Rajoy ha hablado.
>> 12/1/10
Rajoy ha hablado y eso es importante. Así debe ser y así se desea que sea. Hablando se entiende la gente, se comprenden y sitúan. Lo importantes es hablar claro, aunque no sea el caso; pero con los políticos se ha de jugar a las adivinazas e ir más lejos, sabiendo cual es el siguiente paso que planean.
Las ideas de la derecha se ubican en el neoliberalismo. En el mercado libre y la mínima intervención del Estado en la movida económica, pensando que el mercado, por sí mismo, tiene recursos para regular el sistema de forma justa y conveniente. Esa es su política, su idea y deseo, por el que mantienen su lógica estrategia. Persisten e insisten, a pesar de que la crisis les ha quitado la razón. Por eso callaron avergonzados y temerosos de las consecuencias. Los gobiernos le han rehabilitado, le han dado la pasta que pedían para continuar con el funcionamiento del sistema y han salido reforzados de la situación. Ahora se permiten amenazar, solapadamente, sutilmente, a los gobiernos con no invertir y dejarlos a ellos a los pies de los caballos, expuestos a la iras del pueblo que les da el voto, y que los entiende como responsables de la crisis, salvando la responsabilidad del mundo financiero y económico-empresarial, que es el verdadero responsable, por lo que son ellos los que debería estar en esa desagradable situación.
Pero los que no estamos de acuerdo con ese enfoque, pensamos que el Estado, como ente gestor que representa los intereses de todos, tiene que controlar, dirigir y encauzar la actividad colectiva hacia el bien común, en contraposición a dejar las manos libres del empresariado y de la iniciativa privada, llena, en muchos casos, de desalmados, avaros y codiciosos empresarios patriótico-demagogos que guardan su pasta en paraísos fiscales o juegan en el campo de las multinacionales.
El Estado tiene una responsabilidad con el conjunto de la sociedad, que es mantener y mejorar el contrato social. Eso quiere decir que tiene que asumir los servicios básicos que garanticen el bienestar de la ciudadanía, su formación y seguridad en todos los ámbitos. La salud, la vivienda, la educación, la alimentación, las pensiones (obsérvese que al pensionista no se le da nada, sino que se le devuelve lo que ya pago), el transporte, la energía y un largo etc. que no puede ni debe ser sometido a la especulación que reina en el mercado, a los designios caprichosos e interesados de un consejo de administración que persigue el beneficio empresarial en lugar de el beneficio social.
Digo todo esto a la sazón de la propuesta del PP de bajar en 2 puntos la aportación de los empresarios al sistema público de pensiones. No se conforman con los sueldos mileuristas y la precariedad laboral; quieren más, pues no buscan otra cosa que incrementar el campo de su negocio. La gestión de las pensiones siempre fue un objetivo tácito de la derecha y del sistema liberal. El negocio es tentador y poco garantista. Siempre cabe que ante una situación de crisis salga la administración pública y asuma las consecuencias, como se ha demostrado.
Por tanto, veo detrás de todo, el tumbar o desvirtuar el sistema de pensiones público, al igual que intentan hacer con la salud y la educación, para forzar al personal a abrirse planes de pensiones alternativos. Así matan dos pájaros de un tiro; pagan menos y dejan caer la Seguridad Social en el pozo de la incompetencia, que es el que les permitirá ofertar un sistema alternativo que les aporte dinero y ganancias.
Luego, al amparo de sus medios de comunicación, irán manipulando, desinformando y conformado opiniones que les sean favorables, esas posiciones que nos hacen más incautos, pasotas y serviles. Eso pretenden, desilusionar al votante de la izquierda para llevarlos a la abstención y ganar ellos. Saben que los idealistas de izquierdas nunca les votarán por lo que la única forma de neutralizarlos es dejarlos en casa, fuera de combate. A los mediocres, pendientes de su panza a corto plazo, los pueden ganar con el miedo al desastre y al caos. A sus idealistas de derecha los tienen bien cogidos y hagan lo que hagan serán comprendidos, perdonados y defendidos a capa y espada por ellos.
Ya sabemos como funciona esto de gestionar el voto, el marketing político y la engañifa amparada en las buenas ideas envueltas en papel de celofán. En el fondo está el modelo de funcionamiento que cada cual propone, dentro de un orden, y ese orden los establece la pasta del imperio reinante, del capital. Deja un margen pequeño para que juguemos y nos conformemos. Al menos, algo es algo…
Todo ello me lleva a recordar unos preciosos versos de un famoso poeta, que no sé de donde coño salió, pero que dicen así:
Camino de España
Camino de flores
Ca’mí no me engañas
Ca’mí no me jodes
Querido político, tú sigue hablando que yo iré valorando lo que dices, pero leeré entrelíneas, que es donde dices la verdad de lo que quieres hacer. No estoy contra ti y respeto el ejercicio de la política, el buen y honrado ejercicio, pero no soporto que me engañes o intentes hacerlo, eso va contra ti y contra el sistema, o sea, contra mí. Si quieres jugar a la política ponte a mi servicio, al servicio del ciudadano, y no pidas que nos pongamos nosotros al tuyo y te aproveches de tu posición para enriquecerte y servir al poderoso, el que te hará llegar el beneficio económico… O sea, no te vendas y me engañes.
Las ideas de la derecha se ubican en el neoliberalismo. En el mercado libre y la mínima intervención del Estado en la movida económica, pensando que el mercado, por sí mismo, tiene recursos para regular el sistema de forma justa y conveniente. Esa es su política, su idea y deseo, por el que mantienen su lógica estrategia. Persisten e insisten, a pesar de que la crisis les ha quitado la razón. Por eso callaron avergonzados y temerosos de las consecuencias. Los gobiernos le han rehabilitado, le han dado la pasta que pedían para continuar con el funcionamiento del sistema y han salido reforzados de la situación. Ahora se permiten amenazar, solapadamente, sutilmente, a los gobiernos con no invertir y dejarlos a ellos a los pies de los caballos, expuestos a la iras del pueblo que les da el voto, y que los entiende como responsables de la crisis, salvando la responsabilidad del mundo financiero y económico-empresarial, que es el verdadero responsable, por lo que son ellos los que debería estar en esa desagradable situación.
Pero los que no estamos de acuerdo con ese enfoque, pensamos que el Estado, como ente gestor que representa los intereses de todos, tiene que controlar, dirigir y encauzar la actividad colectiva hacia el bien común, en contraposición a dejar las manos libres del empresariado y de la iniciativa privada, llena, en muchos casos, de desalmados, avaros y codiciosos empresarios patriótico-demagogos que guardan su pasta en paraísos fiscales o juegan en el campo de las multinacionales.
El Estado tiene una responsabilidad con el conjunto de la sociedad, que es mantener y mejorar el contrato social. Eso quiere decir que tiene que asumir los servicios básicos que garanticen el bienestar de la ciudadanía, su formación y seguridad en todos los ámbitos. La salud, la vivienda, la educación, la alimentación, las pensiones (obsérvese que al pensionista no se le da nada, sino que se le devuelve lo que ya pago), el transporte, la energía y un largo etc. que no puede ni debe ser sometido a la especulación que reina en el mercado, a los designios caprichosos e interesados de un consejo de administración que persigue el beneficio empresarial en lugar de el beneficio social.
Digo todo esto a la sazón de la propuesta del PP de bajar en 2 puntos la aportación de los empresarios al sistema público de pensiones. No se conforman con los sueldos mileuristas y la precariedad laboral; quieren más, pues no buscan otra cosa que incrementar el campo de su negocio. La gestión de las pensiones siempre fue un objetivo tácito de la derecha y del sistema liberal. El negocio es tentador y poco garantista. Siempre cabe que ante una situación de crisis salga la administración pública y asuma las consecuencias, como se ha demostrado.
Por tanto, veo detrás de todo, el tumbar o desvirtuar el sistema de pensiones público, al igual que intentan hacer con la salud y la educación, para forzar al personal a abrirse planes de pensiones alternativos. Así matan dos pájaros de un tiro; pagan menos y dejan caer la Seguridad Social en el pozo de la incompetencia, que es el que les permitirá ofertar un sistema alternativo que les aporte dinero y ganancias.
Luego, al amparo de sus medios de comunicación, irán manipulando, desinformando y conformado opiniones que les sean favorables, esas posiciones que nos hacen más incautos, pasotas y serviles. Eso pretenden, desilusionar al votante de la izquierda para llevarlos a la abstención y ganar ellos. Saben que los idealistas de izquierdas nunca les votarán por lo que la única forma de neutralizarlos es dejarlos en casa, fuera de combate. A los mediocres, pendientes de su panza a corto plazo, los pueden ganar con el miedo al desastre y al caos. A sus idealistas de derecha los tienen bien cogidos y hagan lo que hagan serán comprendidos, perdonados y defendidos a capa y espada por ellos.
Ya sabemos como funciona esto de gestionar el voto, el marketing político y la engañifa amparada en las buenas ideas envueltas en papel de celofán. En el fondo está el modelo de funcionamiento que cada cual propone, dentro de un orden, y ese orden los establece la pasta del imperio reinante, del capital. Deja un margen pequeño para que juguemos y nos conformemos. Al menos, algo es algo…
Todo ello me lleva a recordar unos preciosos versos de un famoso poeta, que no sé de donde coño salió, pero que dicen así:
Camino de España
Camino de flores
Ca’mí no me engañas
Ca’mí no me jodes
Querido político, tú sigue hablando que yo iré valorando lo que dices, pero leeré entrelíneas, que es donde dices la verdad de lo que quieres hacer. No estoy contra ti y respeto el ejercicio de la política, el buen y honrado ejercicio, pero no soporto que me engañes o intentes hacerlo, eso va contra ti y contra el sistema, o sea, contra mí. Si quieres jugar a la política ponte a mi servicio, al servicio del ciudadano, y no pidas que nos pongamos nosotros al tuyo y te aproveches de tu posición para enriquecerte y servir al poderoso, el que te hará llegar el beneficio económico… O sea, no te vendas y me engañes.
8 comentaris:
Sí,es bueno que hable aunque todos sospechamos lo que cuece su mente.Y lo que tiene en mente es política rancia,protección del dinero,recortes de derechos en todos los ámbitos)
Si la sociedad civil no espabila y respalda con su voto las opciones políticas que dignifiquen la vida pública(también en todos sus sentidos)estaremos abocados a más retrocesos de derechos conquistados.
Abrazos
Lástima que no todos analicen como tu, Antonio.
Coincido con tu análisis, totalmente. Y el poeta tambien los tiene en este contexto.
El votante de derechas es acrítico, y por tanto el desgaste casi no le afecta. Se trata, por tanto, de desmotivar al contrario. Y las izquierdas deben hacer lo mismo: motivar a los suyos. Las elecciones siempre acaban decidiéndola unos pocos, depende de si se motivan o se quedan en casa. Un abrazo.
Muy razonable tu análisis, y muy verdadero. Estás invitado a pasar por mi blog cuando gustes.
Brillante exposición sobre la verdadera intención de la derecha hispana (y la no hispana).
Pero, entonces Antonio, la cuestión para los que, como tú señalas, no aceptamos estos argumentos como incontestables, es ¿qué hacer?
Parece que la izquierda ha quedado paralizada, amendrentada por la contraofensiva de los fanáticos del mercado.
¿Cómo explicar aque, ante esta situación, la intención de voto mejore al PP claramente?
Tendremos que analizar no sólo el terreno de juego, como haces de forma extraordinaria, sino como plantear el partido y perdona por la comparación y la extensión.
Un saludo.
Rajoy ha hablado, pogámonos a temblar.Petons.
Que hable, que hable, que así lo conocemos todos.
Un saludo.
Gracias a todos y todas amigos lobeznos. Me quedo con la propuesta de reflexión que hace Txema: ¿Qué hacer? Creo que merece una reflexión aparte.
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