Zeitgeist o el espíritu de los tiempos

>> 28/8/11



La palabra Zeitgeist, es una expresión que proviene del alemán “zeit”, que significa “tiempo” y de “geist”, que equivale a “espíritu”. Se refiere, específicamente al clima intelectual y cultural dominante de una época. Recabando en Internet, me apoyo en algunas definiciones y apreciaciones que encontré y que comparto en el siguiente párrafo.

En este sentido, “es un término que se refiere a los caracteres distintivos de las personas que se extienden en una o más generaciones posteriores que, a pesar de las diferencias de edad y el entorno socio-económico, una visión global prevalece para ese particular período de la progresión socio-cultural. Zeitgeist es la experiencia de un clima cultural dominante que define, particularmente en el pensamiento hegeliano, una era en la progresión dialéctica de una persona o el mundo entero. El espíritu de naciones individuales representa un segmento del Espíritu Mundial del que emerge un espíritu universal ilimitado”.

Ese espíritu, que lo forman las posiciones, idearios, creencias, voluntades, principios, actitudes y conductas que prevalecen en los sujetos de una sociedad, es el que conforma el conglomerado o la argamasa que sustenta el sistema social y su proyección de futuro. Por ende, el control y manejo del mismo es de gran valor para predecir y reconducir a las sociedades hacia los objetivos previstos.

Pero hay algunos otros aspectos que me gustaría resaltar. Bajo mi opinión, existe una escala de gradación que va desde el grupo de la familia, a la comunidad, la nación o el estado, hasta llegar a uno mayor, de componente mundial o universal, que abarca a todos los seres humanos. No es más que la aplicación de la teoría sistemática, donde el gran sistema lo forma el cosmos, el universo amplio, mientras que lo demás no deja de ser subsistema, en mayor o menor nivel, de otros sistemas superiores que lo entrelazan todo.

Si somos coherentes, deberíamos establecer prioridades para sostener y mantener el sistema superior, que es el que nos garantiza la supervivencia de los otros subsistemas que lo integran. Estos nos llevaría a identificar cuales son los intereses comunes que comparten los distintos subsistemas para hacerlo prevalecer sobre cualquier otro interés de grupo inferior. Pero la realidad es que hay un juego de poder, donde se procuran beneficios para el poderoso, sin considerar lo lesivo de sus actos para los otros grupos que forman los subsistemas.

En cierto sentido, nuestra sociedad y cultura se desarrolló desde esta miopía. Encapsulados en los principios, creencias e ideologías del grupo, se procuró bogar contra viento y marea hasta hacer prevalecer los intereses de grupo sobre los generales. No importa que el mundo se vaya a la mierda si yo saco beneficio y me salvo, aunque sea de momento y en esta generación. Claro, todo ello tiene relación con el acumulo de poder y la capacidad de decisión.

Hay algo que es una constante en nuestra cultura, como ya he comentado, el que cada grupo sostenga y mantenga la prevalencia de sus intereses sin considerar los generales, los de la sociedad, los de la humanidad en su conjunto. Han obviado los intereses transversales, o sea, aquellos que afectan al conjunto de la sociedad en sentido universal, para defender los de su aldea, perseverando en la línea egoísta y miope de su grupo. Ese ha sido el espíritu de los tiempos, el Zeitgeis, que se ha cultivado desde el poder clásico y tradicional de nuestra sociedad y estados. Lo curioso es que, sabedores, como decía antes, de la necesidad de controlar y dirigir el tránsito de ese espíritu de los tiempos, se ha ido imponiendo un sistema de comunicación, educación y manipulación de la gente para dominar y orientar ese proceso hacia los intereses del grupo dominante. Es decir, cultivar el Zeitgeist que le interesa al poder.

El peso de la masa popular es inmenso, por lo que es imprescindible buscar su adhesión mediante la creación de principios y valores que les convenza, por una u otra forma (de ello habría mucho que hablar) para dejar en manos de unos cuantos el poder de decisión. Para ello contamos con el proceso de socialización mediante el cual se establece un sistema de aprendizaje de los principios y valores que priman en esa sociedad, como qué es el bien y el mal, la moral, ética y conductas aceptables y reprobables o rechazables. Esta es una de la cuestiones que justifican la oposición de determinados grupos de poder, como la propia formación desde la religión, a aceptar un sistema de formación que incluya la Educación para la Ciudadanía calificándola de adoctrinamiento, mientras ellos la han practicado desde tiempos inmemoriales. Es por tanto, el miedo a perder las riendas y el control del Zeitgeist lo que les lleva a esta oposición.

Ahora se está librando uno de los combates más importantes de la historia. Un combate para establecer y gestionar un Zeitgeist que beneficie a cada grupo en litigio y/o a sus aliados, en contraposición a otra línea de concepción universal que aglomera todo lo que integra el sistema de vida del planeta. Hay grandes grupos identificados e identificables, como son las religiones, el capitalismo, los estados, las ideologías políticas, los propios políticos, etc… Todos ellos medran en beneficio de un sector, pero es poco habitual encontrar a grupos que objetiven el bien del ser humano en su globalidad, identificando los valores e intereses transversales que los unen. Más bien al contrario, manipulan, tergiversan y crean tendencias y opiniones para desligarnos de esa visión global. Para ello se visten de humanistas, defensores de derechos universales, de ONUs y demás, pero solo hay que ver como evolucionan los organismos internacionales para darse cuenta de que están al servicio del poder de las grandes potencias.

Por tanto ese es el gran reto, bajo mi modesta opinión. Crear un movimiento tendente a modificar ese espíritu de los tiempos para orientarnos hacia una gobernanza de interés mundial, donde prevalezca el desarrollo de las personas sobre las cosas, el ser sobre el tener, el espíritu sobre la materia, puesto que la materia es un instrumento para facilitar el desarrollo del espíritu, o intelecto, que se sustenta en parámetros vitales de la vida animal como continente. El cuerpo es soporte de la actividad intelectual y para ello deben estar cubiertas sus necesidades básicas, de lo contrario su actividad primordial sería procurar el sustento para evitar la muerte, en detrimento del desarrollo intelectual. De eso saben muchos los que controlan los recursos para hacer posible la nutrición, pues si el sujeto se ha de dedicar a conseguir el sustento con dificultad, evitamos que su actividad se oriente al desarrollo de sus potencialidades como ser humano en evolución, dejándolos recudidos, de esta forma, a meros instrumentos de nuestros intereses como grupo dominante.

Visto está que tenemos un sistema obsoleto. Que nuestros partidos políticos, nuestra democracia y los grupos de poder, a los que aludí anteriormente, no saben, pueden o quieren cambiar las cosas. Habrá que reconsiderar el papel de las religiones, de los estados, de los partidos políticos, de los propios políticos, del capitalismo, de la democracia, del sistema en sí mismo, hasta llevarlo a garantizar la cobertura de las necesidades básicas mínimas para la subsistencia del ser humano en todos y cada uno de los lugares de la tierra, solo por el hecho de vivir se tiene derecho a comer y disfrutar de lo que la tierra genera como madre nutriente.

Por tanto, el ser humano, por definición, está en un proceso evolutivo, en una revolución continua, que le hace crecer y desarrollarse, para lo que necesita incluir, en ese espíritu de los tiempos, el concepto de cambio continuado para adaptarse al incremento del conocimiento y al desarrollo tecnológico, con objeto de hacerlo más grande y más sabio.

Os propongo la creación de un Zeitgeist donde prevalezca y se garantice, como macro objetivo el alimento, la vivienda digna y cubrir todas las necesidades básicas de la ciudadanía, para darle a cada cual la oportunidad de ejercer su propio desarrollo intelectual. Potenciar un espíritu sustentado en la idea del ser humano, en su conjunto universal, como elemento central de la preocupación del sistema. Se ha de entender que el desarrollo no es tal si no es sostenido y sostenible, inmerso en un contexto que considere la naturaleza, el planeta y las especies que lo puebla; que el progreso no es tener más, sino ser más como sujeto humano, intelectual, pensante... Y por qué no, clarificar los conceptos de maldad y bondad, revertir el concepto de propiedad hasta dejarlo en aquello que cada cual sea capaz de producir desde sus propios medios sin sustraer el producto de los demás, y un etc. digno de debate, que dejo abierto…

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AMY

>> 7/8/11

La vida me parece un plató de televisión.

Hace poco vi una fotografía de una cueva muy profunda. Pertenecía, creo, que a National Geographic pero no puedo confirmarlo. Sí sé que era la foto de una cueva auténtica, nunca hasta ese momento fotografiada. Se veía una enorme sala interrumpida por columnas de roca, decorada con estalactitas y con un enorme lago al fondo, perdiéndose en el infinito oscuro. A mí se me antojó falsa. Se me antojó un decorado, un plató televisivo. Las rocas me parecieron de cartón piedra, las estalactitas prefabricadas con algún tipo de gel sintético, las pequeñas piedrecitas negruzcas del suelo, porexpán oscurecido, y así todo ello un mejunje de resinas, polietilenos y policloruros. Si me fijaba bien en la foto, auténtica aunque yo no lo sabía, hasta era capaz de verle las costuras al decorado. Acabó por parecerme un recuerdo de la subasta del Un, dos, tres.

Cuando supe que no, que aquello era verdadero, pensé que mientras algunas cosas educan nuestro gusto y nuestra sensibilidad, otras (pienso en la tele, en los medios) consiguen justo lo contrario. Convertirnos en unos descreídos y hacer que lo que es único se convierta en icono del mundo pop. No nos extrañe: desde que una lata de sopa se convirtió en arte, ya todo es posible en este mundo loco.

Recuerdo, al hilo de lo que digo, la polémica que aún colea respecto a si el hombre llegó o no llegó realmente a la luna. Me llegan ocasionales mails tratando de demostrar que fue una burda mentira, un decorado también. Banderas que ondean sin viento, extrañas marcas en el suelo de cartón, cámaras de tele reflejadas en el casco de los astronautas. Todos sabemos a qué me refiero. Pero lo peor de todo, seguramente lo más triste, es que si el hombre llegó a la luna, la luna verdadera nos parece casi una mala escenografía. Y si el hombre finalmente no llegó, la luna verdadera será, con certeza, un calco de la luna falsa que nos presentaron.

Es por eso que, en este mundo de la imagen, se nos hace cada vez más necesario convertirnos en caminantes, en paseantes, en flaneurs , no porque lo que vayamos a conocer pueda suponer una sorpresa, sino porque solamente viéndolo con nuestros propios ojos, sin cámaras y sin mediaciones, podemos descubrir en el mundo un atisbo de emoción que de otra forma ya no existe. La autenticidad, más que nunca, pasa por la mirada directa, intransferible, personal. La otra, la mediatizada, está definitivamente prostituida.
Esto no afecta solamente a las imágenes. También afecta a lo que creemos y lo que no. A la verdad de lo que nos cuentan. (Sí, ya sé, muchos insisten en que la verdad no existe, en todos esos discursos de la verdad relativa. De esta manera pueden continuar falseando verdades, manipulándolas, convirtiéndolas en material fungible.)

La muerte de Amy Winhouse me pilló de sorpresa, y ahora contaré la razón. No sentía ni simpatía ni antipatía por la muchacha. Su música no me dice nada, ni tampoco su voz. Respeto su trabajo y respeto a quienes dicen que era buena. Pero no quiero hablar de su arte. Quiero hablar de su imagen. Porque nunca me la creí. Siempre pensé que Amy era un producto. Un producto de marketing tan estudiado como los lipdubs que hacían Milli Vanilli (¿alguien recuerda a esos dos negritos que hacían play back y se hicieron tan famosos?). Algo tan falso como las proclamas a favor de la virginidad que hacía esa tonta insoportable que se llama Britney nosequé.

Siempre pensé que Amy era un producto. Que seguramente fumaba porros y se metía alguna raya, pero que exageraba ese malditismo. Había que parecerse a todos los muertos, a Kurt, a Janis, a Elvis. Había que mentir, exagerar, para convertirse en producto y poder vender. Pero tenía que haberme dado cuenta de que esta historia, por lo menos ésta, no era una invención.

Debería haberlo sospechado cuando comencé a ver a Amy acompañada de su padre en una buena cantidad de fotos. Una roquera no es una folclórica. Tanto padre debería haberme hecho sospechar. Porque Mitch, el padre, aparecía en muchas de esas fotos acompañando a su hija, llevándole la bolsa en alguno de los ingresos de la joven, agarrándola de la mano para sortear los insoportables fotógrafos, protegiéndola en suma. Sí, tanto padre en tanta foto debería haberme hecho saber que ahí había un padre ocupándose de su hija verdaderamente enferma.

La tele me ha vuelto un desconfiado. Pero a pesar de tanta impostura la vida sigue su curso, con sus triunfos y sus miserias.

(Para esta entrada estival de Grito, que más que grito es un susurro seguramente sin mucho sentido, he preferido no centrarme en indignados ni en asuntos políticos, sino descender al terreno de las pequeñas certezas familiares y afectivas que generalmente suelen tener mayor grandeza. Acabad de disfrutar el agosto.)

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Democracia/-s

>> 31/7/11

Foto tomada de Internet
La verdad ha sido siempre algo difícil de encontrar, de nombrar. Durante siglos, pensadores de distinta índole se han afanado en buscarla, en intentar descubrir sus procedimientos, a delimitar algunos de los intersticios por los que podría llegar a filtrarse. Todos la quieren para sí, por lo que se intuye que debe ser algo demasiado importante para que caiga en cualquier mano. De lo cual podría deducirse que aquél que posea la verdad tendrá el poder. Aunque, ¿y si sucediera a la inversa? ¿Y si aquel que ostenta el cetro de poder se encargara de poseer, o aún más, de producir la verdad?

Otro tanto similar ocurre con otro concepto: lo real. Filósofos y artistas se han preguntado a lo largo del tiempo acerca de la procedencia de lo real; dónde reside, dónde se encuentra. Y siempre ha sido difícil nombrarlo con certeza, determinar su verdad. ¿Será que la verdad y lo real caminan juntos de la mano?¿O será, sin embargo, que alguien se esfuerza en separar la verdad de lo real?

Ambas problemáticas, o la problemática en sí, hacen que nos cuestionemos nuestro lugar en el mundo como individuos en tanto que seres humanos pertenecientes a un código más o menos común denominado sociedad. Pero parece ser que el concepto de sociedad también está empezando a entrar en crisis, al igual que el concepto que durante largo tiempo nos ha mantenido sujetos a algo que parecía una verdad real, mediante otro concepto más o menos político denominado democracia. Teniendo en cuenta que la verdad y lo real han sido durante aquello que conocemos como historia del pensamiento occidental conceptos frágiles de significado relativo, parece ser que ha llegado el momento de cuestionarnos como sociedad democrática. Esta pregunta y no sus posibles respuestas es precisamente aquello que nos sitúa frente a la posible verdad acerca de la cual en el presente continuo en el que nos encontramos podemos decir que estamos en crisis. Es decir que aquellos conceptos que creíamos perfectamente asentados se encuentran en un proceso de cambio y por tanto en un estado transitorio hacia otros posibles significados y denominaciones de la realidad.

Si extrapolamos al marco actual toda esta serie de conceptos cuestionados, veremos que toda nuestra verdad anterior, o más bien, aquella verdad que pensábamos tan bien asentada se tambalea de tal forma que nos es difícil mantenernos en equilibrio entre tanto suspenso. Y es que, ¿qué ha ocurrido para que una sociedad clame a voz en grito “democracia real ya”? ¿Es posible requerir a diferentes gobiernos de diferentes países bajo este eslogan igualitario? ¿Ha sido igual la democracia francesa que la española, o que la griega, o la italiana, o la inglesa de la alemana? Si no sabemos qué es lo real, ¿sabemos qué es la democracia? ¿Cuál es su definición? ¿A partir de qué punto histórico democrático y de qué país podemos hablar de democracia? ¿Cuál sería nuestro modelo? Parece ser que lo único que tenemos claro es la capacidad de urgencia para presentar este reclamo, ya, ahora, tal es la característica que define a los individuos del siglo XXI.

En España hace 35 años de la instauración de la democracia, ¿ha sido irreal durante todo este tiempo? En Francia, fue la Revolución Francesa en 1789 la encargada de convertir al pueblo en ciudadanos, ¿ha sido irreal también? ¿Qué ocurre con Inglaterra después de siglos de cuna democrática? ¿Y con Alemania e Italia que recuperaron sus democracias con el fin de la II Guerra Mundial en 1945? ¿Y con países como la República Checa o Eslovenia que no se convirtieron en regímenes democráticos hasta la caída del muro de Berlín tras 1989? ¿Es posible, entonces, cuestionar la democracia de modo igualitario e idéntico en todo el conjunto de la Unión Europea? ¿A qué y a cuántos problemas nos enfrentamos? ¿Es democracia lo que debemos reclamar? O por el contrario ¿somos una pandilla de hipócritas que hemos permanecido durante tanto tiempo callados, y no hemos quebrado nuestro silencio democrático hasta que el bienestar económico ha empezado a quebrarse?

Fuere como fuere no puedo llegar a conclusiones aquí y ahora, ya. El problema es complejo y no requiere de urgencias para ser resuelto; la urgencia, a saber, es para actuar sobre aquello que podemos considerar como certeza, que no necesita de cuestionamientos previos. Sin embargo, creo que cada ciudadano de cada país de la Unión debería cuestionarse si es lícito pretender cambiar un sistema (aparentemente democrático) por otro sistema igual (democrático real), es decir si lo que se pretende es pedir un cambio para que todo siga igual.

Sólo una pregunta más, ¿fue socialismo aquello que se dio en denominar “socialismo real”?

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Salir de la crisis

>> 24/7/11


Supongo que ya ha pasado el tiempo para alertar de la gravedad, no solo de esta crisis que vivimos, sino de la que se avecina. Ya la estamos viviendo. La crisis del euro amenaza desestabilizar Europa mientras en EE UU el presidente Obama intenta por todos los medios evitar la bancarrota. Quedan todavía optimistas patológicos, como el mismo presidente de este país o quienes piensan que Dios nos salvará.
Pero plantear propuestas para salir de la crisis exige un diagnóstico correcto para encontrar alguna salida posible.

¿Crisis económica o crisis de modelo económico?
Cada día resulta mas difícil de mantener que esta es una crisis como otras a las que nos ha sometido el capitalismo. El capital, ese supuesto mapa de la riqueza, se ha topado con los límites del planeta y a eso no puede ponerse solución.
No es extraño que nos encontremos ante una crisis financiera global y definitiva, al fin y al cabo, la financiación es un juego económico que se basa en la especulación con el futuro, y en ese futuro ya no hay crecimiento económico. No puede haberlo, al menos a nivel global.
La crisis energética es la mas inminente, pero no es en absoluto la única. Cambio climático, crisis de biodiversidad, oil crash, agotamiento de recursos, superpoblación...
O acabamos con nuestro modelo económico, o nuestro modelo económico acabará con nosotros. Es así de sencillo y de contundente.

Solidaridad y democracia o el fin del contrato social.
Ahora nos sabemos gobernados por los mercados, esa democracia para ricos que siempre estuvo por encima de las urnas. Mientras nuestros gobernantes se pliegan a los dictados de tres agencias privadas de rating, parece que los ciudadanos debiéramos dar a los mercados la dirección política que deseen y con la que poder restaurar su voluble e insaciable confianza. La gente se va quedando sin trabajo, sin casa y finalmente en la indigencia. Es entonces cuando empezamos a oír hablar del imperio de la ley y la justicia se convierte en una palabra subversiva. La gente pierde sus derechos fundamentales mientras que el estado se muestra inflexible en la exigencia del cumplimiento de sus obligaciones. Pero cuando se impone ley sin justicia, se puede acabar reclamando justicia al margen de la ley.
No son las democracias quienes deben rendir cuentas ante los mercados, sino los mercados a las democracias. El pueblo no debería temer a sus gobernantes, los gobernantes deberían temer al pueblo.

Indignación o fascismo
Mientras en Madrid los indignados iban llegando a Sol después de largas marchas a pie, a pesar del calor sofocante del mes de Julio, Noruega se estremecía con el atentado fascista que ha costado la vida al menos a 92 personas, la mayor parte adolescentes que participaban en un campamento organizado por el partido laborista Noruego. Del discurso racista e intolerante al discurso asesino no hay mas que un paso. Del discurso asesino a la guerra y el genocidio solo media el acceso al poder.
Si luchamos podemos perder, pero si no luchamos estamos perdidos. Es una de las frases que se repite en las acampadas de indignados. El fascismo no es un fantasma del pasado, está en la persecución del juez Garzón, está en nuestras instituciones judiciales, en el nacional-catolicismo español. Para que el mal avance basta con que la gente buena no haga nada.

Cambiar de sistema
Puede que perderlo todo sea una forma poco recomendable de comprender lo que es realmente importante. Salir de la crisis puede ser tan fácil como decir adiós a este juego de Monopoly, romper las fichas justo en el momento en el que alguien dice que estamos a su merced. Las protestas del movimiento de indignados abren la puerta a una esperanza que se abre paso en todo el mundo. Existen modelos económicos compatibles con el decrecimiento u otros modelos estacionarios que no exijan el crecimiento infinito.
La Plaza del Sol está llena de nuevo. Quizá sería bueno volver a recordar los versos de Machado. Caminante no hay caminos, se hace camino al andar.

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Deuda odiosa, parasitismos y otras consideraciones.

>> 11/7/11

Vueltas que da la vida: el concepto de "deuda odiosa" lo acuñaron los gringos que tan provechosamente la usaron a posteriori. Recurriendo a la socorrida Wikipedia nos explican el concepto:


Deuda odiosa

Artículo principal: Deuda odiosa
Existe también el concepto de Deuda odiosa, aplicado por primera vez en 1898 para establecer como ilegítima la deuda que Filipinas tenía con España, una vez que España había sido derrotada y perdido su colonia frente a Estados Unidos.
La doctrina de deuda odiosa significa que un pueblo no es responsable de la deuda en que hayan incurrido gobernantes impuestos por la fuerza. Esta doctrina está presente en la discusión de la deuda externa de algunos estados donde la deuda externa ha sido engrosada por dictaduras y gobiernos no representativos, con fines de enriquecimiento personal o corporativo o para la represión social y política. Tal es el caso en la República Argentina.
En 1927Alexander Sack, profesor de derecho internacional, definía en estos términos la deuda execrable:


Si un poder despótico incurre en una deuda no por las necesidades o los intereses del Estado sino para otorgar mayor fuerza a su régimen despótico, para reprimir a la población que se le enfrenta, etc., esta deuda es odiosa para la población de todo ese país.4
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Nos insisten estos días los medios de comunicación libeggales de la tremenda deuda contraída por Grecia que deberán pagar los griegos, sus hijos y vaya usted a saber hasta cuántas generaciones. No me voy a molestar en copiapegar, cualquiera que busque hallará: que si habían 600 profesiones consideradas de riesgo que se jubilaban a los 50 años, como peluquera o camarero; que si 36 jardineros estaban en nómina para llevar un jardín de 4 metros cuadrados; que si el despilfarro y tal y cual...
Si mirásemos las cuentas griegas seguro nos saldría que sí, que deben dinero.

Tengo un amigo que acaba de salir de concejal de un pequeño pueblo de 800 habitantes. La manchita roja de IU, rodeada de la marea azul pepera en el mapa, parece el pueblo de Astérix. Se estrena de concejal y me comentaba el otro día sus primeras impresiones:
- Joder, macho, dónde me he metido, no hay ni un puto duro...
Y acto seguido me comenta que la alcaldesa ha dado no sé cuánto dinero a la asociación de jubilados y no sé cuánto más a la de amas de casa, dinero que se gastan en comilonas. Tal cual.
- ¿Y de dónde sacáis el dinero para esos gastos tontos?- le pregunto. Y me contesta que están endeudados hasta las cejas. Endeudados y pagando gilipolleces para comprar votos. Puro caciquismo decimonónico, nada ha cambiado mucho. Me la sopla que sea IU en este caso; es táctica corriente, moneda de uso aplicable en todos los pueblos y en todos los partidos. Si esto pasa en un pueblo de 800 habitantes, ¿qué estará pasando en las grandes ciudades? ¿Qué se deberá allí?

Le comentaba el otro día a Ataúlfa de la costumbre que se usaba en haciendas de Iberoamérica para tener a los indígenas siempre endeudados. El indio esclavo (legalmente libre, tócate los cojones) tenía que comprar todo su sustento al cacique a precios abusivos. Pero no contento con ello el patrón daba crédito indefinido para que bebiesen un brebaje -supongo que infecto, no lo he probado- llamado "pulque". Resultado previsible: el indio todo el día currando como un cabrón, al llegar la noche su válvula de escape es soplar pulque hasta caer de culo, a crédito. Resultado previsible: el indio siempre debe al patrón.

Leía también el otro día que Islandia ha sacado sus propias cuentas y dice que quizás paguen el 30% de lo que se le exige, que el resto es puro globo hinchado. Y leí que el nuevo Gobierno de Ecuador está en la misma linea: se le está reclamando una deuda inflada que no piensan pagar.

¿Dónde quiero ir a parar con todo esto?: somos indios a los que han vendido necesarias viviendas - para vivir, claro- a precios abusivos, mientras nos daban crédito indefinido para que nos emborrachásemos de consumismo, nuestros gobiernos se han endeudado hasta las cejas, "deuda odiosa" pura y dura, para enriquecerse con comisiones al tiempo que creaban circo que distrajese al populacho y comprase votos. Ahora vienen los señores inversionistas y dicen que la fiesta acabó y que tenemos que pagar  a escote el pulque consumido.

No deberíamos pagar la deuda, nadie debería hacerlo. Si el que presta arriesga, puede perder.
Eso por un lado. Y por el otro: dejemos de hacer el indio. Dejemos de emborracharnos con mierdecitas consumistas que no necesitamos, cambiemos la forma de vida.

Sé que no se va a hacer, que seguramente nos esclavizarán por la deuda odiosa. Y que seguiremos haciendo el indio. En conjunto, nos mereceremos lo que nos pase.
No, lo siento, no veo margen para la esperanza. Mejor me refugio en el cinismo.

Que paséis buen verano los norteños y buen invierno los sureños.


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Tensiones

>> 3/7/11


En una entrada anterior de Grito, había abordado la cuestión de género, a partir de la discriminación operada y desplegada por un importante sector social (acompañado por los inefables medios de comunicación concentrados) hacia la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Un comentarista aportaba con tino, que en realidad la cuestión de género sería  algo menor, considerando que las políticas llevadas a cabo por los dos gobiernos K (como se los menciona despectivamente), han ofuscado a las corporaciones, o lo que la Presidenta llamó alguna vez “los poderes sutiles”.
Ciertos intelectuales y periodistas, que más que nunca, han encontrado ubicación en la derecha nacional, como también sectores de la histórica izquierda, afirman que la presunta “provocación” que encarna el gobierno frente a dichos poderes, es una mera cuestión discursiva, y sin embargo, varían su mirada y juzgamiento, según sea el tema que se trate. Mientras la derecha más recalcitrante asegura que se trata de un gobierno de “montoneros” (subversivos utópicos setentistas) la izquierda afirma que se trata de la continuación del “liberalismo”.
Es evidente, a esta altura, después de ocho años de gobiernos K, que no se trata, ni de lo uno ni de lo otro, y que los intereses que ha tocado el gobierno, no pueden atribuirse a una mera cuestión discursiva.
Es evidente también, que las peores agresiones provienen de la derecha y que la izquierda, al tener que evaluar las políticas llevadas adelante, siente una extraña incomodidad, como que alguien, un “forastero” ha usurpado su casa, o sus utopías. Así lo decía un viejo afiliado al socialismo en un programa de televisión: “el problema del socialismo es que nadie puede ponerse a la izquierda de este gobierno”.
Ciertamente, la discusión izquierda/derecha se torna abstracta cuando decidir el bienestar de la gente y un mejor estado de las cosas se trata. Por otra parte, tanto en la Unión Cívica Radical como en el Peronismo, los dos partidos tradicionales, conviven sectores de izquierda y conservadores de derecha, un tema tratado con claridad en el último número de Le Monde Diplomatique por José Natanson en su nota “Bipartidismo bilingüe”. Por lo cual es injusto hablar de la condición heterogénea del peronismo sin aludir, a la innata condición de la política argentina.
Como decía, las agresiones se multiplican en tanto y en cuanto, las políticas del gobierno afectan intereses ajenos al estado. Intereses privados, corporativos, monopólicos.
Luego de la muerte de Néstor Kirchner, el 27 de octubre pasado, parecía que el “efecto culpa” había hecho mella en ciertos sectores sociales que, vituperando salvajemente el nombre de los Kirchner, sin embargo disfrutaban de un bienestar económico difícil de encontrar a lo largo de la historia argentina.
Sin embargo, al anunciar la presidenta que se presentaría como candidata para un nuevo período, políticos opositores, periodistas y sectores sociales medios, parecerían haber sido tocados en su fibra más intima y redoblaron su apuesta de violencia verbal.
Sin duda, estos sectores responden a y por esos intereses privados. Es necesario recordar rápidamente algunas de las políticas que los han afectado.

- Juicios a los Represores de la Dictadura Militar. En este sentido, la Dictadura ha sido sumamente benevolente con los mismos otorgando prerrogativas a empresas, y muy especialmente al monopolio mediático Clarín, beneficiado de manera espuria con la empresa del papel, Papel Prensa S.A, manejando a su antojo dicho material esencial para los diarios de todo el país. Ni que decir de la presunta adopción irregular de dos niños por parte de la dueña del multimedio, cuestión que también se trata en la justicia desde hace una decena de años.

- Matrimonio Igualitario. Tanto la iglesia católica como las evangélicas, alineadas a los sectores más conservadores han hecho lobby para que dicha ley no fuera votada ni promulgada. La violencia verbal, no sólo contra comunidades homosexuales o lesbianas, sino también contra el gobierno y diputados individualizados, se hizo notar durante su tratamiento.

- Ley de Medios Audiovisuales. El ya nombrado Grupo Clarín encabezó el ataque contra dicha Ley, que derogaba la vieja Ley de la Dictadura, arguyendo que se trataba de una Ley que “cercenaba” derechos y que estaba encuadrada en una guerra particular entre Gobierno Vs. Clarín. Amparándose en haber recibido “favores” del primer gobierno K, los medios que responden a Clarín no tuvieron empacho en afirmar que “ahora nos atacan porque los criticamos”.

- Fútbol para Todos. El gobierno toma a su cargo la transmisión del Torneo de Fútbol local, afectando años de negocios del mismo grupo, que esquilmaron a los Clubes, y al fútbol mismo.

- Ley 125 de Retenciones a la exportación. Sin duda esta fue la batalla más dura del gobierno, ya que todos los sectores conservadores, y algunos de la izquierda extrema, se alinearon detrás de las entidades agropecuarias. Sólo el paso del tiempo permitió advertir que la derrota del gobierno favoreció a los grandes exportadores, marginando a los pequeños agricultores.

- Relaciones con el FMI. La oposición y el periodismo afirman que “la Argentina está fuera del mundo”, precisamente porque no necesita pedirle “prestado” al Fondo. Parece que los años de sumisión, si nos mostraban un país dentro del “mundo”.

Hay otros tantos intentos del gobierno por tocar intereses egoístas. A veces, el debate político no encuentra terreno fértil, y dichos ensayos mueren en eso. Pero hay que decir que el logro central de este gobierno, es quizá, el haber instalado, precisamente, la discusión política. Algo que molesta soberanamente a aquellos que como política exhiben el discurso de la “anti política”.
No debatir política implica, sin duda, que cada uno se rasque para adentro. Implica una competencia encarnizada y ciega, donde los que tienen poder cada vez lo tienen más y los que no, simplemente, aceptan los mandatos del poderoso.     

Imagen: Web

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OFICIS QUE TORNEN

>> 27/6/11

Què fas quan no tens feina i se t'acaba la prestació per atur? Hi ha persones que opten per delinquir d'altres rebusquen als contenidors d'escombraries i alguns han tornat al camp per tal d'espigar.
L'ofici no és nou, a l'antic Testament podem llegir la història de Ruth que, en quedar-se vídua i junt amb la seva sogra Noemí, van darrere els segadors per recollir les espigues que es deixen. Segons la llei de Moisès els pagesos tenien prohibit resseguir els camps ja que allò que hi quedava havia de ser per les vídues i els orfes.
No fa gaires dies al TN vaig veure com una munió d'homes i criatures anaven a cercar les patates oblidades al solc per a recollir-les i guanyar-se uns cèntims per tal d'anar passant. Que dia passa, any empeny.
Em va cridar l'atenció perquè la meva mare durant la postguerra i quan no hi havia feina s'hi dedicava: espigava blat per poder tenir pa, olives, ametlles i panís.
A Lleida el clima és molt dur. Dubto que els urbanitas puguin fer-se a la idea de com són els hiverns. Es llevaven molt d'hora per a ser al tros a punta de dia. S'enduien un bocí de pa amb alguna cosa, arengada gairebé sempre i es posaven a la feina: resseguir els camps collits i plegar les olives que s'havien quedat oblidades entre el fullam ple de gebre, si hi havia boira la cosa es complicava.
A l'estiu anaven a cercar espigues de blat i d'ordi que havien quedat a terra o als marges: el blat per al consum humà i l'ordi i el panís per l'aviram.
Les ametlles se les venien. De vegades tenien sort i arreplegaven molt i d'altres després de estar tot el dia al defora tornaven a casa gairebé de buit. I l'endemà sant tornem-hi. La càrrega la portaven al cap en un cabàs o en un feix.
A la mare la recordo amb grossos feixos d'herba a sobre el cap, per tal de donar menjar als conills.
El pare era una mena de proscrit, a l'any 46 havia sortit de la presó a més va quedar molt malferit a la guerra i segons quines feines no podia fer-les perquè anava molt coix. Al principi portava una espardenya i una sabata pel peu ferit, després ja es feia fer les dues sabates a un artesà que tenia un obrador en un carreret que donava a Fernando, a Lleida. Feia hort i a l'estiu treballava de vigilant de l'aigua. A l'Octubre s'acabava la campanya de reg i aquells mesos feia allò que podia: conreava la poca terra que li havien deixat els seus pares i tenia un hort que encantava. Vivíem amb l'àvia que llavors cobrava la vellesa que deia ella, unes 300 pessetes a l'any 63 quan es va morir. La padrina no tenia seguretat social i durant el temps que va ser al llit apagant-se com una candela els pares havien de comprar els seus medicaments.
Mentre la mare va ser soltera les dames del rober parroquial o de Càrites que diríem ara li solien portar quelcom a les festes nadalenques fins que van deixar de fer-ho quan totes mudades van venir a casa per dir-li que com que el seu gendre era un roig i massó i la seva filla no anava a missa els diumenges no li podien donar res. La mare les va sentir i les va fer fora de casa tot dient-los-hi que mentre elles es donaven cops al pit ella havia vingut de trencar el gel per espigar quatre olives, el pare va dir que si les tornava a veure per allí els hi fotria una empenta que se n'anirien a parar a la bassa.
També recordo l'estol de pobres que demanaven almoina i sabien el camí de casa nostra perquè tant la mare com el pare practicaven la Solidaritat amb majúscula. A mi em feien baixar la meitat de les patates, mitja barra de pa o un tall de cansalada per aquells pobres homes desterrats, ex presidiaris que s'estimaven més demanar caritat que treballar al Pont de Suert gairebé en règim d'esclavatge.
Temps de silenci, gris i aclaparador. Temps de pobresa que ara torna com les orenetes del poema per obra i gràcia de quatre espavilats que han aconseguit socialitzar les pèrdues i privatitzar els guanys. Sort que ara vivim en democràcia, si no, no sé pas com ho aguantaríem. I és que això de poder escollir als qui ens han portat fins al peu de l'esbalç és un gran què. 
(La traducción mañana)



Traducción
¿Qué hacer cuando no tienes trabajo y se termina el subsidio de paro? Los hay que optan por delinquir, otros rebuscan en la basura y algunos regresan al campo para espigar.
Éste es un viejo oficio, en el Antiguo Testamento leemos la historia de Ruth y su suegra Noemí que iban detrás de los segadores para recoger las espigas olvidadas. La ley de Moisés prohibía reseguir los campos porque los frutos olvidados debían ser para viudas y huérfanos.
Hace pocos día vi por televisión como muchas personas rebuscaban patatas en los surcos para venderlas y ganar unas perras.
Me llamó la atención porque mi madre, cuando no había trabajo, durante la posguerra hacía lo mismo. Espigaba aceitunas, trigo, almendras o maíz.
En Lleida el clima es muy duro. Dudo que los urbanitas puedan hacerse a la idea de cómo son los inviernos. Se levantaban muy temprano para estar en el campo al alba. Se llevaban un trozo de pan con cualquier cosa y se ponían a trabajar: rebuscar en los campos cosechados. Si era invierno y había niebla la cosa se complicaba.
En verano eran las espigas de cereal olvidadas en los surcos o en los márgenes. En ocasiones tenían suerte y regresaban con provisiones, en otras volvían casi de vacío. Y a la mañana siguiente vuelta a empezar. La carga la acarreaban ellos mismos sobre la cabeza en un capazo o en un haz.
En ocasiones recogían hierba para alimentar a los conejos.
Mi padre era una especie de proscrito, ex presidiario, herido de guerra que trabajaba durante el verano y que en invierno hacía lo que podía con su cojera.
La abuela vivía con nosotros, cobraba la vejez, decía ella, unas 300 pesetas en el año 63 cuando murió. No tenía cartilla de la S.S. y mis padres tuvieron que comprar sus medicinas durante el año en que permaneció en cama apagándose como una vela.
Mientras mi madre estuvo soltera, las damas de acción católica le solían ofrecer sus dádivas en Navidades. Después fueron a verla para decirle que no iban a favorecerla más ya que su hija no iba a misa y su yerno era un rojo y un masón.
Mi padres las echaron de casa, mamá les dijo que mientras ellas se daban golpecitos en el pecho ella rompía el hielo para recoger cuatro aceitunas. Mi padre fue más expeditivo, dijo que si volvía a verlas por allí de un empujón las mandaría hasta la balsa.
Recuerdo las bandadas de mendigos que conocían bien la puerta de nuestra casa porque mis padres practicaban la Solidaridad con mayúscula. A mi me encargaban bajarles la mitad de las patatas de la cesta, la media barra de pan o el trozo de tocino. Eran hombres jóvenes desterrados, ex presidiarios que preferían pedir limosna antes que trabajar en el Pont de Suert en régimen casi de esclavitud.
Tiempos de silencios, grises y agobiantes. Tiempos de pobreza que ahora vuelven como las golondrinas del poema por obra y gracia de cuatro listos que han conseguido socializar sus pérdidas y privatizar sus ganancias. Menos mal que ahora vivimos en democracia, si no, no se cómo podríamos aguantarlo. Eso de poder elegir a los que nos han llevado hasta el borde del abismo ha sido un gran avance.

PS/ Pido disculpas a los castellanoparlantes que no hayan entendido nada del post. Ha sido porque cuando un escrito sale de las tripas lo hace en la lengua materna, no por otra cosa.

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