A PROPÓSITO DE TRES ARTÍCULOS DE ANTONIO

>> 14/4/10

Recientemente se ha publicado en prensa la curiosa encuesta en que se revela que, de las diferentes profesiones y grupos sociales, los españoles desprecian fundamentalmente dos: el de los políticos y el de los okupas. No hablaré del segundo grupo. Porque la encuesta en cuestión me recordó las tres entradas que el amigo Antonio dedicó al tema hace un par de meses o algo menos.

Por otro lado debo decir que referirme a uno de los compañeros de Grito, a lo que escribió en su blog, me supuso una traba al principio, cuando pensé que seguramente era una muestra de ombliguismo imperdonable. Pero puesto que en el segundo artículo de nuestros Acuerdos se recoge que en este blog "pueden traerse y referenciarse entradas interesantes de otros blogs" decidí seguir esa indicación.

Me refiero a las entradas acogidas al título genérico de "De noble arte a oficio de la política". El primero de los artículos habla, tras constatar una crisis en el momento actual, de la nobleza que lleva implícita la tarea de ser servidor público, que eso es ser político en realidad. Sigue a continuación un análisis de las tres formas de organización política y social existentes; formas que convivieron efectivamente en los años 30 del siglo pasado y que colisionaron en la Segunda Gran Guerra: democracia, comunismo y nacional-socialismo. La segunda entrega recoge el triunfo de una de las tres formas y el hundimiento de las otras dos con todo lo que ello conllevará: neoliberalismo económico y globalización. De lo cual, añado yo, se derivan otros conceptos fundamentales como posmodernidad o relativismo. Y otras consecuencias que también Antonio recoge en su texto. Como la del político de izquierdas que "está jugando la partida en campo contrario, con unas normas que le atrapan e impiden desarrollar su propia política social, sujeto a la acometida de los medios si se desvía lo más mínimo". Es decir, la misma estructura del terreno de juego, de la realidad que nos circunda, obliga al político de izquierdas a desarrollar una labor contra el soplar general de los vientos de la realidad. Ese es el gran drama de las izquierdas en nuestro tiempo.
Por otro lado, según el autor, el hecho de que existan esos "supraestados" (multinacionales, banca) que son quienes tienen el verdadero poder que mueve el mundo, lleva a los políticos a desempeñar un papel totalmente rebajado: "si los gobiernos no tienen las manos libres para tomar las decisiones que mejor convengan al conjunto de los ciudadanos (...) el noble arte de la política pasa a ser un “oficio”, una actividad sujeta a los designios del señor dueño del poder real". Ese es, según Antonio, el elemental motivo que impide que los políticos nobles y entregados, aquellos que justamente podrían dignificar su tarea, se vean degradados y empujados al saco común de la minoría: los corruptos, los interesados, los aprovechados.

En el tercer y último artículo se repasan algunos de los excesos que se derivan de todo ello, así como las causas más notables: el poder del dinero, la pérdida de valores, la política económica agresiva, la ausencia de alternativas ideológicas tras la caída del comunismo... Por todo ello estamos como estamos.

La solución que propone Antonio pasa por la conciencia individual y colectiva, por lo que yo llamaría la creación de un verdadero tejido social formado por individualidades coherentes. Estoy totalmente de acuerdo. Ese es el camino: la coherencia, la entrega, la generosidad, la unión. Las grandes cosas vendrán por añadidura.

No tengo claro que ello sea posible. Frente a todo lo señalado por el autor de los artículos observo yo la sombra espantosa de la individualidad y del egoísmo. Individualidad y egoísmo significan caer en la ciénaga del status quo. Y no percibo en general la energía para unirse y caminar en otra dirección. Pero el empeño de los que gritamos en este blog y en tantos otros pasa muchas veces por hacer realidad esa voluntad que nosotros observamos como verdadera necesidad.
Antonio Azorín publicó hace cien años una novela emblemática que hablaba de otra crisis, la del 98. La voluntad, se llamaba esa novela que trataba también de formular los males sociales y buscarles un remedio fundamental. El gran error de los hombres del 98 fue seguramente su romanticismo: esperar soluciones mágicas y externas. Hoy sabemos ya que no. Es de dentro de donde debemos arrancar la pasión para transformar y crecer definitivamente. Sólo faltan tres cosas: que podamos un día ser muchos, que tengamos verdadera voluntad y que nos pongamos a ello.

16 comentaris:

Camino a Gaia 14 abril, 2010  

Esta trilogía de artículos de Antonio me pareció excelente. Quedan a mi modo de ver, dos cuestiones fundamentales para completar este enfoque: el papel que ha jugado, juega y jugará la ciencia en el diseño de las nuevas sociedades y por otro lado el impacto de la actividad humana sobre el medio ambiente, soporte en definitiva de toda la vida. Esto nos lleva a una globalización de principios éticos básicos, que podrían encontrarse en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y asimismo a una regularización a escala planetaria del uso y conservación de los recursos naturales.

Darío 15 abril, 2010  

Sin dudas, el legado de siglos de liberalismo y otras cuestiones, conllevan a la profunda instauración del idealismo egoísta.
Es implacable, los egoístas se jactan de esa "virtud". Acá, en Argentina tenemos el famoso lugar común: "Yo, argentino", o " a mi nunca me molestaron". Terribles frases que denuncian un enfrascamiento brutal que no nos deja ver al tipo que realmente está sufriendo.
Por lo visto, esos lugares comunes valen para todos. O el mundo se ha contagiado de nosotros, o es que hemos avanzado? Un abrazo.

Txema 15 abril, 2010  

Creo que, en realidad, la confrontación no se produjo, y por tanto, no se produce tampoco ahora, entre democracia, comunismo y nazismo.

El chocque fue entre diversas formas de capitalismo-imperialismo que utilizaron la democracia y a los nazis como armas.

El comunismo, con todos sus errores, fue participante como consecuencia de una agresión.

De ahí se deduce que, una vez consolididado el capitalismo, de una de las formas -la liberal- se produjera el segundo conflicto. Esta vez con la URSS, en forma de guerr fría o caliente localizada.

Deduzco que los políticos son presos del sistema que los sustenta y, de ser servidores del ciudadano, pasan a ser mecanismo necesarios del sistema.

Hay tema para un gran debate.

Errata y errata 15 abril, 2010  

Tu entrada me parece fabulosa. Coincido contigo en un cien por ciento. Los conceptos que aqui se manejan me hicieron mucho acordar al prologo del libro "Entrevista con la historia" de Oriana Fallaci. Te invito a leerlo. Son tres hojas. Vale la pena. Un abrazo.

Jordi Pascual Morant 15 abril, 2010  

Ramon,
He de decirte que me sorprende que los okupas sean tan despreciados por los españoles.
Me interesa mucho más el debate de por qué ocurre eso que no el tema de los políticos.
Una reflexión sobre la movilización okupa nos podría llevar a cuestionar profundamente el sistema de vida de los españoles, que podemos hacer extensible al resto de la sociedad capitalista.
Podríamos hablar de la propiedad privada, de la falta de reciclaje por un consumo exagerado, del gasto excesivo de energía, de la esclavitud del trabajador mecanizado, la falta de valores solidarios. En fin, de la inercia del día a día que enriquece a unos pocos y alinea a la mayoría. Ellos, los okupas, remueven nuestras conciencias.
Y ahí enlazamos con las conclusiones de Antonio que comparto totalmente. La conciencia individual y colectiva. Añadiría el derecho a mantenerse alejado de la sociedad cuando lo necesites sin menoscabo de la responsabilidad de actuar en consecuencia con todos.
No interpretes que dejaría en manos de los okupas la gestión de una social civil, ni mucho menos, pero ellos son los hijos de quienes les rechazan. Merece una reflexión.
Un abrazo, Ramon.

Jordi Pascual Morant 15 abril, 2010  

errata:
donde digo "social civil", es "sociedad civil".

Eastriver 15 abril, 2010  

Gracias por las opiniones que abren debate. Jordi, el tema okupa es un excelente tema para un artículo en este blog. A ver si te animas, a partir de todo lo que apuntas, o a ver si se anima alguien.

Maia, no sé si he leído ese prólogo. ¿El libro es de ella, verdad? Es que me suena de haberlo tenido entre las manos cuando todo lo del atentado de NY, época en que se habló mucho de esta periodista. Pero si te he de ser honesto no recuerdo bien. Lo buscaré si es tan sintético. Un abrazo.

Errata y errata 15 abril, 2010  

Si, el libro es de ella. Si queres te puedo mandar el prologo escaneado por mail. Aun viejo sigue siendo vigente.

Eastriver 15 abril, 2010  

Maia, no me puedo creer tanta generosidad. Si te resulta molesto tranquila que ya me buscaré la vida. Pero si lo tienes ya escaneado y mandármelo no te cuesta más esfuerzo que hacer click entonces acepto el envío. Sólo entonces, que si no me parece un abuso.

ramon.eastriver@gmail.com

Gracias en cualquiera de los casos. Y un abrazo.

Errata y errata 15 abril, 2010  

Ninguna molestia, será un placer hacerte llegar las palabras de tan extraordinaria mujer para que las leas una vez más. No será hasta el domingo dado que el escaner está en la oficina y aquí no trabajamos viernes y sábados (ahora domingueo los sábados, cosas de la vida). Estoy segura que no te va a faltar lo que leer de mientras ;). Un abrazo.

m.eugènia creus-piqué 16 abril, 2010  

Paso rapidamente solo a dejarte un saludo, esta semana voy de bolido.Un abrazo.

Antonio 16 abril, 2010  

Amigo Ramón, ante todo quiero mostrarte mi más sincero agradecimiento por haber sacado a colación mis tres artículos. Superado el rubor que estas cosas me provocan, sí querría hacer algún comentario al respecto. Siempre se queda algo en el tintero cuando se escribe sobre cualquier cosa, lo que demuestra que el mundo es un sistema de interconexión entre sus elementos, donde la pluricausalidad es la base de la interacción y que la unicausalidad no existe, pues las variables nunca se pueden aislar en la vida cotidiana, lo que lleva a la imposibilidad de hace un análisis completo, donde no se escape nada y donde se toque todo. Hay ventanas o gateras que no son asequibles por el tiempo o el conocimiento. Cuando se ponen sobre la mesa aparecen otras visiones que se acercan más al detalle o a otra perspectiva enriquecedora, analizando otras interacciones o enfoques que se han escapado. En este caso, pienso, de eso se trata.

Yo, de todas formas, sí quiero reiterar mi idea sobre la política como un “noble arte”. A pesar de todo lo que está cayendo, concibo la política como un servicio a la ciudadanía. Es, por tanto, el más noble de los servicios, sobretodo cuando responde a un proceso democrático, donde el político es el valedor o representante de la soberanía del pueblo y ejerce como tal. Es vil y traidora, inmoral y deshonesta, cuando al socaire del voto, al amparo de la confianza del ciudadano, se ejerce en beneficio propio o de un colectivo de intereses contrapuestos a los de la propia sociedad. Por desgracia en nuestro país estamos viendo cantidad de esos casos.

A mí me da mucha pena ver el clima político que hay, sus puntos oscuros y ver y oler sus cloacas hasta el nauseabundo mundo de revertir el sistema en beneficio propio. Algunos no se hacen valedores del ciudadano, sino que, mediante la engañifa, le usurpan el voto y lo usan torticeramente para sus intereses… el poder es lo que les interesa para sacar beneficio, no para cambiar, liderar y dirigir el cambio evolutivo de la sociedad hacia el bien común y la justicia social, para establecer sinergias constructivas y justas.

Por desgracia nuestra democracia no es la ideal, pues está tutelada por el capitalismo, por los intereses de una clase sobre las otras; donde el dinero prevalece sobre el ser humano. La historia ha ido fraguando este sistema, socialmente enfermizo, al socaire de los intereses de las clases dominantes, de la nobleza, la burguesía y el capital. Es, pues, una lucha interclases bajo el orden de un sistema protector hacia una de ellas. Cierto es que las cosas han cambiado en los últimos dos siglos, lo que nos da una perspectiva de esperanza de cara al futuro, pero de evolución dificultosa y compleja.

Otra democracia es posible… aquella donde el capital y la empresa esté al servicio del ciudadano y no este al servicio de la empresa; aquella donde prime el desarrollo integral de las personas en contraposición al desarrollo material de las mutinacionales y de la empresa en general; aquella donde la información y los medios de comunicación estén al servicio de la formación y educación ciudadana y no para establecer sistema de propaganda y crear sujetos idiotizados que se vuelque en el consumismo y sostengan en el poder a sus explotadores; aquella donde el ciudadano tome conciencia de su poder, de su soberanía y la ejerza, otorgando su confianza a quien realmente la merezca y retirándola cuando no sean acreedores de ella.

Cuando exijamos a nuestros políticos una conducta ejemplar, lo que querría decir que la nuestra también lo es; cuando los defendamos ante la agresión difamante de alguna de las partes, porque al agredirlos a ellos nos agraden a nosotros; cuando nuestros políticos asuman la responsabilidad y la honradez necesarias para ejercer ese noble oficio, seremos capaces de revertir el sistema y ejercer la soberanía que tanto se nos otorga de boquilla. Yo creo que ese es el camino, posiblemente sea un iluso, pero iluso viene de ilusión.
Un afectuoso abrazo

Eastriver 17 abril, 2010  

Antonio, naturalmente que se escapan cosas. Siempre se escapan cosas, pero más si nos vemos condicionados por el espacio de una, de dos o de tres entradas, por el nivel de análisis que un blog permite, etc. De todo tu comentario me quedo con esa certidumbre cuando dices que otra democracia es posible. Con eso y con la certeza de que se ha cambiado para bien muchísimo. Yo también comparto ese optimismo (no en todo, en política sí, a pesar de los pesares; en ecología por desgracia no). Y finalmente sí, es cierto que la verdadera revolución debe empezar por nosotros mismos. De lo cual podemos deducir que la cosa es lenta. Un fuerte abrazo.

m.eugènia creus-piqué 17 abril, 2010  

Mi querido Ramón, hoy parece que tengo un poco más de tiempo para comentarte, me parecieron estupendos los posts de Antonio, es una persona que escribe muy bien y con mucho detalle,ha sido una gran idea el traerlos aquí, espero que a partir de la semana que viene tenga ya un poco más de espacio para mí y para vosotros.Un beso grande.

Txema 17 abril, 2010  

Siento discrepar totalmente de vuestra visión optimista, incluso con el riesgo de parecer un pesimista que ve siempre la botella medio vacia.

Precisamente porque la revolución debe empezar de forma individualizada, es por lo que veo el panorama muy sobrío.

Los ciudadanos hemos dejado, salvo ocasiones muy especiales, de movilizarnos. Es más, quienes más se mueven ahora son los que siempre se quedaron en su casa.

Un ejemplo: contra el aborto unas 200.000 personas, contra la reforma laboral (pensionazo) unas 30.000 (uso las mismas fuentes para equiparar los datos). Asombroso ¿verdad?

Tantos años de inducción a la desmovilización, atizada por la socialdemocracia, tanto años de silecio impuesto por el pacto de la transición, tantos años de aislar socialmente al discrepante, llamándole radical o antisistema, ha logrado su efecto.

El problema no es sólo que haya políticos corruptos, sino que pese a que lo sean, siguen contando con e apoyo de la mayoría. Eso es lo incomprensible.

Antonio 17 abril, 2010  

Amigo Txema, para mí no es tan incomprensible que salgan elegidos políticos corruptos. Si el pueblo es corrupto votará a corruptos para equilibrar o neutralizar la disonancia cognitiva que se da cuando hacemos algo que socialmente es reprobable, en el que nuestro interés personal se antepone al colectivo. El corrupto necesita un chivo expiatorio, un sujeto al que llamar tú más y yo soy un santo a tu lado. He visto muchos casos que justifican su propia corrupción aludiendo a la de los políticos.
Tal vez la clave esté en que el pueblo corrupto vota al corrupto y el pueblo íntegro exige integridad a quien vota, si no le castiga retirándole el voto.
También habría que considerar el compromiso social de las ideologías políticas. La derecha se vuelca en el mercado como regulador, en la competitividad, yo diría que darviniana, en la estructura jerárquica piramidal del capitalismo, mientras que el socialismo debería tender más al control de la actividad empresarial y productiva, desde el estado democrático, en beneficio del colectivo ciudadano, potenciando el compromiso social. Todo ello sin entrar en el clientelismo político.
Por tanto unos ven bien engañar al estado, que es su competidor, cuando no enemigo, y otros lo ven fatal por entender que el estado es la conjunción de los intereses colectivos y el garante del reparto del crecimiento económico… Eso en teoría y bajo mi punto de vista, que puede ser muy iluso, como indico en el último párrafo de mi comentario anterior.

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