, para mí, solo se dará cuando la conciencia social, el espíritu de los tiempos, se generalice y sustente en la aceptación de criterios y pensamientos críticos orientados a la complementariedad y el entendimiento y no a la imposición y el conflicto de intereses. Volvemos a la filosofía simbiótica. Esa sería la filosofía que sustentara la verdadera democracia.
Un abrazo
Rafa, estoy totalmente de acuerdo en lo que planteas sobre la filosofía tendente al desarrollo del ser, en lugar del materialismo del tener. Estoy convencido de la levedad del ser humano, de su corto tránsito por la vida, ya que venimos sin nada material y nos vamos sin nada material, pero el desarrollo de nuestra inteligencia y las potencialidades de cada cual solo se hace desde el ser, desde la elevación de la psique y la integración en un entorno nutriente del propio hábitat. SER antes que TENER, aunque para desarrollar el SER haya que tener algo que satisfaga las necesidades básicas.
Es cierto cuando dices que la globalización ha enriquecido a unos y empobrecido a otros, siempre fue así en este sistema capitalista. Por eso, cuando hablo de los vasos comunicantes, reivindico un control sobre los tubos por donde fluye el dinero, para que ese flujo sea beneficioso para el conjunto de la sociedad y no para unos pocos solamente.
El reclamo de la pedagogía, de la reflexión compartida y de la evolución del pensamiento hacia un desarrollo de conciencias más justas y solidarias, más orientadas al humanismo, al desarrollo del ser, es lo que creo que nos puede dar el resultado final. Gritar (entendido como exponer y debatir) y convencer con argumentos es la base de esa pedagogía, bajo mi punto de vista. Pero también educar en valores constructivos y orientados a ese desarrollo del ser.
Un abrazo
Hola emejota. Yo creo que sí puede haber tranquilidad en la evolución, pero no en las revoluciones. Es cuestión de temporalidad. La evolución es más lenta y de más calado, la revolución implica cambios rápidos y drásticos, por lo que el proceso de adaptación es más complejo y al final todo acaba igual… Mira como ha acabado la revolución rusa, con sujetos en el poder mimetizando conductas zaristas…
Un abrazo
Antonio, me ha gustado muchísimo tu entrada. Razonada y certera, porque la globalización se ha de entender desde un punto vista humanístico y de reactivación de la cosa pública como algo realmente común y democrático. Las globalizaciones regidas por criterios de mercado sólo atienden a ganancias y pérdidas, al aspecto material, y bien estamos sufriendo sus efectos.
¿Seremos capaces los humanos de conseguir la hermandad a nivel global algún día? Ese es mi deseo, pero el escepticismo me embarga. La naturaleza del ser humano en su aspecto oscuro tiende al dominio y al lucro de unos sobre otros.
Un abrazo.
Querida Isabel, creo que la clave está en educar al ser humano en el humanismo y no en el consumismo materialista. Claro que para eso la idea humanista ha de impregnar a los gobiernos y los políticos, de lo contrario las políticas se orientarán hacia una economía de la competencia consumista. Hoy he oído a Cayo Lara, en una entrevista de Iñaqui Gabilondo, decir algo que vengo sosteniendo desde hace muchos años y que compartimos mucha gente: “La economía ha de estar al servicio del ciudadano y no el ciudadano al servicio de la economía”. Eso solo es posible si tenemos gobiernos democráticos y leales a los intereses de su pueblo y no al poder económico.
Todo depende del modelo de sujeto que quieran conformar a través de los medios que disponen; sujetos de desarrollo personal basado en el apoyo, la asociación y sinergia personal o sujetos de sumisión al sistema, aunque siempre estará la imposibilidad total de controlar y dirigir el pensamiento y la opinión de los críticos e idealistas.
Un abrazo
O esta globalización se hace bajo el signo de una filosofía socialista, por moderada que esta sea, o nos dirigimos hacia más de lo mismo. O se hace pensando en las clases populares, en el bienestar de todos, o nos chocaremos nuevamente con situaciones como la que estamos viviendo en estos momentos. La actual situación no es una crisis capitalista al uso, de la que se sale tras unos cuantos años de recesión; es una quiebra del sistema que hemos vivido desde el comienzo del capitalismo hasta ahora. Hay que reinventar un nuevo marco de relaciones. El problema no es este gobierno ni este presidente, que pueden haberse equivocado en determinadas políticas y de hecho así ocurrido: ojalá todo fuera tan fácil como cambiar a Zapatero por otro. El problema es mucho más profundo, el problema es que esta sociedad, todos, tiene que entender que hay que inventar un futuro que en nada se parezca al pasado.
Arabos, acertado comentario el tuyo, que comparto. El problema no es Zapatero o el gobierno, el problema es el sistema. El PP busca descalificar para llegar al poder con el permiso de las urnas y hacer ellos la política neoliberal sin oposición. El peligro es inminente y evidente, si permitimos que un gobierno entreguista, aunque sea socialdemócrata, haga esa política estamos perdidos. Necesitamos gobiernos realistas pero con las ideas claras para que no nos lleven a toda Europa al neoliberalismo capitalista y sobre todo, para evitar caer en manos de los neoconservadores (http://es.wikipedia.org/wiki/Neoconservadurismo#cite_note-Dionne_56-0), que es aún peor la cosa, con su adalid Aznar a la cabeza. Cuidado con las FAES y las estructuras que van sembrando opinión para adueñarse de poder y establecer políticas consumistas de sumisión y seguimiento a sus ideas que confunden el progreso con el tener más.
Un abrazo
Querido Antonio, como siempre, una entrada coherente, profunda, y sobretodo que anima a la reflexión.
Es cierto que este sistema necesita un cambio. Un modelo diferente que el actual. Un modelo solidario y que no se base en el abuso de unos pocos, mercados, contra unos muchos, ciudadanos.
No se si en este momento los partidos de izquierdas son eficaces o están perdidos entre sus luchas también de poder.
Sin embargo, soy defensora y estoy esperanzada con los movimientos altermundistas que son los que, al menos ahora, representan las opciones de izquierda y los que están plantando cara al duro capital y a las políticas neoliberales.
Nada se podrá conseguir mientras el ciudadano no despierte de su modorra pensando que el papa estado habrá de resolverle sus problemas. Mientras evidentemente no cambie sus valores, sus objetivo. Ojalá se de esa catarsis colectiva tal y como comentas y de la que surja una sociedad activa y solidaria.
En nuestra mano está, sin duda. En el hacer de cada uno de nosotros.
Carmen dice "en nuestra mano está". Y la experiencia me dice que cuando las cosas están en manos de todos, nadie las resuelve.
Querida Carmen, los cambios son muy dificultosos cuando se trata del poder. Perder poder no le gusta a nadie y ahora, quien lo tiene, no se someterá al cambio fácilmente hasta que no se le demuestre que el poder está en otro lugar. Es más, el poder siempre fue objeto de lucha, pues está asociado a la propiedad y control de los recursos. Los gobiernos y los grupos sociales, como los partidos políticos, asociaciones sindicales y demás, son los que puede y deben canalizar el poder de la gente para coordinarlo, sumarlo y enfrentarlo a los dueños del dinero.
El papá estado somos todos y no es la vaca que da leche sin límite. Es el resultado de una actuación conjunta de los ciudadanos, de una asociación para buscar la justicia social mediante las leyes y el establecimiento de un orden y estructura social. Ahí es donde creo que se ha de incidir.
Estamos cegatos. En lugar de apoyar a nuestros políticos honrados y defenestrar solo a los corruptos, estamos metiendo en el mismo saco a todos. Eso es lo que quieren los poderes fácticos de las finanzas y la economía, para quitarles el poder representativo de la ciudadanía y deslegitimarlos. Ellos tienen los medios y los peones que les hacen el trabajo sucio de la difamación de toda la clase política, solo hay que ver los medios de comunicación. También tienen partidos políticos que comulgan con estas ideas y que pretenden embarcar al pueblo en su aventura tramposa, materialista, mediante la confusión sobre qué es el progreso. El progreso no es tener más, sino ser más persona humana..
En las encuestas está saliendo la política como uno de los principales problemas del momento. Sin ser del todo incierto, se han olvidado de que el problema es la especulación financiera, la estrategia que siguen los neoliberales y neoconservadores, que proyectan un nuevo orden mundial, donde ellos sean los que ostenten el poder para crear un mundo a su medida e intereses. Si no nos damos cuenta de eso estamos perdidos. Hay que refundar la política para hacer frente desde la democracia al despotismo del capitalismo salvaje.
Al menos eso es lo que pienso yo.
Un abrazo
Es cierto, María Jesús, que la masa sin alguien que aglutine, que sintetice y dirija, no llega a ningún lado. Por eso reivindico una refundación política, sin las rémoras del pasado, donde se den la mano la honradez y la motivación en la lucha por el ciudadano y el proceso de humanización de la sociedad. Donde la inteligencia está al servicio del colectivo y no de unos cuantos.
Es un problema de todos, pero el otro problema es cómo se crea el estado de opinión que permita articular una política que resuelva ese problema primero. En esa línea está mi respuesta al comentario de Carmen.
Un abrazo
Antonio, me gustaría saber a qué te refieres exactamente con "humanismo". Estoy bastante de acuerdo con lo que dices, pese a que para lo que "ellos" pretenden, la tranquilidad va a servir de poco.
Un saludo
Hola Antonio, la reflexión que hace Carmen me parece especialmente acertada. Aunque aceptemos el humanismo como base para que nos lleve del tener al ser, también habríamos de hacer una refundación de todos los conceptos y valores que históricamente a propugnado.
Nunca me gustó el nombre de movimiento antiglobalización y creo que Carmen nos ha traído el término adecuado: movimiento altermundista, en el sentido de que otro mundo es posible y necesario.
Aunque busquemos soluciones a problemas locales, afrontar la globalización del poder del dinero solo puede hacerse mediante la globalización del poder del ser humano y los individuos. La unión de voluntades no tiene porqué llevar consigo la pérdida de diversidad ideológica y cultural, es precisamente esa diversidad lo que puede convertirse en fortaleza y reivindicación, mediante el respeto.
El humanismo se caracteriza también por su antropocentrismo y creo que el ser humano ha de ser consciente de que no es el rey de la vida sino parte de ella. Nos hemos olvidado con tremenda facilidad de la última cumbre del clima en Copenhagen. Los recursos del planeta son limitados y la capacidad de regeneración está sobrepasada. Es cierto que esta crisis ha dado un respiro al planeta, pero los nuevos pasos han de darse en otra dirección.
Estoy de acuerdo en que el neoliberalismo está haciendo uso de todo su poder mediático para convertir su propio fracaso en desprestigio de los poderes representativos. Pero por definición, estos poderes surgen para representar la voluntad de los individuos. Quizás el mayor problema sea que los individuos están entregando su voluntad al mercado, pero hemos dejado que nuestros jóvenes sean educados por la publicidad. El marketing es la ciencia de la manipulación. En una de tus entradas te preguntabas "¿Que hijos estamos dejando al mundo?". La educación en valores es algo que no se ha exigido con suficiente contundencia. La iglesia ha boicoteado la asignatura de educación en ciudadanía. Hay objetivos muy cercanos por los que trabajar.
Si tuviera que dar una alternativa a la globalización del poder, diría que lo mejor sería diversificarlo, evitar que se concentre en pocas manos.
Un abrazo
Hola, Ataúlfa. Muy buena tu pregunta. A veces pensamos que el receptor decodificará el mensaje en la línea en que lo hemos codificado y nos llevamos a error. No todo el mundo entiende lo mismo ante las mismas palabras. Habría que empezar por definir de qué se habla cuando se nomina algo.
Bien, no es mi intención dar una disertación sobre el humanismo, pero nos podemos centrar en dos aspectos. El concepto de humanismo desde el punto de vista académico de la lengua y su evolución histórica y la concepción de la psicología humanista.
La Real Academia de la Lengua define el humanismo como:
1. m. Cultivo o conocimiento de las letras humanas.
2. m. Movimiento renacentista que propugna el retorno a la cultura grecolatina como medio de restaurar los valores humanos.
3. m. Doctrina o actitud vital basada en una concepción integradora de los valores humanos.
Pero, dada mi formación en psicología, la idea que expongo sale un poco de este cauce, o al menos se ubuca más en la tercera definición, para anclarse en la concepción de la psicología humanista, que merece desarrollar un amplio tema para ella sola. Como elemento orientador puedes acudir a Wikipedia en el link: http://es.wikipedia.org/wiki/Psicolog%C3%ADa_humanista
Son, pues, las teorías de los psicólogos humanistas del siglo XX en las que sustento mi idea de humanismo.
Un abrazo y gracias por tu comentario.
Camino, estoy de acuerdo en que Carmen hace un excelente comentario, como siempre, cargado de razón y argumentos.
Yo sigo planteando, en la línea de mi respuesta al comentario de Ataúlfa, la necesidad de esa humanización que cambie los principios y valores que estructuran esta sociedad desde su inicio materialista. Por mis escritos ya sabrás como pienso del surgimiento de esta cultura basada en el poder y la posesión, en la relación objetal en lugar de la objetiva, que defiendo en mi post Relación objetiva vs, objetal donde sostengo, entre otras cosas:
“Querer tiene la acepción del deseo por necesitar una cosa, es pues una relación objetal, pretendemos un objeto que nos satisfaga esa necesidad. Deseamos y queremos el objeto que nos satisface, pensando en nuestra propia felicidad básicamente. No pensamos en el amor; que tiene otra interpretación basada en la relación objetiva; es decir, sabemos que nos relacionamos con otro ser que tiene su propia proyección y que nosotros podemos ayudarle, si así lo estima, en su desarrollo personal, a la vez que él nos enriquece a nosotros. En este libre intercambio de emociones, experiencias, vivencias y, en suma, de vida crecemos ambos.”
Estamos en la sociedad del querer para tener, pero no del amar para ser. Mi esposa, mis hijos, mi casa… todo ello está orientado a satisfacer mi egocentrismo, pero no para la asociación equitativa donde nos ayudemos a conseguir lo material y lo pongamos al servicio del desarrollo humano integral.
Por tanto, para mí, el objetivo del desarrollo, el progreso y evolución ha de ser el propio ser humano en un sentido integral, conjugando lo material como “higienizante” (entendido el término en la teoría bifactorial de la motivación de Herzberg) con lo motivante del desarrollo humano. Es decir lo material solo sirve para cubrir necesidades básicas del sujeto y poder ponerlo en la situación de enfocar todas sus energías hacia el desarrollo personal en el aspecto intelectual, espiritual o psíquico. Todo ello le llevará sin duda, al concebir el mundo de una forma más holística y respetuosa con el medio ambiente que le da y sostiene la vida y crear y sostener una sociedad más libre.
Un abrazo
Antonio,
he aterrizado hace doce horas. Vengo de un país en el que me ha sorprendido la amabilidad de los dependientes y dependientas de los comercios, tranvías, museos, restaurantes. He contemplado plácidamente la reunión de diversos grupos de gente que cocinaban su propia barbacoa en uno de los grandes parques de la ciudad, con pequeñas cajas metálicas acondicionadas para ello, impensable en mi ciudad. Al retirarse del parque, todos los papeles, latas y restos de la frugal comida son recogidos por los propios comensales, manteniendo la limpieza del lugar. En esa ciudad conviven individuos que tienen filosofías diferentes de vida, unos en casas cómodas y elegantes pero integradas en la arquitectura diseñada en el siglo XVII. Otros, en barcazas acondicionadas en austeros hogares flotando en los canales. Para los que la filosofía es no tenerla hay Centros donde acogen a vagabundos e indigentes que vagan por la ciudad, ofreciéndoles comida y alojamiento, evitando así una delincuencia innecesaria.
La prostitución no se esconde, pues se protege de la marginación al ser inevitable. El consumo de marihuana se concentra en espacios donde no se mezcla con las bebidas alcohólicas, libremente.
Es una ciudad donde el capitalismo se regula para que todos se beneficien de él, en la medida que cada uno quiera involucrarse. Es una ciudad en la que el bienestar se ha conseguido ganando terreno al mar, con la habilidad de sus arquitectos, artesanos y comerciantes, una pequeña globalización en un territorio pequeño que se abre al mundo por su conocimiento de varios idiomas. En fin, quizás sea ese el humanismo que buscamos. Estuve hace 30 años, y siguen siendo ellos. Y lo percibí sin los efectos del cannabis.
un abrazo.
Joder, Jordi, tú has estado en el paraíso. Estás hablando de la cultura de la tolerancia, del entendimiento y respeto, del intercambio desde la individualidad de cada uno…. Eso es un ejemplo a seguir… Pero, bajo mi opinión, el mundo es más complejo. Si el capitalismo sirve para cubrir las necesidades básicas higienizantes, a las que aludo en la respuesta anterior a Camino, entenderá que el capitalismo sirve para algo, pero si no tiene en cuenta que el principal objetivo del ser humano es tu autorrealización y el desarrollo social del colectivo, estaremos ante un capitalismo morboso y egoísta que no piensa en los demás sino en el propio beneficio.
Yo sigo pensando que el problema de este mundo está en la orientación que se dé a la actividad humana. Si se orienta al beneficio de unos pocos en detrimento del gran colectivo social, estaremos ante la injusticia, y si se hace pensando en que todo ha de ir en función del desarrollo personal de los ciudadanos y su evolución personal para desarrollar sus potencialidades, estaremos ante el verdadero objetivo del ser humano.
Esa es la pregunta: ¿Hacía dónde vamos?
Un abrazo
Muchas gracias, Antonio por tu explicación. Veo que también acudes a la RAE, gran instrumento para la aclaración de conceptos. La primera acepción la conozco bien e intento practicarla en la medida que puedo. La segunda, en tanto que retorno a los modelos grecolatinos me hace discrepar, pues tenemos una visión totalmente idealista de tal modelo. Muy interesante por cuanto se refiere a las artes, pero complejo en su creación de esclavos. Lo mismo en el Renacimiento, pues los artistas sobrevivían bajo el yugo de sus mecenas para desarrollar un arte impuesto por el poder; y el pueblo, como casi siempre, se moría de hambre. Creo pues que ambos referentes son esencialmente culturales y que a nivel político-económico no sirven. Pilares de nuestra civilización occidental fueron los antecesores de Adam Smith. Y en cuanto a la tercera acepción, el capitalismo no queda exento de valores humanos, muchos de ellos negativos, no voy a decir lo contrario. Dentro de la concepción "valores humanos" se implica una gran cantidad de conceptos.
En cuanto al tema psicologista que apuntas, no puedo elaborar una crítica constructiva consistente pues desconozco el tema. Valoro mucho la aportación de Jung, pues sus teorías me parecen altamente interesantes. ¿Pero crees que el mundo está preparado para llevar a cabo su proceso de individuación? Creo que antes deberíamos ahogar a Narciso.
Me gustaría como a casi todos que el mundo se convirtiera en el lugar mágico que en realidad es, pero los procesos son largos y no podemos olvidar que la necesidad, la voluntad de poder del ser humano también debe ser contemplada, no queda abolidad de buenas a primeras.
Un abrazo
Ataúlfa, has entrado en un tema apasionante, de mucho debate y reflexión. Estamos donde estamos por lo que fuimos e hicimos.
Es cierto que debemos tener un referente común para interpretar las palabras que, en muchos casos son polisémicas, por lo que hay que ajustar el término a lo que queremos decir, ya que no siempre el contexto las clarifica y puede inducir a error. La RAE nos ubica en la interpretación y eso es bueno.
Yo creo que a Adams Smit, se le debe mucho por lo rompedor que fue en su tiempo. El liberalismo fue una forma de escapar al control encorsetador de los gobiernos de las graciosas majestades y demás nobleza. La economía necesitaba de esa libertad para el desarrollo y la evolución, para la independencia y poder escapar de un sistema económico anacrónico y darle alas a la burguesía. Pero esto ya paso. Lo importante es que el poder que encorsetaba el desarrollo económico desde el control de la casa real, pasa a manos del pueblo, en teoría, con el establecimiento del sistema democrático y la reivindicación del movimiento obrero. De aquí surgieron movimientos muy importantes, que fueron evolucionando y modulando el desarrollo hacia ese humanismo que yo reclamo.
No son lo mismo los planteamientos mecanicistas de Taylor que los de la psicología en la nueva gestión de recursos humanos, donde la gestión emocional, la implicación y la motivación de los trabajadores juegan un papel tan importante.
Ahora, en nuestros tiempos, ese desarrollo económico ha traspasado la producción de lo necesario y se vuelca en el consumismo, creando necesidades, muchas veces ficticias, para poder seguir su expansión. Creo que es el momento de hacer esa revisión y pasar de tener cubiertas las necesidades básicas a desarrollar al sujeto integralmente. Ciertamente el capitalismo no queda exento de valores humanos, pero habría que ver cuales son los que deben prevalecer en cuanto al desarrollo material, evitando que la codicia y la avaricia sean los motores de ese proceso económico. Por eso hablo de capitalismo salvaje como un elemento a vencer. En todo caso, hay economistas expertos que ya hablan del término “capitalismo humanista”, pero no lo veo muy coherente, desde mi punto de vista.
Con relación a Jung, estoy de acuerdo también en su importantísimo papel en el proceso de comprensión y análisis de las conductas humanas en la línea del psicoanálisis. Soy un defensor de los planteamientos freudianos desde el punto de vista de la estructuración de la personalidad, pero mi eclecticismo me lleva a ser crítico con todo y pensar que nadie tiene la razón absoluta, a sumar visiones y esa es una más. No obstante existen teorías como el análisis transaccional que surgen del psicoanálisis y entran en la concepción de la psicología humanista. Es un tema, también, de gran interés.
Para mí, la evolución está en conjugar todas las visiones para concluir con el mejor resultado, el que más se acerque a la verdad o a lo ideal.
Un abrazo y gracias por tu participación y aportación al debate.
Como puse en mi blog una entrada orientando hacia este la lectura del tema colgado, me han contestado algunas personas en aquel, por lo que he decidido no detraer del debate sus aportaciones y ponerlas aquí para general conocimiento. Estas son:
Peter Pantoja Santiago dijo...
...Siempre he dicho que los grandes intereses de esta humanidad dicen y hablan de "globalización" cuando en realidad en muchos casos simplennte se les percibe extorción a este hábitat donde todos residimos, es mucho más que todo eso que se nos presenta o se nos quiere hacer "comprender".
Contesto:
Exactamente, Peter. Por eso me pregunto ¿Hacía dónde va esa globalización? hacia la rapiña de los recursos, estén donde estén, o al desarrollo del bienestar humano.
maria rosa dijo...
Gracias Antonio.
Tema interesante y siempre en candelero con dificil solución mientras los "hombres de grises" dirijan el mundo reuniendose, cada X tiempo para que no se les escape de las manos....hace poco en Sitges, con asistencia de nuestro presidente.
¿Que tendrá el poder, que cuando se llega cuesta dejarlo?
Como se pega el asiento del poder al trasero, cuando uno se siente no se despega.... y el mundo sindical, mientras le pague el gobierno...Que dificil es ser uno mismo, menos mal que tenemos el recurso de nuestra palabra, y podemos expresarla.
un abrazo,
Contesto:
Pues sí, María Rosa, el poder engancha porque va unido al tener, y tener significa controlar lo que los demás necesitan, lo que implica el dominio sobre el necesitado.
Un abrazo
Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...
sólo sé que nos estamos cargando la tierra...
Contesto:
Mariángeles, lapidaria tu expresión, pero cierta…
ana dijo...
el poder es dinero y egoismo, y de eso cuesta despegarse. un saludo
Contesto:
Estamos de acuerdo y vas en la línea de María Rosa, introduciendo la palabra egoísmo. Creo que ese egoísmo es el que lleva a la codicia que he referido antes.
Un saludo
Sin duda que me parece necesaria una refundación/revalorización del término "política" y todo lo que ello implica.
Hay una reacción innata (parece) que se suelta ni bien una clase "privilegiada" es tocada y que consiste, en acusar a la "clase política" de todas las desgracias de un "pueblo". Como si la "clase política" fuese una clase diferente, una estirpe elevada que tiene rasgos divinos.
Sin advertir, por otra parte, que los "políticos" surgen de las entrañas de una sociedad y somos "nosotros".
Así que para contrarrestar ese efecto "globalizador" que lo aglutina todo, lo mezcla en una masa informe de la que sólo saca la cabeza el "privilegiado", es necesario recuperar a la política como herramienta para cambiar el estado de las cosas. Y yo creo en la política, todavía.
Un abrazo
Pulgarcito, pues estoy totalmente de acuerdo con lo que planteas. Lo que me duele es que los grupos de poder en la sombra, los poderes fácticos de la banca y el gran capital, que son los dueños de los medios de comunicación, andan desprestigiando cada vez más a esos políticos y a la política, porque a ellos les interesa tenerlos acojotados y bajo sus alas. Solo apoyan a los que les apoyan a ellos en sus planteamientos económicos neoliberales. Miedo me dan también los neocons que andan organizando el mundo en función de sus intereses y esquema de valores.
El resto sigue siendo la pregunta ¿Hacía dónde vamos o nos llevan? Y ese es el asunto, nos están llevando…
O refundamos el espíritu de la política en la línea humanista o nos vamos a la M. que es donde nos quieren llevar los productores de la crisis.
Un saludo
Estoy totalmente de acuerdo con Pulgarcito. No podemos continuar deslegitimando la política como tal, es demasiado peligroso. Una cosa es la "clase política" y otra la política per se, el instrumento por excelencia de diálogo democrático, la herramienta ciudadana. A ver si empezamos a diferenciar entre la política y algunos agentes gangsteriles que dicen que la ejercen.
Efectivamente, Ataúlfa. Los agentes gangsteriles los colocan ellos en la política para que les sirvan a sus intereses y a la vez deslegitimen el ejercicio del arte de la política. A ellos les interesa más tener aliados en el poder para que le hagan la faena que pringarse personalmente. Les importa un bledo que sea la democracia o la dictadura, lo importante es que ganen dinero.
Los que creemos en la democracía y en el bien hacer de la política no podemos permitirnos que nos destrocen el sistema democrático.
Un abrazo
El comentario dejado en mi blog por belijerez dijo...
Otra civilización que sucumbe, la que ha provocado más dolor a las personas y al planeta.
Se estará gestando una nueva, si es la de China, nuevos ricos, estamos apañados la pobre Tierra morirá irremediablemente.
Mientras tanto busquemos apoyos, ternura, afectos... sólo desde ahí podremos vivir con serenidad y armonía.
Salud
Respuesta:
Yo no soy partidario de que sucumban las civilizaciones. Creo que lo que se ha de hacer es evolucionar considerando lo acertado del pasado y desechando los errores. Deberíamos mantener muchas cosas actuales, pero erradicar las malas, las que no nos llevan al desarrollo personal integral. Tenemos muestras varias de cómo organizar la estructura social, pero creo que todas se montan sobre las mismas bases, cono es el poder y la sumisión.
Tal vez encontremos alguna forma para transformar esto en asociación interpares.
Un abrazo
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